Yasbell Rodríguez: “Salí de Cuba a coger la vida por sus riendas”

Hubo una época en que las 12:00 del mediodía de los domingos era un horario sagrado para los jóvenes y la familia cubana en general. Al menos en mi casa se preparaba el almuerzo dominical mientras se veían A moverse o Justo al medio. Todavía la Televisión Cubana transmite en ese horario un programa que se llama Talla joven. Todos han tenido el mismo formato y, al parecer, se han rodado en el mismo estudio con ligeros cambios en la escenografía y el elenco. Son programas conducidos por talentos jóvenes que, por lo general, tienen público en vivo y presentan bandas de música cubana, también en vivo. 

En el año 2004, la actriz y presentadora Yasbell Rodríguez debutó en Super 12. Aunque por el programa pasaron un montón de actores y presentadores jóvenes, muchos de ellos debutantes frente a las cámaras, tengo muy claros recuerdos de Yasbell en particular. Su sonrisa, su estilo, su jovialidad y su carisma la convirtieron en una de las presentadoras del espacio que más quería el público. Luego, desapareció de la pantalla chica. 

Después de varios años de ausencia, Yasbell volvió a la Televisión Cubana con el programa Sonando en Cuba. Y, más recientemente, nos sorprendió con su interpretación de la enfermera Norma en la telenovela , dirigida por Léster Hamlet. Hasta ese momento yo únicamente la conocía como presentadora de programas, pero por ese tiempo, y a través de una amiga que tenemos en común, conocí que Yasbell era una actriz devenida presentadora.

Hace unos meses supe que Yasbell, como tantos otros cubanos, había cruzado “el charco” para establecerse en Miami con su familia y, por supuesto, no quise perder la oportunidad de incluirla en esta serie de entrevistas. 

―¿Quién es Yasbell Rodríguez?

―Yasbell Rodríguez es una mujer de 40 años. Una persona que necesita a su familia, a sus amigos y siempre poder ayudarles y verles sonreír. Creo que tengo inyectada la yerbita del optimismo o la motivación, aunque a veces me desinflo y se me acaban los recursos de apretar un botón y poder impulsar. Pero bueno, soy una madre muy feliz, soy una hija muy dichosa, la hermana más satisfecha de todas. Creo que le estoy inculcando a mi hijo los valores que mi hermano y yo recibimos de nuestros padres, de nuestras raíces, y de la religión que profeso, defiendo y respeto tanto, que es la religión yoruba. Soy una artista que crea, un ser humano con muchas emociones, sentimientos y agradecimiento. Pero sobre todo soy una persona humilde. Una cubana más que se levanta, que lucha y que sueña. Soy una recién llegada a los Estados Unidos de América y una madre orgullosa de que su hijo pueda tener un futuro en libertad. 

―¿Cuál es el recuerdo más lindo que conservas de tu infancia?

―Mis vacaciones en Pinar del Río, los amigos que me quedan de mi infancia, mi comienzo en La Colmenita, el amor de mis abuelas. El ejemplo de mi madre, una mujer dedicada, una ama de casa trabajadora, capaz, estéreo totalmente. En todas las frecuencias. El amor de ver crecer a mi hermano, que es un ser humano que admiro y amo y aplaudo. Los momentos más bonitos que recuerdo son verme al espejo con una sonrisa, tener a mis padres vivos a mi lado, y el regalo preciado de un hermano divino en mi existencia. El crecimiento de saber que desde pequeña deliraba con diversas profesiones como ser abogada para defender a la gente y que los malos no ganaran, o ser piloto porque yo quería volar por el mundo y conocer y tener un repertorio de vivencias inmensas. Pues todas esas fantasías habitan en la mujer que soy hoy y se lo agradezco a una niñez feliz, enfocada y acompañada por mi familia, sobre todo por mis abuelas que fueron mis grandes maestras. 

―Yasbell, yo recuerdo tus inicios en el espacio Super 12, que fue muy popular en Cuba. ¿Qué recuerdas de esa etapa?

―Mis inicios en la televisión realmente fueron en las aventuras Memorias de un abuelo. Antes de eso ya había hecho otros bonitos y grandes espectáculos con La Colmenita en diversos teatros del país, pero realmente después de estudiar en la ENA [Escuela Nacional de Arte], comienzo en Super 12 como comunicadora, en el año 2004. Imagínate, acabada de graduar de la ENA, como actriz, no desarrollé el repertorio escénico teatral que yo soñaba trabajar con Teatro de la Luna. Pero a mí me encanta aprender. El aprendizaje que motiva, esas críticas constructivas (o destructivas) que te dan fuerzas para seguir aprendiendo. Y Super 12 fue mi vitrina. Éramos seis muchachos. Nos fueron eliminando poco a poco, y yo fui una de las sobrevivientes. Estuve dos años todos los domingos en horario estelar. Un espacio juvenil que me enseñó mucho de la música popular cubana, y fue el abecé junto al programa Mezcla, de Radio Metropolitana, que hacía junto a Guille Rivero de la Rosa y Jorge Luis Michelena, su director. Un programa muy popular y muy querido por muchos. Ellos fueron mi despegue como presentadora, animadora, locutora, como comunicadora en sí. Agradezco tanto esos momentos que si no los hubiera vivido no hubiera sido la Yasbell que soy hoy.

―Recientemente interpretaste a Norma en la telenovela Tú, de Léster Hamlet. ¿Cómo llegaste a la novela?

―Yo no he tenido muchas oportunidades como actriz. Yo era de las muchachas que llegaba a los castings y se ponía muy nerviosa. Hasta me ponía a dudar de mi talento y tampoco tuve a nadie que me “salvara”. Cada vez iba a menos castings. Siempre estaba en la batalla de hacer trabajos y de querer hacer. En Sonando en Cuba conozco a Léster Hamlet, un director que yo admiraba, un ser humano maravilloso, un talento, un cineasta cuya obra ya yo conocía, y que se convirtió en mi amigo. Léster me acompañó en momentos importantes de la segunda temporada de Sonando en Cuba y, gracias a su confianza, llego a Norma, que fue un regalo de Léster hacia mí. No hubo casting, ni temor, ni duda. Creo que llevaba tantos años pidiéndolo que la conexión que tuvimos y mi regreso a la televisión en Cuba me devolvió esta necesidad de querer actuar, de querer defender un personaje y Léster me la regaló. 

―Pero entre Super 12 y hubo un periodo en que estuviste alejada de la televisión… ¿Qué estuviste haciendo en ese tiempo?

―Entre Super 12 y trabajé un montón. Comencé en los espectáculos nocturnos de La Habana. Disfruté cada gala, cada evento, cada oportunidad en diversos y nuevos programas como Fresquecito.com, En la vía y otros. Estuve cinco años fuera de Cuba, en Perú. Trabajé en la radio y la televisión peruana, en América Televisión. Tuve dos programas y fue una nueva escuela para mí. Yo estaba en la radio del Grupo 5 del Perú, que es un grupo de oro que lleva casi 50 años de música y trayectoria. Y en esa emisora, la cubana se empezó a ganar el corazón de muchos. Así me dan luego la oportunidad en América Televisión de defender la revista cultural variada Entre gente, de una hora de duración, que salía de lunes a viernes a las 9:00 a.m. Un proyecto hermoso que me permitió crecer, seguir aprendiendo y crearme una nueva estrategia como presentadora en otro país. 

Luego de eso vuelvo a Cuba en el 2016, comienzo en Tropicana, con un director artístico con el que ya había trabajado antes y de la mano de otros colegas que quiero y aprecio mucho como Alejandro Cuervo y Leo (el de Piso 6); y de ahí llega el momento del casting de Sonando en Cuba. Paulo FG me abre las puertas y me devuelve esa bonita sensación que es hacer televisión y conectar con la familia cubana en horario estelar. Salía los domingo a las 8:30 p.m. y se veía mucho en nuestra isla y en el mundo.

―¿Cómo es hacer televisión en Cuba hoy en día? 

―Bueno, imagínate tú, yo recién llegada de Perú, con el capitalismo, el desarrollo, la tecnología, la forma diversa de trabajar. Sonando en Cuba fue, en mi llegada, un rebautizo y una emoción total porque la producción de RTV Comercial demostraba una cara de la televisión cubana que no conocía, porque yo venía del estudio 10 o 12, o de los remotos en la calle o de un programita creado sobre la marcha (digo lo de programita con mucho respeto y mucho cariño a todos los programas en los que he tenido el privilegio de trabajar), pero cuando regresé de Perú, dije: “Caramba, de alante hacia atrás de nuevo”. Pero no. RTV Comercial estaba muy cercano a lo novedoso. La realidad es que me sorprendí mucho y me sentí equilibrada. El problema fue cuando salí de Sonando en Cuba y empecé a hacer otros programas, otros espacios, y volví a sentir lo difícil y lo esforzado que es hacer televisión en Cuba, que por eso respeto y admiro tanto a muchos profesionales y mucha gente de mi generación y más jóvenes que logran hacer una telenovela y a la par trabajan en la noche en un cabaret y tienen otros proyectos y no paran, y tratan de buscar remedios y soluciones para mantenerse activos y productivos.

―¿Qué te motivó a salir de Cuba nuevamente?

―Me motivó a salir de Cuba el 11 de julio [de 2021]. La COVID-19 me motivó a salir de Cuba. Mi esposo y yo tenemos la posibilidad de viajar. Yo tengo el pasaporte rojo [oficial] desde el año 2018. Yo sí podía salir de Cuba, menos a Estados Unidos. Mi esposo también tenía sus herramientas para montarse en un avión. Teníamos la posibilidad de la clase media de luchar, trabajar y no cesar, y de tener las necesidades primarias cubiertas, pero tenemos un niño, un ángel que ilumina nuestras vidas. El motor y motivo para que hoy estemos en los Estados Unidos, para que comencemos de cero y para que confiemos en que, con la libertad que estamos experimentando, a los 40 años, nuestro hijo es el que realmente va a recoger los frutos, y por él tomamos esta decisión. Decisión por la que estamos muy felices, aunque un recomienzo siempre trae dolores, pesares y aprendizajes. Mucho aprendizaje continuo porque es un nuevo sistema. La gente dice “Estás en familia y es más fácil”, pero no es tan fácil. Yo pienso primero en mi hijo, después en mi esposo y después en mí para tomar cualquier ruta.

―¿Por qué Miami?

―Cuando el 11J tuvimos varias amistades presas y nos decepcionamos tanto… Estábamos claros en el encierro. Temíamos cada día por cualquier situación que se pudiera crear y que afectara a nuestra familia. Primero tomamos la alternativa de México, pero fuimos estafados al buscar una cita para la Embajada mexicana en Cuba. Nos sacaron una cita por internet, le pagamos a un supuesto conocido para que un abogado nos hiciera un contrato de trabajo y, al final, la cita estaba mal, el contrato se venció y perdimos todo el dinero en ese proceso. Lo que queríamos era irnos a México a trabajar, en un país de habla hispana, donde tal vez yo iba a tener cobertura como actriz, o lo que fuera, porque yo por mi hijo y mi familia, te digo con toda honestidad, con tal de vivir con una sonrisa, con libertad plena, un plato de comida en la mesa, y con la unión que nos caracteriza, pues yo me lanzaba a emprender. Quería salir adelante. Lo de México no fue posible. Visualizamos Panamá, pero tampoco. Y la respuesta de que estemos en Miami es que la sangre pesa más que el agua. Toda nuestra familia está aquí. Nunca nos obsesionamos por este país ni por Miami, pero era lo que tocaba. Fue la carta que nos jugó la vida con unas amistades a través del patrocinio. Y doy las gracias todos los días al despertarme en este sagrado país.

―¿Me hablas un poco más de tu llegada a Miami?

―Llegamos a Miami con valentía, con temores como todos los seres humanos. Nosotros llegamos con una hojita impresa con nuestro permiso de entrada a este país. Con nuestros pasaportes y esas hojas entramos mi esposo, mi hijo y yo, por el aeropuerto de Miami, donde nos estaban esperando mi hermano y mi padre, que están aquí, la familia de mi esposo y nuestros amigos patrocinadores, nuestros ángeles guardianes. Tardamos en el aeropuerto. Fue un proceso, como es lógico. Nunca nos maltrataron, nunca nos sentimos mal. El tiempo corría, pero la desesperación era controlada. Estábamos con un grupo de veintipico de cubanos que vinieron en nuestro vuelo y en el vuelo siguiente, y tuvimos un proceso realmente de nervios, pero de una satisfacción bendita.

―¿Cuál es la mayor lección que has aprendido como inmigrante?

―Empezar de cero y no tener nada requiere de mucha humildad y mucha paciencia y calma. No criticar, no esperar nada de nadie. No buscar lecciones de personas que tienen sus miserias humanas como tantos. Hay que comprender y respetar y darle tiempo al tiempo porque cada cosa cae por su propio peso y yo pienso que la base de la existencia de los seres humanos es llegar a tener ese equilibrio maravilloso que tanto nos cuesta, porque cuando tenemos por un lado nos falta por el otro. Y la felicidad se trata de vivir con calidad y feliz. Y siento que he tenido la dicha de comenzar un proceso duro. He llorado muchísimo, porque me siento lenta y un tanto ignorante. Estoy en función como esposa, como madre, como artista, pero con una fe y una motivación que no te imaginas. Y espero que eso me siga dando el oxígeno que necesito para seguir.

―¿Qué es lo que más extrañas de Cuba? 

―Lo que más extraño de Cuba es a mi madre. El Malecón, la gente, compartir con amigos, tener esa humanidad de las emociones y la gente. Aquí se enfrían un poco. Se desvinculan. Cada quien se mete en su burbuja. Pero nada es comparable con un abrazo de un familiar o un amigo cubano. De una persona que le das sin esperar recibir nada a cambio. Y creo que me va a costar trabajo encontrar eso aquí. Lleva un tiempo, un proceso. Soy un poco sensible, pero se me pasa, porque los años te enseñan que cada vez puedes ser mejor y que el dueño de tu futuro y tus cambios eres tú mismo. Doy gracias todos los días a los recuerdos, a los anhelos y espero tener a mi madre pronto aquí, y saber qué me pincha todavía de mi Habana.

―¿Qué no extrañas de Cuba? 

―La frustración, la mediocridad, la desesperación de la gente, la mente obtusa, el poder manipulado, la falta de oportunidades, la mente cerrada, la ridiculeces de la política nuestra, las mentiras. Las locuras, pero no la mía, la linda, sino la de un socialismo que no tiene ni pies ni cabezas. Las colas, la desesperación, la gente hablando boberías… Eso nunca lo voy a extrañar. Espero que algún día cambie y pido por toda la familia cubana, por toda la gente que sigue en mi tierra, por todos los muertos que nos bendicen y nos acompañan que Cuba cambie, que Cuba mejore, que Cuba evolucione, porque le hace tanta falta y hay tantas buenas personas y tanto grandes profesionales y tantos grandes seres humanos que necesitan mejorar, que ojalá sea posible algún día. Pero bueno… yo salí a buscar la suerte y a coger la vida por sus riendas como le corresponde a una madre y a una artista.

―Las preguntas de Hansel:

Una película: Forrest Gump.

Una canción: Veinte años.

Un libro: Tuyo es el reino, de Abilio Estévez.

Una ciudad: Me gustaría ir a París algún día de mi vida. 

Un olor: Me encanta el olor a jazmín. Es mi flor favorita.

Un sabor: Yo soy del maíz. Tú me matas con maíz. Entre el tamal en cazuela, la friturita de maíz y el tallullo soy la más feliz del universo. 

Una persona: Mi madre es mi ídolo. Pero como artista, Consuelito Vidal. Y mis abuelas. Yo soy nieta de Nieves y de Margarita, ¡mis abuelas!

Una red social: Me encanta Instagram. 

Un sueño: Que mi hijo sea un hombre de bien, un caballero de palabra y un cubano de verdad, de corazón, que sienta por los suyos y que siempre ayude humanamente a alguien de nuestra tierra aunque no se lo merezca. Hay que hacerlo. 

―Un mensaje a los cubanos que viven en la Isla:

El agradecimiento, la consideración y la verdad van sumados al respeto que merecemos. Al respeto que algunos no sabemos cómo ganar, pero que está ahí y que necesitamos mucho. A los cubanos que siguen luchando por la libertad, o que siguen teniendo el dolor de estar separados de su familia, que están en ese país y no han encontrado la vía de reunirse con su familia, mucha fe, mucha fuerza. Y sobre todo, mucha conciencia. Le deseo mucho bien a cada uno de los seres humanos, de los cubanos de a pie, de las personas que tienen sueños; y les digo que no los vean como imposibles, y que hagan un poquito más por ellos, porque siempre se puede hacer algo más aunque no lo veamos al alcance de la mano en el momento. No hay imposibles. Aunque el camino parezca cuesta arriba, cuando uno hace el bien, obra bien y está seguro y firme de sus sentimientos y convicciones, la vida te cambia; y a esos cambios no les puede tener miedo. Se tiene que tomar el riesgo necesario, y se le tiene que dar mucho amor y mucha comprensión a cada proceso, porque solo así podremos convertir los delirios en realidad.

Hansel Porras García (n. 1994) es un actor, escritor y cineasta queer cubano radicado en Miami. Sus obras exploran la multiculturalidad de la comunidad hispana de Miami, centrándose en la diáspora cubana y examinando temas como la inmigración, la familia y la identidad.
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