Ilustración: Julio Llópiz-Casal
Apenas se dio la noticia, el jueves 9 de noviembre, de que Alexis Triana Hernández ocuparía la presidencia del Instituto de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), se comunicó conmigo un montón de gente.
Me preguntaron sobre qué sabía del asunto, sobre qué opinaba; a lo que respondí todas las veces que nada o casi nada. Supongo que esperaban algo específico de mí por el hecho de haber estado entre los que subieron a patadas a una guagua el 27 de enero de 2021. Tal vez pensaron que me había ocupado de informarme bastante sobre el tal Triana, ya que esta fue la persona que, el mismo día de aquellos sucesos interpretó un papel en una de esas puestas en escena comandadas por el vocero oficialista Humberto López, para humillar en televisión nacional a quienes disentían de los dictados estatales y, de paso, atemorizar a la audiencia mostrando lo que el castrismo es capaz de hacer con quienes se le oponen.
Aquella noche, Alexis Tiana vistió su chaqueta de soldado-funcionario del Ministerio de Cultura e interpretó su parte del guión ante las cámaras del Noticiero Nacional de Televisión (NTV). Hizo su trabajo con la frialdad e indolencia que sus jefes necesitaban. Dijo el montón de estupideces y mentiras que necesitaban oír los dueños de Cuba, sus vasallos y socios de negocio. Basta con mirar de nuevo en YouTube el teatro de aquella noche para confirmar que el Partido Comunista de Cuba (PCC) ha puesto a uno de sus servidores más fieles al frente del ICAIC.
No se trata de cualquier cuadro del PCC. Alexis Triana es hoy un comunista servil, pero en su juventud desafió a Fidel Castro. En notas publicadas por Diario de Cuba, 14ymedio, Café Fuerte, CubaNet y Rialta Magazine se dan algunas señas de su biografía. Si se suma a esto su ficha en la enciclopedia oficial cubana EcuRed tenemos un perfil bastante completo de este hombre, al menos para empezar a pensar en él y la misión que esta vez ha recibido desde el Comité Central del PCC.
Alexis Triana Hernández nació en La Habana y estudió Periodismo en la universidad de esa ciudad, en los años 80. Su padre, Domingo Triana, trabajó como asistente de cámara del ICAIC y cumplió la función de director de fotografía en Cinematografía Educativa (CINED).
El primer pico importante de su biografía se da en 1987, cuando cursaba cuarto año de estudios y estuvo entre los jóvenes estudiantes de Periodismo que fueron convocados a ser parte de un encuentro con Fidel Castro y Carlos Aldana, entonces jefe del Departamento de Orientación Revolucionaria del Comité Central del PCC y figura fundamental del aparato censor en la época, en el Palacio de la Revolución.
En aquella agotadora jornada, que duró más de 10 horas, estuvieron también, por citar algunos ejemplos notorios, Rosa Miriam Elizalde, Amir Valle y Jorge Fernández Era. Eran los años en que la perestroika y la glásnost inquietaban a los jóvenes cubanos y se dio este encuentro, como se dieron otros con jóvenes artistas visuales, escritores y gente del teatro. Fueron años en que, desde los sectores creativos e intelectuales cubanos, se intentaron en vano perfilar cambios al interior de las políticas culturales, educativas e informativas.
Ha trascendido que Alexis Triana se enfrentó a Castro aquella noche. Al parecer, el joven aspirante a periodista intentaba decir algo y Castro, como acostumbraba a hacer con cualquiera, no lo dejaba acabar de formular una pregunta. En un momento, Triana alzó su voz enérgicamente, le pidió al caudillo que no lo interrumpiera y dijo que estaba comportándose como “un padre que no quiere escuchar a sus hijos”.
Después de esto vinieron las furias y complejos de Castro, que dio un puñetazo sobre la mesa y amenazó con abandonar todo aquello si no le permitían puntualizar ciertas cosas. Carlos Aldana calificó más tarde la actitud de Triana como una “imperdonable falta de respeto al Comandante”.
Según testimonios de quienes conocen a Triana desde aquellos años mozos ―hayan estado o no en aquel encuentro―, este evento marcó su suerte. Al concluir sus estudios a finales de los 80, le enviaron a hacer su Servicio Social a Moa, en la provincia oriental de Holguín. Desde allí, con el paso del tiempo, cumplió funciones típicas de cualquier cuadro, como la presidencia de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), la dirección del Consejo Provincial de las Artes Escénicas y como director provincial de Cultura durante 13 años. Además, fue uno de los fundadores del Festival Internacional de Artistas y Promotores Culturales “Romerías de Mayo” y vicepresidente del Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara.
Me llama especialmente la atención, entre todo lo relativo a los hechos de aquella jornada de 1987, algo que me recuerda (salvando las distancias, y a la inversa) la historia de Victor Hugo refiriéndose a Arthur Rimbaud como “mozalbete pedante y genial”, mientras que el joven poeta se refería al novelista como “viejo chocho”. En aquella ocasión, Triana ripostó a Castro diciéndole, de alguna manera, “usted es mi papá”. Castro, sin embargo, en “una asamblea del Partido Comunista en La Habana posterior al cuestionamiento de los estudiantes se refirió indignado a Triana como “un mojonete” y no como un “mozalbete”. Pocas anécdotas ilustran con tanta exactitud esa tendencia al afecto incondicional que muchas personas han profesado a Fidel Castro durante décadas, en contraste con el total desprecio que él mostró por la mayoría de las personas que le rodearon, que fueron sus subordinados y que padecieron su gobierno.
Alexis Triana decidió reaccionar a la humillación de Fidel Castro con fidelidad. Esa es la razón por la que años después fue puesto al frente de tareas del más alto nivel para el castrismo, como la Misión “Cultura Corazón Adentro” en Venezuela, la dirección de Comunicación del Ministerio de Cultura y la fundación de Estudio Multimedial (uno de los frentes tecnológicos del MINCULT), del canal digital CREARTV y la Cadena Streaming Cuba.
La fidelidad incondicional a eso que algunos aún llaman Revolución, pero que no es más que una indolente dictadura, es lo que llevó a Alexis Triana, desde su perfil personal en redes sociales, a llamar «jinetero» al rapero y compositor Yotuel Romero; “cínico”, “basura”, “drogadicto” y “plasta de mierda” al músico Descemer Bueno; “delincuente” a Maykel Osorbo y “gentuza” a los miembros del dúo Gente de Zona.
El servilismo y la falta total de escrúpulos le llevó a expresar lo siguiente sobre Luis Manuel Otero Alcántara el 22 de marzo de 2020: “Rata de alcantarilla anuncia subasta por internet la bandera de Cuba que ultrajó en internet. Todo patriota debe denunciar esa bajeza ante el mundo. Si se atreve en analógico, recibiría de una vez por el pueblo su merecido. Cuba. Nosotros con escarapela de Martí #CubaEsCultura”.
Tal vez, si se tratara de otro, estas palabras caerían en el vacío de la frustración y el resentimiento de un comunista desfasado sin más; pero Alexis Triana no es un simple hombre que emite una opinión. Se trata del exégeta de un régimen carcelario que llegó al poder por la fuerza y se ha mantenido ahí por la misma razón, durante más de 60 años. Las palabras de Triana sobre Otero Alcántara intentan legitimar su actual encarcelamiento y, desgraciadamente, lo logran ante ciertas élites corruptas de Occidente. Un funcionario cultural, aunque responda a un gobierno autoritario, emite una opinión de este tipo y la comunidad internacional la asume como un acto que el castrismo lleva a cabo en legítima defensa, sin contrastar con otra fuente. De este modo, el pensamiento libre en Cuba queda relegado a mayor ostracismo y desamparo.
Alexis Triana ha sido puesto al mando del ICAIC para recordarle al mundo del cine, y a los artistas en general, que el castrismo confía en un tipo específico de gente y que ese grupo no incluye a los artistas. No es casual que la fachada que oculta el verdadero poder en Cuba esté integrada por personas más o menos de la misma generación: Manuel Marrero Cruz, Inés María Chapman, Miguel Díaz-Canel Bermúdez y el propio Alexis Triana. Se trata de hombres y mujeres impunes, mediocres y en situación de poder, adoctrinados de la misma manera y dispuestos a contrarrestar, a cualquier precio, la libertad y los derechos ciudadanos en Cuba.
No es casual tampoco que el PCC haya designado como presidente del ICAIC a un hombre que en apariencias desafió a Fidel Castro, aunque realmente fue humillado por este: como casi todo el que se vio alguna vez en circunstancia similar. Alexis Triana está hoy en ese puesto porque el PCC confía en que puede controlar el cine hecho en Cuba, sobre todo porque sabe llamar “jinetero”, “basura”, “drogadicto” o “rata de alcantarilla” a cualquiera en el momento necesario.