Ilustración: Alen Lauzán.
“No me imagino en el cine Yara viendo Blonde como si todo estuviera bien, como si Cuba fuera un país normal. No me imagino allí sentado a pesar de que el cine me encanta. Es imposible estar ahí sabiendo que Cuba está al borde del colapso. Me niego a formar parte del circo”.
Así dice un tuit que escribí el 7 de octubre de 2022, refiriéndome al estreno en la Isla de la película Blonde, protagonizada por la actriz cubana Ana de Armas. Una premier que se daba de forma inusual ya que el país no estrenaba películas estadounidenses desde hacía muchos años. Y, sobre todo, se daba en medio de una crisis energética que estuvo golpeando al país durante varios meses, con apagones de hasta ocho horas que derivaron una vez más en fuertes protestas. Protestas que probablemente resonaron en la cabeza de la artista porque no es de dudar que estuviera pendiente de lo que ocurría en la Isla mientras se estrenaba su película en La Habana.
No me imagino en el cine Yara viendo «Blonde» como si todo estuviera bien, como si Cuba fuera un país normal. No me imagino allí sentado a pesar de que el cine me encanta. Es imposible estar ahí sabiendo que Cuba está al borde del colapso. Me niego a formar parte del circo.
— Ariel Maceo Tellez (@arielmaceo86) October 8, 2022
Mi tuit, a pesar de que no era la intención, se hizo viral. A medio país no le gustó que yo eligiera no ir al cine. Me fueron arriba con todo, y de paso se generó el debate eterno de “aquí todo lo mezclan con la política”. Entendieron que yo le estaba diciendo a la gente que no fuera al cine cuando en realidad estaba hablando de una elección personal. Pero claro, Blonde estaba dando la vuelta al mundo entero, con Ana de Armas interpretando a una actriz icónica como lo fue Marilyn Monroe. No puede ser que alguien no quisiera ir a ver eso. Me pegaron con odio.
A esa hora no importó que la actriz cubana haya estado en el ojo del huracán por interpretar otra película de Netflix, donde se exaltaba la figura de los cinco agentes cubanos que fueron detenidos por espionaje en Estados Unidos, La red avispa. Espías que recibieron largas condenas por cometer crímenes en territorio estadounidense, y que fueron cómplices del asesinato de cuatro pilotos de Hermanos al Rescate ultimados por aviones de combate del régimen cubano. La red avispa es una de las mayores ofensas que ha sufrido el exilio cubano, y Ana de Armas formó parte de su elenco.
Los espías terminaron liberados en un intercambio de prisioneros entre Cuba y Estados Unidos, días antes de que ambos gobiernos restablecieran relaciones diplomáticas, en diciembre de 2014.
Por supuesto, la Seguridad del Estado cubano se aprovechó del gran debate que había armado mi opinión por todo el país y se montó en esa ola para desacreditarme en el programa de la televisión Con filo, donde llamaron a mi tuit “La protesta del Ermitaño”. Se burlaron de mí a lo grande. Pero también para defender a quien ya ellos deben considerar una insigne cubana, que los podría ayudar a seguir lavando la cara del régimen totalitario.
Eso es Ana de Armas para ellos: una herramienta política. Un producto nacido de las bondades del socialismo a pesar de que Ana fue suspendida y tuvo que repetir un año en la Escuela Nacional de Arte (ENA). Incluso se dijo que Corina Mestre fue la responsable de la suspensión de Ana, aunque la profesora lo negó luego. Esa misma Corina es muy conocida por su amor al dictador Fidel Castro, y por sacar a relucir su odio al pueblo cubano durante el estallido social del 11 de julio de 2021. Pero poco le importa eso al régimen. Ana salió al mundo y regresó como una estrella de Hollywood.
La actriz llegó ahora a Cuba a, presuntamente, celebrar su cumpleaños número 35, y fue recibida en la Terminal 3 del Aeropuerto Internacional “José Martí” de La Habana. Algo que ningún cubano común puede hacer. Desde los tiempos de la pandemia no se puede recibir a nadie dentro del aeropuerto. Sin embargo, Ana de Armas fue recibida por su amiga la también actriz Claudia Alvariño Díaz. Solamente la Seguridad del Estado pudo haber otorgado ese permiso.
Para, luego, las agencias de turismo promocionar la llegada de la artista con bombo y platillos. Tal pareciera que Ana trabaja como promotora de viajes. Por eso el régimen se desquicia cuando algún influencer publica que desea viajar a Cuba. Tratan de captarlo como sea. Lo hicieron con el famoso youtuber Moss.
El viaje de Ana se da en medio de lo que parece ser ya un nuevo deshielo entre Cuba y Estados Unidos. Va tomando cuerpo y forma delante de los ojos de todos. Un deshielo atravesado por otra crisis económica y saborizado por una falta de combustible que ha paralizado algunas provincias y que ha llevado a suspender un acto insignia del régimen: el desfile del Primero de Mayo.
Antes que Ana llegaron los influencers españoles Hugo y Lara, también a pasar sus vacaciones. Quizás atraídos por un artículo escrito en el periódico español El País donde prácticamente el bloguero Paco Nadal pinta a Cuba como un gran zoológico prehistórico al que valdría la pena visitar a pesar de la represión política, la escasez y la falta de libertades, porque en definitiva nada de eso afecta a los turistas.
La verdad hubiera sido fenomenal que Ana ganara el Óscar al que estaba nominada por Blonde y mencionara la situación que existe en Cuba. Un hecho que no iba a cambiar la realidad del país (la dictadura no va a caer porque Ana se pronuncie), pero que sí habría impulsado a otros a pronunciarse. Mientras ella comparte con Claudia Valdés y compañía, hay artistas sufriendo prisión por razones políticas en el mismo país donde decidió celebrar su cumpleaños, como son los casos del ganador del Grammy Maykel Osorbo, el artista Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro (MSI), o la poeta María Cristina Garrido. Preguntar por ellos no le costaría nada.
Pero esto no ha sucedido hasta ahora y, mientras no suceda, Ana de Armas seguirá siendo, al parecer, la artista nacida en la Isla favorita de Cubadebate, a pesar de que le negó una entrevista a ese medio oficial. Allí no le pierden pie ni pisada. Muestran una vez más que el régimen cubano usa lo que esté a su alcance para vender el paraíso socialista. Los Van Van y La Aragón regresan al corazón de Miami para dar un concierto mientras la banda de Cimafunk anuncia su participación en un festival en Nueva Orleans, como si el intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos nunca hubiera cesado, sino que solo estaba en reposo. Todo esto sucede mientras el exilio histórico es minado por el Cuba Study Group, la Inteligencia Cubana y las peleas sectarias por la postulación de Alexander Otaola para alcalde del condado de Miami-Dade. El régimen va un paso por delante, con más de 1.000 presos políticos en el bolsillo.
Eso sí, no hay quinto malo, de ahí la importancia de que Ana de Armas y cada uno de esos artistas que triunfan afuera, regresen a Isla. Y, de paso, que regresen también los deportistas, los profesionales… porque Cuba no es tan mala nada. Es así como Cimafunk, entre otros, ayudan a distorsionar la realidad de este país y por ende se convierten en una extensión del brazo de la dictadura.
Ana sabe esto. Hollywood no es precisamente un rebaño de ovejas. No se puede pasar por alto que ella escapó de este país en primer lugar.
Lo llamativo es que lo que serían vacaciones en primer lugar se fueron tornando en una especie de agenda oficial en la cual la actriz recorrió espacios e instituciones que el régimen usa sistemáticamente para engañar al mundo. Es desconcertante ver a Ana posar junto a Miguel Ángel Jiménez, conocido en Cuba como Chefarándula, luego de los mensajes que este le envió por privado a la locutora cubana Marisol Alfonso Madrigal, mostrando el verdadero rostro del terror socialista del que forma parte. Marisol solo le había comentado en Facebook que “él era el chef de La Machi [Lis Cuesta, la esposa del dictador Miguel Díaz-Canel]”.
Ana de Armas es continuidad. Eso no se puede endulzar. Su neutralidad solo la acerca al castrismo. Verla junto a Tahimí Alvariño, y que esta salga en la foto con la misma sonrisa con la que sale mientras promociona los productos de Katapulk a los que la mayoría de los cubanos no pueden llegar, es lamentable. Y el problema no es la sonrisa, sino ver cómo colabora con personajes que están tratando de apuntalar sus propios imperios para cuando llegue el cambio en Cuba (si no es que ellos mismos propician ese cambio que a todas luces será un fraude).
Ya a estas alturas todos deben saber que el régimen está desesperado por que Estados Unidos relaje sus sanciones, puesto que es vital para su supervivencia. Los dos países ya han dado pasos mostrando que esto sucederá pronto.
Por el momento, la gente se pone sensible y al igual que como hicieron con mi tuit, cargan y atacan a todo el que critique a Ana de Armas.
Es como si la historia macabra de este país se repitiera una y otra vez, sin nadie que apriete el STOP en la videocasetera. Mientras tanto, Ana de Armas recorre las calles de La Habana y se da cuenta de que lo que le contaron es apenas un arañazo a la realidad cruel que envuelve a esta Isla, a la que alguna vez llamó hogar.
Las opiniones expresadas en esta columna representan a su autor/a y no necesariamente a YucaByte.
Pero mientras tanto muchos siguen apoyando a amo que les patea
Muy buen articulo, sin tanta alaraca intelectual y códigos temerosos de la zurda decadente.