Las agresiones, los homicidios y las violaciones a las mujeres pasarían desapercibidas de no ser por una nueva ola feminista que utiliza las redes sociales para denunciar los atropellos. El secretismo del Gobierno y la falta de transparencia de sus funcionarios aún hacen inviable el clamor de varios movimientos independientes: una Ley Integral contra la Violencia de Género.