Carlos Lugones, un joven emprendedor tecnológico cubano, conversa con YucaByte sobre su carrera y el futuro de las startups en la Isla.
Cuba o Venezuela: a ver quién censura más en internet
La intensa historia del veto digital en Cuba se consuma con rastreos y cortes de líneas telefónicas celulares, bloqueos de websites y hasta la suspensión total del servicio de acceso a Internet según las apetencias políticas de la dictadura de La Habana. En Venezuela, los aprendices revolucionarios liderados ahora por Nicolás Maduro copian la censura directa de acceso a sitios web de medios de comunicación y han llegado a la suspensión de actividad de redes sociales en momentos de tensión política, pero tienen la llave para apagar los teléfonos y ordenar el blackout total
Este es el menú: (des)protección de datos personales en Cuba
Todos pueden saber tu nombre, tu dirección, tus deudas y las veces que vas al mercado. No estoy hablando de 1984, no aludo a los pasajes ficticios de George Orwell; me refiero al día a día de la Isla. Me refiero también a la falta de cuestionamientos de los cubanos cuando se les obliga a entregar sus datos personales a cambio de comida.
“Propinita, bebé, porque esa es mi comida”
El problema de OnlyFans para cubanos es Cuba. Desde el exterior, en ciudades como Miami, los cubanos que tienen cuentas en esta red pueden acceder a sus pagos como cualquier ciudadano del mundo que se integra a la cifra millonaria de usuarios filtrados por país, género, edad.
Roberto García Pantoja: entre redes y peones
En días recientes, el Gran Maestro (GM) cubano de ajedrez Roberto García Pantoja se convirtió en noticia al solicitar su separación de la Federación Nacional de ese deporte en la Isla, tras una polémica por impagos durante nueve meses. Otra vez las redes sociales fueron el escenario para la denuncia en un país donde los canales de comunicación institucionales resultan ineficientes.
¿A usted lo han diagnosticado?: usted —también— es una ciberclaria
A usted, que no está especializado en los temas sobre los que discute, le puede fallar el corazón y… ¿quién le va a dar otro? ¿A usted lo han diagnosticado? ¿No? Pues lo voy a diagnosticar yo misma: usted —también— es una ciberclaria. Y si va a pelear conmigo, al menos muéstreme su pecho. ¿Usted hace ejercicios, va al gimnasio, está bueno? ¿Usted se quiere? ¿Usted puede dar la cara? ¿Usted necesita cariño? ¿Usted vale la pena o es simplemente ese sexo sin orgasmo, un training para mantener la forma, un tarro indeseado?