En Cuba, publicar una queja en Facebook o un mensaje que la Seguridad del Estado interprete como “convocatoria” o “incitación” a las masas cuesta literalmente la cárcel. En marzo, al menos cinco personas fueron detenidas por filmar o transmitir en vivo durante las protestas en algunas provincias del Oriente del país. De ellas, cuatro permanecen aún bajo prisión preventiva, en espera de juicio.