Cada vez que descubro un rostro nuevo en las producciones audiovisuales cubanas, y esto es cada vez más frecuente, me embarga un extraño sentimiento de distancia y lejanía. Como un breve y doloroso recuerdo de que ya no pertenezco a esa realidad porque ya no me resulta tan familiar. Aun en el exilio, por mucho tiempo eran mis amigos de toda la vida los que inundaban las producciones dramatizadas de la Televisión Cubana, pero cada vez de esos amigos quedan menos en Cuba.
La primera vez que vi a Diany Aurora Zerquera en la pequeña pantalla fue en la telenovela Vuelve a mirar, donde le daba vida al mismo personaje interpretado por la gran Paula Alí, pero en su etapa juvenil. Su organicidad, su frescura, su ángel… llamaron poderosamente mi atención.
Diany también participó en varios teleplays y unitarios, pero su gran momento le llegó cuando interpretó a Daniela en la teleserie Primer grado, dirigida por Rudy Mora y transmitida por la Televisión Cubana en 2022. La serie se desarrolla y gira en torno a varios conflictos relacionados con el uso de internet. Con su interpretación, Diany Aurora se ganó el corazón del público.
Sin embargo, su vida tomó otro giro inesperado cuando, como tantos otros jóvenes de nuestro país, decidió probar suerte en otro destino.
―¿Quién es Diany Aurora Zerquera?
―Diany Aurora es una muchacha muy observadora, ultrasensible, una actriz bastante tímida, muchas veces insegura, pero que sabe que lo que se propone lo alcanza. Soy un ser humano que se interesa mucho por el crecimiento personal y el bienestar emocional suyo y de quienes le rodean. Soy muy familiar y no tengo muchos amigos. Ando en constante búsqueda dentro y fuera, intentando conocer y formar la mejor versión de mí.
―Tu último trabajo en Cuba fue la teleserie Primer grado. ¿Cómo llegó a ti esta oportunidad?
―El personaje de Daniela llega a mis manos sorpresivamente. Creo que la mayoría de los trabajos que he hecho han llegado de esa forma, y los directores han confiado en mí, sin conocerme prácticamente. No he hecho muchos castings y no creo que sea el mejor espacio para dar lo mejor de mí. Emma Robaina, la asistente principal de dirección de la serie, me lleva a donde Rudy [Mora] y me presenta. Emma fue quien también me presentó a Lilo Vilaplana. La quiero muchísimo y sabe cuánto se lo agradezco. Espero vengan otras oportunidades donde también me lleve de la mano. Daniela fue mi primer protagónico con uno de los mejores directores de Cuba y en una serie de 11 capítulos, que además de la extensión, demandaba de mí mucho estudio, resistencia y enfoque porque desde el minuto 1 hasta el último segundo mi personaje estaba en conflicto. Recuerdo muy pocas escenas donde solo tenía que apoyar. Aprendí mucho de este medio, conocí cosas nuevas de mí como actriz, me sentí realizada, fui feliz.
―¿Cómo te relacionas tú con internet y las redes sociales?
―Uso las redes mayormente para distraerme; no me gusta exponerme demasiado en ellas. Sí quisiera conocer mejor todas sus herramientas. Para mí, el mejor beneficio que tienen estas plataformas, además de la información que puedes encontrar en ellas, es el hecho de no sentir esa distancia real entre tú y tus seres queridos.
―¿Cuándo y por qué decidiste emigrar? ¿Por qué a Miami?
―Mi mamá siempre me decía que si me iba a ir que fuera para Estados Unidos porque íbamos a estar más cerca. Tenía a mi hermano acá y fue quien me ayudó a encaminarme. No contaba con una estabilidad económica ni siquiera para pagar un pasaje. Siempre supimos que este podía ser un país en el que podíamos crecer y alcanzar metas.
―¿Cómo fue tu travesía hasta Estados Unidos?
―Fue una travesía bastante cómoda y rápida en comparación con la del resto. A pesar de eso, recuerdo que siempre me preguntaba por qué tenía que ser así.
―¿Cuál es la mayor lección que has aprendido como migrante?
―Que a veces estamos tan preocupados por el futuro que no nos percatamos de que nuestro presente, a pesar de las condiciones, es lo más preciado.
―Ya sé que gracias a Emma Robaina llegaste a la película Plantadas, de Lilo y Camilo Vilaplana. ¿Cómo fue tu primera experiencia haciendo cine de este lado del “charco”?
―No lo esperé tan pronto. Llevaba solo seis meses en este país y venía de Cuba con la convicción de que estaría alejada, por el momento, del arte y enfocada en establecerme e independizarme. Conocer los estudios de América TeVé, conocer a Lilo y tener la oportunidad de iniciarme en el cine haciendo mi primera película en tan poco tiempo, fue un sueño que no concebí fuera a hacerse realidad.
―También fue tu primer estreno en Miami, “la capital del exilio cubano”. ¿Cómo fue ese momento?
―En este año que llevo fuera de Cuba, la nostalgia ha sido una fiel compañera. Estar en la sala de cine donde se estrenó Plantadas significó un cúmulo de sensaciones. Recordar cómo era sentirme realizada haciendo lo que mejor sé, sentir la atmósfera artística, y estar rodeada de amigos, personas a las que admiro, todos hablando el mismo lenguaje, fue como regresar a casa. Hablar de nuestra historia tan dolorosa, haciendo visible lo que se ha intentado ocultar y que pareciera no haber valido la pena, ha sido un pequeño gran homenaje a los verdaderos protagonistas que estuvieron sentados esa noche en primera fila.
―¿Qué aprendiste de Plantadas?
―A valorar mis raíces, a saber que no hay peor daño que el que pueda hacerse uno a uno mismo. Conocí una historia de la cual no me enorgullezco, pero sí me enorgullece el coraje y la voluntad.
―¿Qué es lo que más te gusta de Miami? ¿Y lo que menos?
―Me gusta la organización que tiene, la limpieza, la decoración; no parece haber cosas destruidas ni en proceso. No he visto espacios sin atender o que no los ocupe alguien. Me gustan los lagos y los animales. Sé que aún me quedan muchos lugares a los que ir y seguiré sorprendiéndome.
No me gusta el tráfico, pienso que hay más autos que personas. Siento que a veces no dispongo de tiempo para el ocio; sé que llevo muy poco tiempo aquí y esta primera etapa es la más compleja y agotadora. No me gusta sentir que el dinero es el principal interés detrás de todos los servicios.
―¿Qué extrañas de Cuba? ¿Y qué no extrañas?
―Extraño a mi mamá, mi casa, mi patio, mis perritas, aquellos tiempos libres y los que pasaba con mis amigos. Extraño dar clases en la ENA, actuar. Extraño el contacto, esos encuentros donde estábamos todos juntos y cerca.
No extraño la suciedad, el mal olor, la destrucción, el “sálvese quien pueda”, las palancas, el “No”.
―Una película: Cinema Paradiso.
―Una canción: Te perdono, de Noel Nicola.
―Un libro: La Biblia.
―Una ciudad: Nueva York.
―Un olor: A lluvia.
―Un sabor: Chocolate.
―Una persona: Mi mamá.
―Una red social: Instagram.
―Un sueño: Material: Poder actuar en grandes plataformas y dirigir audiovisuales y ser coach emocional. Espiritual: Tener mucha sabiduría y conocerme al casi 100%.
―Un mensaje a los cubanos que están en la Isla…
―No se siente igual cuando estás en tu Isla que cuando te rodean muchas culturas. Al reconocer a la tuya con amor y valorarla desde la distancia, solo piensas en abrazarla y hacerla feliz, no en hacerle más daño.