Ilustración: Ramsés
A Crhis no la conocí en Cuba. Ella comenzó a estudiar en la Escuela Nacional de Arte (ENA) mucho tiempo después que yo. Crhis forma parte de una muy nueva generación de actores cubanos que no tuve el placer de conocer, pero que me sorprende cada vez que veo en la televisión o el cine.
La primera vez que la vi en persona fue en el estreno en Miami de la película Riquimbili o El mundo de Nelsito, el último filme de Fernando Pérez, donde tiene un personaje muy pintoresco que interpreta con mucha frescura y convicción. Luego de la película, Crhis le habló un poco al público de Miami, de su experiencia como actriz en la cinta, su proceso de casting, de sus retos. En ese momento supe que tenía que entrevistarla.
Para responder a mi cuestionario, Crhis me envía audios muy largos y se disculpa por no ser más concisa. Pero lo que más me llama la atención es que se emociona cuando me habla de la familia que dejó en Cuba o de su perrito King, y es que el exilio para ella fue algo completamente inesperado y, además, por amor. Esos audios largos que me envía solo me invitan a querer conocerla más.
―¿Quién es Crhis Gómez?
―Nací el 22 de marzo de 2001 en La Habana. Desde chiquitica yo decía que quería ser vedette, y mi mamá, para tenerme entretenida, me apuntó en clases de bailes populares, flamenco, pantomima, teatro, de todo. Mi abuela, que era muy amiga de Libia [Batista] me llevó desde muy chiquita a su casa y crecí haciendo castings. La casa de Libia fue mi entrenamiento a esta parte convulsa que tiene mi carrera. Cuando terminé la secundaria hice las pruebas de ingreso a la ENA y aprobé. Pasé los cuatro años de Actuación y me gradué en el grupo de teatro El Público, con Carlos Díaz, en el año de la pandemia. Esa fue una experiencia muy difícil para todo mi grupo, porque tuvimos que hacer la tesis a puerta cerrada.
―Tu trabajo más reciente fue en la última película de Fernando Pérez, Riquimbili o El mundo de Nelsito, y yo tuve el placer de estar presente en su estreno durante el 40º Festival de Cine de Miami. ¿Cómo llegó a ti la gran oportunidad de ser dirigida en tu primera película por Fernando Pérez?
―Estaba en 4to. año de la ENA cuando fue Gloria María, la asistente de Fernando a hacerle fotos a todas las muchachas para ver cuáles pasaban una primera prueba de imagen. Fernando ya había visto un trabajo mío en televisión y me tenía fichada. Luego comencé a hacer los castings como tal. El primero fue un ejercicio de dar y recibir a través de la mirada con el mismísimo Fernando Pérez. Yo pensaba que lo iba a hacer con otro actor pero fue con el mismo Fernando. Y pasaron muchas cosas lindas en ese ejercicio. Fue un taller de actuación más que un casting. El proceso fue largo; duró varios meses. Todas las semanas nos llamaban para continuar el casting. Y finalmente quedé yo junto a Lilita Sosa, que es la otra actriz con la que trabajo en la película.
- ―Qué se siente vivir el estreno de tu película de este lado del “charco”, en el corazón del exilio cubano?
―Llegar a Miami fue impactante, pero que recién llegada haya tenido la oportunidad de disfrutar de mi trabajo y de la aceptación que tuvo, fue una bendición. Disfruté muchísimo volver a ver la película y, además, esa era la primera vez que mi novio, Omar Rolando, que también es actor, la veía conmigo. Fue muy rico, y espero que me abra muchas más puertas en el futuro.
- ―Cuéntame un poco cuál fue tu motivación para dejar Cuba en un momento en que tu carrera como actriz estaba apenas comenzando, y de muy buena manera.
―Irme de Cuba no estaba en mis planes. Quizás sí en un futuro, pero no de manera tan inmediata. Y realmente lo dejé fluir. Yo casi nunca planifico nada, pero esta vez se me fue de las manos completamente. Mi novio y yo teníamos una relación muy sólida de dos años, y cuando él tomó la decisión de venir a Miami, yo no sabía si realmente quería hacerlo o si era mi momento. Él vino, estuvimos un tiempo separados manteniendo la relación a distancia, y la verdad yo no me decidía por miedos y temores, pero finalmente tomé la decisión.
En un primer momento, yo tenía un viaje planificado a México con Ludi Teatro para presentar El diario de Ana Frank, y mi plan era cruzar desde ahí, pero cerraron la frontera y no pudo ser. Y ahí me quedé sin escapatoria, sin otra solución. Por suerte, luego salió lo del parole humanitario y mi suegra, que es lo más grande, me lo puso. Ya yo estaba a punto de comenzar a grabar la tercera temporada de Calendario y con mi mente centrada en trabajo. No tenía esperanzas. Pensaba que lo del patrocinio no se me iba a dar, porque cuando tú estás en Cuba, realmente nunca piensas que ese tipo de cosas se van a dar. Llámalo pesimismo o como quieras, pero jamás pensé que eso podría pasar. Y a los 11 días de habérmelo puesto me llegó el parole, y me daban 90 días para salir de Cuba. En ese momento tuve que tomar la decisión de detener los proyectos en los que estaba y fue muy difícil. Hablé con Magda [González Grau], la directora de Calendario, y le dije que no iba a poder hacerlo. También hablé con Miguel Abreu, mi director de Ludi Teatro y le dije que no podía ir al viaje de México. Intenté dejar mis responsabilidades en orden, pero fue muy difícil toda esa situación para mí. Ahora que lo miro a la distancia, a dos meses de estar aquí, yo creo que fue la mejor decisión que tomé.
- ―¿Por qué Miami y no Madrid, por ejemplo?
―Yo toda la vida pensé que para donde me iba a ir era para España. Mi abuelo es español y mi papá vive desde hace mucho tiempo en España. Pero… Omar ya estaba aquí, y me hubiese ido con él a cualquier lugar del mundo, aunque fuera a Brasil. Nosotros decidimos que íbamos a seguir juntos y fue aquí donde se nos dio.
- ―Sé que llevas poco tiempo aquí, pero hasta el momento, ¿qué es lo más y lo que menos te gusta de esta ciudad?
―Lo que más me gusta de esta ciudad es la cantidad de gente que tengo aquí. Yo ya ni me acordaba de la cantidad de gente conocida que yo tenía de este lado. Eso me hace sentir un poco como en casa; no del todo, pero un poco, y además se está mucho más cómodo que en Cuba. Eso no se puede negar.
Y lo que menos me gusta… No sé… No he pensado en eso… Supongo que lo malo es la gente que me falta. Mi mamá, mi hermano, mi hermana, mi familia más cercana. Yo ni siquiera sé si quieran venir en algún momento, pero bueno… tiempo al tiempo.
Y otra cosa que no me gusta es que no se habla mucho inglés, y a mí me urge hablar inglés.
- ―Qué es lo que más y lo que menos extrañas de Cuba?
―Lo que más extraño de Cuba es a nuestro perrito King. Yo no puedo vivir sin ese perro. Tengo una depresión con eso… Yo todos los días pienso en el día en que podamos traer al perro. También extraño vivir de mi trabajo. Extraño el Trianón, el Ludi.
Y lo que menos extraño es el trabajo que se pasa para todo. Las luchas que uno coge allá con todo. Y lo que menos extraño también es ese miedo que uno tiene allá de lo que dice en su casa, en su barrio, en sus redes.
- ―¿Cómo se lleva Crhis con las redes sociales?
―Las redes sociales me gustan, aunque me las tomo con calma. Solamente utilizo WhatsApp e Instagram, que es la que más me gusta y es en la que más activa estoy. Me gusta mucho la comunidad de Instagram. Ahora estoy empezando a chocar con el TikTok, pero me lo estoy tomando con calma.
De Twitter me han dicho que hay muchos haters. Yo creo que me voy a abrir la cuenta a ver qué tal, pero quizás me mantenga de incógnito. No sé…
Yo no pretendo ser influencer ni una creadora de contenido. Ahora mismo solo quiero ser actriz y ya.
- ―¿A qué dedicas tus días en la actualidad?
―Ahora mismo estoy esperando mis papeles. Quiero buscar trabajo. También estoy yendo al gym. Mi novio me obliga y lo agradezco mucho. Además estoy estudiando inglés desde la casa y entendiendo un poco lo que es mi vida ahora.
- ―Las nueve preguntas personales de Hansel:
Una película: Todas las de Disney. Forrest Gump, Clandestinos, Amelie, y muchas más. No tengo una favorita.
Una canción: El breve espacio en que no estás, de Pablo Milanés.
Un libro: Sobre todo poesía: Lorca, Neruda, Alfonsina, Cortázar.
Una ciudad: Roma y New York.
Un olor: A comida cubana: mojito, potaje, plátanos fritos.
Un sabor: Dulce cualquiera: torreja, dulce de Leche, pie de limón, cheesecake.
Una persona: Mi abuela.
Una red social: Instagram.
Un sueño: Tener a toda mi familia junta otra vez y que mis hermanos sean personas buenas, inteligentes e íntegras. También sueño con ser madre (de aquí a ocho o diez años) y ganar un Óscar.
― Tu mensaje para los cubanos de la Isla
Cuba es nuestra. Tenemos que entenderlo y actuar como tal. Algún día no hará falta huir.