A usted, que no está especializado en los temas sobre los que discute, le puede fallar el corazón y… ¿quién le va a dar otro? ¿A usted lo han diagnosticado? ¿No? Pues lo voy a diagnosticar yo misma: usted —también— es una ciberclaria. Y si va a pelear conmigo, al menos muéstreme su pecho. ¿Usted hace ejercicios, va al gimnasio, está bueno? ¿Usted se quiere? ¿Usted puede dar la cara? ¿Usted necesita cariño? ¿Usted vale la pena o es simplemente ese sexo sin orgasmo, un training para mantener la forma, un tarro indeseado?