Desde su computadora, Martín Proenza es algo así como una máquina de iniciativas, un joven que, a su manera, vive en el futuro. Si cada uno de sus proyectos pudiera desarrollarse a cabalidad, tal vez la sociedad cubana pareciera algo más cercana al Siglo XXI, al menos en materia de informatización.
Martín, por ejemplo, fue de los primeros en materializar un servicio tecnológico enfocado en el transporte de pasajeros a lo largo de la Isla. YoTeLlevo, que es como bautizó a esta iniciativa, ha evolucionado de simples correos electrónicos entre choferes y clientes a una aplicación tan eficiente como sencilla.
Podría decirse que sus proyectos avanzan al ritmo de las posibilidades y la accesibilidad tecnológicas del país, pero eso no le haría justicia a su espíritu emprendedor. El hecho de vivir en Bayamo, Granma, quizás lo ha convertido en uno de los pocos desarrolladores de software que puja por una informatización extendida y democratizada, lejos del paradigma urbanita de quienes concentran sus esfuerzos en la capital cubana.
Su último gran proyecto es CargoLuna, una plataforma digital que permite la compra en mercados de otras provincias y el transporte de paquetería a lo largo de toda la Isla. Esta idea surgió una vez sintió que la parálisis de la economía formal e informal del país a causa de la pandemia dejaba sin muchas opciones de desarrollo al resto de sus emprendimientos. Martín, como siempre, supo reinventarse.
-Estuve repasando temas de Inteligencia Artificial, EdTech, videojuegos, Sistemas empresariales, entre otros; pero en el medio de todo me di cuenta de que al ecosistema de e-commerce en Cuba le faltaba una solución para hacer llegar los productos a clientes de otras provincias.Al principio pensé que con almacenes intermedios en la isla se podría lograr esto, al estilo de los Fulfillment Centers de Amazon, pero me di cuenta de que una solución menos costosa podría ser mejor.- cuenta a YucaByte.
Hacia abril de 2020, CargoLuna iba tomando forma en su cabeza. En un tweet realizado por esas fechas, Martín lanza una idea hacia un destinatario que bien pudieran ser las autoridades cubanas. Justo aquí yace el germen de lo que más tarde sería su emprendimiento:
“Tienes que abrir Fulfillment Centers como Amazon bro. Te hace falta un loco que entre en ese ecosistema de e-commerce a crear los «almacenes» hacia donde todos los vendedores en Cuba envíen sus mercancías para ponerlas cerca de los clientes… fuera de La Habana vive el 80%!”, reza la publicación.
-Por un lado un servicio de traslado de mercancía es un desprendimiento directo de lo que ya hago, que son soluciones de movilidad a larga distancia. Aunque me había concentrado en el mercado turístico, hace tiempo quería desarrollar alguna solución para nosotros los cubanos. Por otro lado, uno de mis aliados en el negocio de los taxis me había comentado algo al respecto como alternativa mientras Cuba permanecía cerrada al turismo y estábamos sin actividad. Ya esto hizo que todo se alineara y supe enseguida que esto sería un negocio para mantener siempre, no sólo durante la cuarentena.- dice Martín.
La lógica de CargoLuna es la de todo emprendimiento recién creado: cubrir nichos, satisfacer necesidades específicas y suplir las deficiencias de otros proyectos similares, es decir, imponerse a la competencia. En este caso específico, la competencia es el Estado.
-Yo parto de la idea de que el comercio fácil y sin fricción ayuda mucho al desarrollo. Los grandes imperios a lo largo de la historia se han caracterizado por algo, y es que tenían o tienen mecanismos para comerciar muy eficaces y avanzados. En Cuba no existe algo así aún, lamentablemente. Hay opciones como Correos de Cuba, o envíos por ómnibus, pero ninguno cumple los requisitos de inmediatez, garantías y sistematicidad que los comercios necesitan para sus operaciones, y tampoco lo intentan lograr. Realmente la infraestructura existe, lo que sucede es que no se han definido los procedimientos, ni creado la tecnología para lograrlo.Nuestra tarea es precisamente lograr esas tres características para que el comercio fluya de mejor manera en la Isla, usando procedimientos y tecnología.
Desde que advirtió que en un país pequeño como Cuba cada provincia funciona algo aislada del resto, Martín decidió que sus esfuerzos se enfocarían en conectar territorios, personas y mercados. Gracias a esta idea, CargoLuna no ha empezado desde cero.
En mediano plazo, su proyecto deberá buscar la forma de emplear transporte de carga especializado. Mientras tanto, dice Martín, usa las capacidades libres de los vehículos, así como los conocimientos logísticos y organizativos de emprendimientos como YoTeLlevo. Obligado por el contexto en que debe desarrollarse, a su idea de un “Amazon cubano” ha tenido que anteponer la de un “Uber Flash caribeño”.
Quizás uno de los mayores obstáculos que ha tenido que sortear Martín Proenza es el de la ambigüedad del lenguaje usado por el Estado cubano para tratar a sus emprendedores. En verdad, se trata de algo más que términos. Las palabras, en este caso, definen los límites impuestos al desarrollo.
“Es muy difícil ser una PyME en #Cuba y pretender ser un cuentapropia. Una empresa es mucho más compleja e involucra personas y operaciones a mayor escala. Los permisos a las PyMEs los necesitamos YA!”, tweeteó Martín en febrero de 2021, cuando las autoridades cubanas prometieron en el espacio televisivo de Mesa Redonda que trabajarían en el establecimiento y reconocimiento de pequeñas y medianas empresas en el país.
–Creo que con personas haciendo actividades tan «simples» como las que se les permite realizar a los cuentapropistas, no se van a lograr grandes avances. En la economía hacen falta actores más complejos, que reúnan los talentos de varias personas y los combinen de maneras únicas para lograr productos y servicios de alto impacto. Esos actores son las empresas. Creo que sin libertades reales de crear productos y servicios complejos, no hay posibilidad de crear empresas con posibilidad de crecimiento y sostenibles.- confiesa el emprendedor.