Ilustración: Alejandro Cañer
Cuando cuatro naves de la Flota Norte de Rusia penetraron en la bahía de La Habana el pasado 12 de junio, la tensión en las redes sociales llegó a un punto crítico. ¿Qué hacían un submarino de propulsión nuclear y una fragata con misiles hipersónicos bordeando peligrosamente las costas de Florida para llegar a la Isla? Los rumores, como era de esperar, se dispararon.
Los colaboradores de 14ymedio y YucaByte en Cuba recolectaron múltiples datos sobre la flotilla rusa y el objetivo de su travesía. No pocos usuarios especularon que el Kremlin pretendía “asustar” a Washington, que poco antes había realizado movimientos navales en el mar Báltico. En efecto, según confirmó tras la visita la prensa oficialista rusa, Moscú pretendía –y logró– caldear el ambiente.
Al salir de Cuba, el destacamento puso proa al puerto venezolano de La Guaira. La estela de rumores que dejaba se centró en torno al apoyo simbólico de Vladímir Putin a dos de sus regímenes aliados en la región. Con la jugada naval, Rusia no solo mandaba un mensaje, sino también –afirmaron los usuarios– tropas y recursos militares.
Unos 500 efectivos rusos de élite –conocidos como Spetsnaz– conforman, supuestamente, el comando de apoyo al régimen de Nicolás Maduro ante unas elecciones presidenciales cuya crispación va en aumento y en las que no es el candidato más popular. Los rumores también esparcieron la hipótesis de que los soldados habían viajado desde Cuba, si bien nadie teorizó sobre su llegada a la Isla. Lo que sí se dijo fue que, tanto la flotilla como la tropa habían arribado al país como medida profiláctica ante un posible alzamiento popular, desatado por la crisis energética y el desabastecimiento.
La situación de la Isla no ha mejorado y sigue siendo el detonante principal de los rumores. Una imagen fue memorable: la de varios adolescentes armados en plena calle con machetes. La sangrienta riña en la Finca de los Monos –reportada por la prensa independiente y tardíamente por la oficial– fue, sin duda, el acontecimiento violento que más información género este mes.
En los acontecimientos muchos vieron un clímax de la violencia que lleva meses marcando la vida social cubana. Otra pelea, en las calles de Santiago de Cuba, dejó un muerto y dos heridos graves. La prensa oficial no reportó el hecho, pero anunció que los paladares y demás negocios particulares emplazados en la zona de la riña serían cerrados durante algunos días.
Otro suceso –el supuesto hallazgo de una fosa común en Santiago de Cuba– también fue rumor, dado que se especula que muchos desaparecidos en la ciudad podrían estar enterrados allí. El Ministerio del Interior –y los perfiles de Facebook anónimos que le son afines– solo reportan, esporádicamente, casos de robo resueltos por la Policía.
La posible vinculación de Raúl Guillermo Rodríguez Castro, El Cangrejo, nieto y guardaespaldas de Raúl Castro, con Frank Cuspinera, dueño de Diplomarket, fue otro de los temas más comentados durante el mes. Cuspinera, al frente del llamado “Costco cubano”, y su esposa Camila fueron detenidos el pasado 20 de junio en La Habana, en lo que varios usuarios interpretaron como una medida de Rodríguez Castro contra su presunto testaferro.
“Parece que El Cangrejo, nieto del dictador Raúl Castro, ya no necesita de su testaferro miamense Frank Cuspinera Medina”, fue uno de los rumores que más circularon tras el cierre de Diplomarket. Según otros usuarios, algunos mipymeros demasiado poderosos y cercanos al régimen también están en la mira de la cúpula.
Como cada mes, fueron recurrentes los rumores que describen las pésimas condiciones de vida en Cuba. Fotos y denuncias sobre el colapso de los servicios funerarios, demoras de hasta un día en la recogida de cadáveres, uso de vehículos inapropiados –como carretillas o motos– para transportar los ataúdes son algunos de los más repetidos. La debacle sanitaria ha golpeado especialmente a los hospitales y asilos de ancianos.
También han continuado los rumores sobre la corrupción entre los funcionarios provinciales y municipales del régimen, cuyos “errores” menciona en voz baja –y no siempre– la prensa oficial, antes de informar sobre su defenestración. La estampida de antiguos agentes del régimen, que piden asilo en EE UU ocultando su pasado, es otra de las señales de que –opinan los usuarios– el régimen está a las puertas de su colapso interno
