«Entré a la escuela secundaria justo cuando a alguien se le ocurrió solucionar la escasez de maestros con teleclases. Así que nosotros, un grupo de adolescentes de 12 o 13 años, más dos adolescentes tardíos de 18 -los maestros- teníamos a nuestra disposición un televisor, un reproductor de video y muchísimos casetes VHS.»