En la teoría del cambio-fraude, el régimen necesita un pueblo dócil, sin líderes opositores que le estorben el camino, pero en la práctica, el pueblo cubano sigue siendo mambí, aunque la Revolución ahora quiera ser coquette.
En la teoría del cambio-fraude, el régimen necesita un pueblo dócil, sin líderes opositores que le estorben el camino, pero en la práctica, el pueblo cubano sigue siendo mambí, aunque la Revolución ahora quiera ser coquette.
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