Ilustración: Alejandro Cañer
Durante los meses previos a su muerte, Susana María González Fernández no paró de lamentarse por su hijo. Lo sabía preso y hambriento en “El Guayabo”, la prisión de máxima seguridad de Isla de la Juventud donde un juez decidió que pasaría los siguientes tres años.
Cuentan sus familiares que su salud comenzó a deteriorarse el pasado 11 de julio, cuando su hija, Susy, le avisó que su hermano estaba preso y que había sido golpeado por la policía. Las noches de llanto, las cortas visitas quincenales a la prisión y los esfuerzos por conseguir algo de comida y aseo para Juan Luis fueron solo el inicio. Luego, cuando la Fiscalía pidió ocho años de privación de libertad, llegaron las faltas de aire, las fatigas y la depresión.
Susy recuerda que en aquel entonces, por cada noche que Juan Luis Sánchez González pasaba tras los barrotes de una celda, su madre parecía envejecer un mes.
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¿Quién era Juan Luis Sánchez antes de ser apresado? Un cubano de 37 años, como otro cualquiera. Hasta hacía poco trabajaba en la empresa de Recursos Hidráulicos del municipio, pero la tensión arterial descontrolada, así como una lesión en la columna y en un brazo (a causa de un accidente en una azotea), le obligaron a abandonar su puesto laboral. Fuera de eso, quienes lo conocen recuerdan que era muy apegado a su madre y que tenía un estricto sentido de la justicia.
En la mañana del 11 de julio de 2021, al salir de su casa, Juan Luis Sánchez González estaba lejos de imaginar que en cuestión de una hora su vida cambiaría para siempre. Tampoco sabía que en ese mismo instante miles de personas en decenas de localidades del país tomaban las calles para exigirle al Gobierno comida, medicinas, libertad, una vida digna.
De pronto, en su camino se cruzaron quienes luego serían reconocidos como los manifestantes del 11J de Nueva Gerona. Eran muy pocos comparados con los de otras ciudades. Aquellos que como él se sumaron a la protesta, fueron convocados por la arenga de algunos miembros del Partido Autónomo Pinero (PAP), el cual es, quizás, el movimiento opositor más reconocido de la localidad.
La respuesta del Gobierno no tardó en llegar, bajo la forma de agentes del Ministerio del Interior (MININT) uniformados y otros vestidos de civil, así como de una turba de contra-manifestantes armados con palos. El enfrentamiento se dio en un parque, aunque, en verdad, cuentan que no fue tal cosa, sino la persecución violenta de los grupos pro-gobierno a unos pocos manifestantes ya dispersos y en huida.
Juan Luis vio entonces cómo varios policías perseguían, amenazantes, a Liosel Castro, uno de los participantes en la protesta. La persecución duró hasta que el oficial Reulis Piñón Piletas logró dar con su escurridizo objetivo y comenzó a golpearlo. Juan Luis intercedió para separar al policía de su víctima y detener la golpiza, sin embargo, terminó siendo alcanzado por otros oficiales del MININT. La golpiza, finalmente, la recibió él. Luego fue conducido a una patrulla y llevado a prisión.
Desde entonces, Juan Luis no ha visto más que una celda, excepto en dos ocasiones: el día en que le condenaron a tres años de privación de libertad y aquel otro en que murió su madre.
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La Fiscalía pidió al tribunal ocho años de privación de libertad para Juan Luis por el supuesto delito de “atentado”. Según su versión de los hechos, el acusado propinó un golpe en el mentón al oficial Piñón Piletas, dejándole un hematoma que no necesitó tratamiento médico alguno. Las pruebas de dicho golpe solo fueron las declaraciones del oficial y algunos testigos, todos pertenecientes al MININT. Sin embargo, ninguna autoridad judicial mencionó o cuestionó el hecho de que Juan Luis fue golpeado en el momento de la detención.
Según el Partido Autónomo Pinero, el 11J dejó en Isla de la Juventud el saldo de 43 detenidos. No obstante, fueron procesados unos pocos, todos por el delito de “desórdenes públicos” y con pagos de fianza como medida cautelar. Juan Luis, por su parte, tuvo como medida cautelar la prisión preventiva. Excepto él, los demás terminarían absueltos, aunque pendientes de un proceso de apelación de la Fiscalía, que busca actualmente revocar la sentencia. Los miembros del PAP, además, continúan bajo la persecución y el hostigamiento de la policía política cubana.
El Tribunal Municipal Popular de Isla de la Juventud dictó una sentencia de tres años de prisión. En el juicio, además de por la supuesta agresión, le acusaron de “gritar palabras y frases que convocaban a alterar el orden”, de “fomentar la alteración de los ciudadanos con palabras que lastiman profundamente sentimientos patrióticos” y de “lanzar improperios contra los dirigentes del Estado y del Partido Comunista de Cuba”. A pesar de reconocer que Juan Luis no poseía antecedentes penales y que, hasta el momento, había mantenido una buena conducta ciudadana, impusieron como agravantes del caso “el bloqueo estadounidense” y la situación del país frente a la pandemia de Covid-19.
Mientras se celebraba el juicio de Juan Luis, el 29 de diciembre de 2021, seguía sin ser procesado el policía que durante las protestas del 11J, específicamente el 12 de julio, asesinó de un disparo al joven Diubis Laurencio Tejeda e hirió a otros cinco manifestantes.
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El pasado 4 de febrero, a sus 64 años, Susana María González falleció a causa de un infarto. Según Susy, fue una muerte lenta, triste, provocada por el sufrimiento de tener un hijo preso y saberlo inocente. Las autoridades de la prisión permitieron que por unas pocas horas Juan Luis, acompañado y sumamente vigilado, asistiese al funeral.
-La gente tiene que saber que en este país no hay justicia ni hay nada, que en la prisión no hay condiciones y que la comida es pésima y poca, que mi madre murió de sufrimiento y que ahora es mi hermano, desde prisión, quien está destruido. -dice Susy.
