UGAO: empresa en Cuba vinculada a terroristas de ETA

Ilustración: Alen Lauzán

 Por Salomé García Bacallao y Javier Roque Martínez.

Recientemente, una veintena de expresidentes y ex primeros ministros de América Latina solicitaron a Joe Biden que retire a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. No han sido los únicos. Durante los últimos meses, varias personalidades y grupos afines al castrismo han pedido lo mismo. 

Cuba fue incluida en esa lista en 1982. Durante los siguientes 33 años, Washington argumentó su decisión basándose en que la Isla daba refugio a prófugos de la justicia estadounidense, a guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) y a miembros de la organización terrorista y nacionalista vasca Euskadi Ta Askatasuna, más conocida por sus siglas: ETA.

Varias cosas han cambiado desde entonces. Estados Unidos eliminó y volvió a incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, Colombia celebró el fin del conflicto armado interno en 2016, y ETA, responsable del asesinato de 854 personas, anunció “el desmantelamiento total del conjunto de sus estructuras” en 2018.

Sin embargo, Cuba todavía sigue sirviendo de refugio a personas involucradas con ambos movimientos. Incluso, ha permitido que algunas de ellas funden compañías que han podido operar sin demasiadas trabas durante las décadas recientes. 

Es el caso del Grupo UGAO S.A., una empresa de origen vasco que en los últimos 35 años ha apostado por la producción de calderas de vapor para diversas industrias cubanas y otro amplio abanico de servicios que van desde la comercialización de alimentos hasta la fabricación de desvíos ferroviarios. 

Esta versatilidad ha convertido a UGAO en una invitada usual a los principales eventos industriales del país. También le ha merecido reportes halagüeños en diferentes medios de prensa en tanto modelo de cooperación entre el País Vasco y Cuba. Sin embargo, ningún reporte ha aludido a los múltiples vínculos de esta compañía con ETA, por los que en 2007 UGAO fue vinculada al entramado empresarial que la organización terrorista utilizaba para financiar sus estructuras y, también, a sus refugiados. 

UGAO: fundada y presidida por un “histórico” de ETA

La relación entre ETA y UGAO comienza por el fundador y presidente de esta última. Hablamos de Yosu Abrisketa (73 años), uno de los jóvenes que en la década de 1960 se unió a ETA, una organización nacionalista que terminó apostando por el terrorismo en su deseo de construir un Estado vasco socialista e independiente. 

En 1970, con apenas 21 años, Abrisketa fue el más joven de los 16 miembros de ETA juzgados por la muerte de tres personas en el Proceso de Burgos. Condenado inicialmente a pena de muerte, la sanción le fue conmutada por otra de 62 años en prisión. Sin embargo, en 1977 recibió el indulto gracias a la Ley de Amnistía aprobada tras la muerte del dictador Francisco Franco.  

Después de esto, algunos de los procesados en Burgos apostaron por la lucha pacífica. Abrisketa, en cambio, pasó a liderar ETA Político Militar (PM), una nueva organización que siguió abogando por el uso de las armas y donde habría estado vinculado al secuestro de empresarios y otras acciones junto a Arnaldo Otegi, actual coordinador general de la coalición de partidos nacionalistas e independentistas vascos, Euskal Herria Bildu.  

Eso hasta 1983, cuando fue detenido por las autoridades francesas. Debido a la desconfianza de entonces entre París y Madrid, los galos se negaron a extraditar a Abrisketa y a otros cinco etarras a territorio español. En cambio, los deportaron inicialmente a Panamá y, en abril de 1984, a Cuba

Julio Antonio Alfonso Fonseca, exfuncionario cubano que servía de intermediario entre la cúpula del Partido Comunista (PCC) y los etarras refugiados en la Isla, aseguró en 2012 a El País que Fidel Castro había aceptado acogerlos a petición del Gobierno de Felipe González, que prefería tenerlos lejos. Pero también por interés político, presumiblemente para asegurar su presencia en una hipotética negociación entre ETA y España. 

Según este exfuncionario, el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) facilitó viviendas y ayudas económicas a los etarras, pero no más. Aun así, en 1987 Abrisketa fundó el Grupo UGAO S.A., una empresa comercializadora y de gestión enfocada en brindar asesoría técnica y otorgar facilidades financieras a la industria cubana.

UGAO empezó montando quirófanos y colaborando con la producción de tuberías de agua para hoteles. Pero ya en la década de los 90 comenzó a suministrar calderas de vapor para varias industrias, su principal línea de negocios hasta el día de hoy. 

ETA, Grupo UGAO y sus conexiones con Cuba

Aunque desde entonces Abrisketa ha dedicado la mayor parte de su tiempo a esta empresa, no ha perdido el contacto con ETA. De acuerdo con Alfonso Fonseca, Abrisketa ejercía “cierto liderazgo político” sobre el colectivo de etarras refugiados en Cuba. A tal punto que en 1997 fue uno de los convocados por el entorno de Castro para comunicar a la dirección de ETA su rechazo al asesinato del concejal español Miguel Ángel Blanco.

Ese mismo año, además, Abrisketa fundó en Panamá el Grupo UGAO S.A. Esta empresa, registrada ante la Cámara de Comercio de Cuba, contó hasta 2019 con la participación de su hija, Haizpea Abrisketa, quien durante ese tiempo fue dirigente del antiguo partido Batasuna ―considerado brazo político de ETA― e investigada por presunta financiación de la organización etarra.

También forman parte de la empresa la esposa de Abrisketa, Anne Marie Puyo, profesora de Derecho de la Empresa en la Universidad del País Vasco; y Lair Leite Sobrinho, quien, además de aparecer en varias empresas registradas en Panamá, es esposo de Alejandra Argibay Manduley. Alejandra también figura como oficial en varias de las empresas de Leite Sobrinho y es además hija de Miriam Manduley, prima de Celia Sánchez Manduley ―una de las colaboradoras más cercanas de Fidel Castro entre 1957 y 1980―, y del comandante de la Revolución José (Pepito) Argibay

Lair Leite cuenta a su vez entre sus principales asociados con el empresario chileno Ángel Domper Cavalla, quien ganó proximidad a Fidel Castro mediante su vínculo matrimonial con Celia Guevara March, la hija menor de Ernesto Guevara.

Más vínculos entre UGAO y ETA

Pero el de Abrisketa no es el único nombre que conecta a UGAO con la organización terrorista vasca.

También están los de Carlos Ibarguren, antiguo tesorero de ETA, y Agustín Azcárate. Así lo recoge el sumario del Caso Ekin, que a partir de 1998 comenzó a develar el complejo sistema de empresas en el extranjero mediante las cuales ETA blanqueaba dinero de sus operaciones y ayudaba económicamente a los etarras huidos o refugiados en otros países. 

Ibarguren, uno de los responsables del aparato financiero de ETA a comienzos de los ochenta, llegó a Cuba en 1984, junto a Abrisketa. Azkárate, vinculado a ETA Militar, llegó algunos años después. Los dos cargaban con reclamaciones de la justicia española por pertenencia a banda armada y, Azcárate, además, por presunta participación en un asesinato.  

Según documentos judiciales, apenas dos años después de llegar, en 1996, estos dos hombres fueron apoderados por la empresa vasca Gadusmar S.L. para comercializar los pescados de esta por mediación de UGAO. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que se descubriera que este negocio no era más que una fachada. 

Gadusmar, que había sido presentada en Cuba por el dirigente de Batasuna Gorka Martínez, era una de las empresas que ETA utilizaba para financiar a sus refugiados. Su propio administrador confesó que, en Cuba, la empresa servía para enviarles “unos 1200 dólares mensuales” a “los deportados”, si bien no especificó nombres. 

En 2012, el exfuncionario cubano Alfonso Fonseca aseguró que Gadusmar solo comerció dos contenedores de bacalao en los dos años que mantuvo su representación en Cuba.

El hecho de que Ibarguren y Azcárate estuviesen vinculados a esta operación a través de UGAO hizo que el juez español Baltazar Garzón, quien lideró el Caso Ekin, considerara a esta compañía como parte del entramado empresarial de ETA en América Latina. 

Por esta razón, en 2007 la Audiencia Nacional española dispuso la declaración de ilicitud y liquidación del Grupo UGAO S.L., entre otras empresas vinculadas al Caso Ekin. 

Sin embargo, en 2009 un recurso de casación interpuesto ante el Tribunal Supremo español logró dejar sin efecto esta decisión, alegando que, para ello, el tribunal de Ekin tendría que haber declarado al Grupo UGAO S.L. como una asociación interesada en cometer o promover algún delito, algo que no hizo. 

UGAO creció en medio del incremento de ayudas españolas y vascas a Cuba

En efecto: entre 1977 y 2002, Cuba recibió de España 93 741 millones de pesetas (poco más de 565 millones de dólares actuales) en créditos del Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD).

Los créditos FAD eran concedidos por España a países en desarrollo para financiar proyectos de empresas españolas. Y si bien es cierto que la Isla ya recibía estos fondos antes de aceptar dar refugio a un grupo de etarras, esta decisión podría haber influido en que Madrid siguiera aprobándolos a lo largo de los años. 

No sería un caso aislado. En 1989, el diario El País informó que otros seis países habían sido beneficiados con créditos FAD poco después de aceptar dar refugio a etarras, si bien el Ministerio de Asuntos Exteriores español negó la relación entre ambos hechos. 

No obstante, hay otros dos elementos que podrían respaldar esta hipótesis. 

En 1991, cuando España decidió cortar los créditos FAD a los países receptores de etarras, hizo una excepción con Cuba, Cabo Verde y República Dominicana. Curiosamente, estos tres países refugiaban a varios de los principales miembros de ETA deportados o exiliados de España. 

En 2001, además, el exministro español del Interior, José Barrionuevo, confesó que Madrid tuvo que “establecer también cooperación especial con bastantes de estos países [receptores de etarras]. Comprendía asistencia técnica, ayudas varias y apoyos políticos o diplomáticos en ocasiones”. 

A falta de saber si la presencia de miembros de ETA en Cuba influyó en la aprobación de créditos FAD para la Isla, se desconoce también cuáles empresas españolas fueron beneficiadas por estos. En cambio, sí parece haber una relación más clara entre la concesión de créditos vascos a Cuba y la financiación de algunos proyectos empresariales de UGAO.  

En las décadas de 1990 y 2000, el Gobierno de la comunidad de País Vasco aumentó sus relaciones con Cuba, fundamentalmente en términos de exportación de productos, tecnología y servicios a la Isla, pero también de concesión de créditos estatales y privados. Estos beneficiaron a varios sectores cubanos, pero sobre todo al energético, que a finales de los 90 enfrentaba la desaparición de los subsidios soviéticos. 

En 1997, por ejemplo, el Gobierno vasco concedió una ayuda de 50 millones 286 000 pesetas (alrededor de 50 000 dólares actuales) para la reparación y modernización de la central termoeléctrica Máximo Gómez, ubicada en Mariel, La Habana. 

Un año antes, en 1996, el Ente Vasco de la Energía, la agencia energética del Gobierno Vasco, se unió a las labores de modernización de la central térmica de Renté, en Santiago de Cuba, aunque se desconocen más detalles. 

Justamente durante esos años, UGAO armó un “consorcio de empresas europeas en pos de modernizar las termoeléctricas rusas de Renté, Nuevitas y Mariel, por más de 80 millones de dólares”, según declaró el propio Yosu Abrisketa en una publicación de 2011.

No existen registros públicos que conecten directamente a UGAO con alguno de estos créditos. No obstante, en 2012 Alfonso Fonseca aseguró a El País que UGAO y otras empresas vinculadas a esta recibieron ayudas económicas del Gobierno vasco durante los mandatos de José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe, es decir, entre 1985 y 2009. 

Según el exfuncionario, estas ayudas habrían sido canalizadas a través de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (SPRI), encargada de la política industrial del Gobierno vasco. Desde finales de los 90, la SPRI subvencionó líneas de crédito millonarias para fomentar las exportaciones a Cuba, sobre todo en el sector energético. 

No es la única vez que UGAO ha sido asociada al mundo político vasco. En 1999, durante una visita oficial a la Feria Internacional de La Habana (FIHAV), el entonces portavoz del Gobierno vasco, Josu Jon Imaz, y el presidente de la Cámara de Comercio de Guipúzcoa, Fermín Mendizábal, fueron fotografiados junto a Abrisketa en el stand de UGAO. 

El hecho de que ambos funcionarios vascos se encontraran junto a un histórico de ETA PM como Abrisketa ―y también junto a José Ángel Urtiaga, otro etarra refugiado en Cuba con varias solicitudes de extradición y acusaciones de haber entrenado a combatientes de las FARC en el uso de explosivos― provocó un gran revuelo político entre ambos países.

Imaz y las Cámaras de Comercio vascas, por su parte, aseguraron que la visita había sido “estricta y exclusivamente empresarial” y catalogaron la publicación de la foto por el diario El Mundo como un “desenfoque informativo [con intereses electorales] de un hecho casual y protocolario”.

UGAO también forma parte de la Asociación de Empresarios Vascos en Cuba (AEVC), que desde 2001 tiene el objetivo de “promover y potenciar las relaciones de carácter económico” entre industriales vascos radicados en la Isla y empresas locales. 

Uno de los oficiales de la AEVC es Ricardo Juan Moreno Gutiérrez, también oficial de Novotrack S.L., otra empresa vasca que, junto a UGAO, se dedica a la representación de compañías en el Caribe y Centroamérica y participa activamente en la promoción comercial entre Cuba y el País Vasco.

Una empresa versátil e internacional 

Lo cierto es que, a pesar de sus vínculos con ETA, juzgados incluso por la Audiencia Nacional española, desde la década de 1990 UGAO ha ampliado sus socios, productos y mercados. Y todo sin moverse de Cuba.

Además de facilitar calderas de vapor para varias industrias ―fundamentalmente alimentarias―, UGAO ha representado a compañías extranjeras, producido medios de protección industrial, fabricado equipos para instalaciones ferroviarias, instalado paneles fotovoltaicos en fábricas alcoholeras, suministrado implementos para varios organismos estatales y abierto un depósito en Aduana destinado a “productos necesarios para el país”. 

“El objetivo general es colaborar con todas las industrias cubanas”, aseguró Abrisketa en 2013. Y no puede decirse que le haya ido mal. En 2016, UGAO estaba facturando seis millones de dólares anuales gracias a su “colaboración” con Cuba, que ha incluido “alianzas estratégicas” con empresas estatales como Copextel y Almacenes Universales. 

Según Abrisketa, UGAO impulsa varios de sus negocios mediante la concesión a Cuba de créditos retornables en pocos años. Luego, participa en ellos ya sea asegurando los equipos y la materia prima necesaria, o bien creando empresas mixtas con compañías estatales y extranjeras. 

Probablemente el ejemplo más exitoso en este sentido haya sido Babcock Caribe, una empresa mixta surgida en 1999 tras la integración de la Fábrica de Calderas de Vapor Jesús Menéndez, perteneciente al entonces Ministerio del Azúcar (MINAZ), la francesa Babcock Enterprise y UGAO. 

Renombrada Bioenergía Caribe en 2009, esta empresa se ha dedicado fundamentalmente a la producción de calderas de vapor para hospitales, instalaciones energéticas y fábricas de alimentos en la Isla. No obstante, a finales de los 2000 comenzó a fabricar calderas para proyectos cubanos en Venezuela, Bolivia y Angola.

En 2011, además, UGAO y Bioenergía Caribe firmaron un contrato con la empresa eslovaca BTG Slovensko, representante del brazo agrícola de la petrolera estatal venezolana PDVSA, para la construcción de 20 generadores de biomasa en Cuba. Según la publicación alemana amerika21, el acuerdo habría alcanzado los 170 millones de dólares. 

Cinco años después, en 2016, UGAO promocionaba en su sitio web la asociación con “empresas como JEZ Sistemas Ferroviarios del Grupo VAE, AINAIR Y CADILAN del grupo AESI” como una vía para introducir nuevas tecnologías en el país y superar “los límites comerciales y financieros impuestos por el ilegal bloqueo norteamericano contra Cuba”. 

Ese mismo año, Abrisqueta publicitaba en la Feria Internacional de La Habana el establecimiento de un sistema de paneles fotovoltaicos en el techo de una planta productora de ron ubicada en la zona central de Cuba como una de sus obras más recientes. La instalación de 2752 paneles fotovoltaicos en el tejado de la planta de Cuba Ron S.A. en la localidad de Manacas, Villa Clara, se presenta en la página web de AinAir S.L. como uno de los proyectos ejecutados en Cuba por esta compañía industrial perteneciente a la Asociación de Empresarios Vascos en Cuba. Cadilan 2010 S.L. también se atribuye en su web el proyecto.

Tanto AinAir S.L. como Cadilan 2010 S.L. son administradas por Aitor Gaínza García y Gonzalo Saíz Fernández, este último también administrador del Grupo AESI y una treintena de empresas en España. 

En 2017, Abrisketa anunció que UGAO iba a iniciar un proyecto de señalización automática de ferrocarriles, empezando por el del puerto de la Zona de Desarrollo Especial de Mariel (ZEDM), el parque industrial que Raúl Castro creó en 2013 para reactivar la economía cubana, reemplazar importaciones y atraer inversión extranjera a través de beneficios tributarios y aduaneros. 

Ese mismo año, Abrisketa también comentó que UGAO crearía una fábrica para integrar los cambios de vías férreas de la empresa vasca Jez Sistemas Ferroviarios. Esta empresa, representada por UGAO, ha suministrado desvíos de líneas ferroviarias para la ZEDM desde 2009. 

Su presidente, Urtsa Joseba Errazti, ha sido asesor del Gobierno vasco y fue presidente de Corporación Mutua, el primer grupo mutual de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social de España. También ha desempeñado cargos en al menos dos empresas estadounidense e india y en la Asociación de Acción Ferroviaria (CETREN) española, que reúne a las compañías implicadas en ese sector. 

Errazti se ha reunido en Cuba con directivos del Ferrocarril Cuba y otros organismos asociados para fortalecer las relaciones de trabajo con Jez Sistemas Ferroviarios. 

Todavía en la mira de la justicia española

En octubre de 2022, un informe pericial de la organización española Dignidad y Justicia (DyJ), alertó un “riesgo real de huida” de Mikel Albisu, alias Antza, quien fue el responsable del aparato político de ETA entre 1992 y 2004 y está imputado por el asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco y el atentado contra una sede de la Guardia Civil en Valencia. 

Según el informe, Antza podría tener el soporte financiero de UGAO para huir y subsistir fuera de España. La razón detrás de esta hipótesis es la supuesta amistad entre Yosu Abrisketa y el exlíder etarra, una de cuyas funciones fue, justamente, la de organizar empresas y estructuras en América Latina para facilitar la inserción social y económica de sus compañeros refugiados, como Gadusmar S.L. 

El juez que lleva el caso de Antza descartó la posibilidad de fuga debido a la falta de indicios de evasión de la justicia. Tampoco está claro si el régimen cubano estaría dispuesto a vincularse nuevamente a este tipo de situaciones. Mucho menos cuando intenta que EE. UU. lo retire nuevamente de la lista de países patrocinadores del terrorismo. 

También está la experiencia de los últimos años. 

En los 90, Fidel Castro refugió a, al menos, otros 13 etarras sin el consentimiento de España. Esto, unido a la autorización para que dos de ellos salieran del país con documentación falsa, y también al vínculo entre la Inteligencia Cubana y varias acciones de miembros de ETA en América Latina, llevaron en su momento al Gobierno de José María Aznar a denunciar que Cuba utilizaba a los etarras para presionar a Madrid. 

A EE. UU., por su parte, le dio más razones para defender la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.

Al parecer, Raúl Castro se propuso cambiar esto tras llegar al poder. Según el exfuncionario cubano Alfonso Fonseca, el general de Ejército habría promovido una visión menos favorable de ETA dentro del régimen, y sobre todo dentro de las Fuerzas Armadas. Algo que no habría pasado desapercibido para los etarras. 

Algunos han declarado que en las últimas décadas ha habido momentos “muy delicados” con las autoridades cubanas. Prueba de ello es que en 2011 tres de ellos escaparon de Cuba rumbo a Venezuela en una embarcación turística. Todos fueron retornados a la Isla.  

De acuerdo con Alfonso Fonseca, Raúl Castro tampoco accedió a refugiar a más etarras. De hecho, todo indica que tenía la intención de librarse de algunos de ellos. 

En 2015, mientras EE. UU. y la Isla avanzaban en la política de deshielo iniciada a finales de 2014, Castro garantizó a Washington que ningún miembro de ETA utilizaría el territorio cubano para actividades contra España u otro país. Ese mismo año, La Habana y Madrid comenzaron a negociar la extradición de los etarras José Ángel Urtiaga y José Ignacio Etxarte, algo a lo que el régimen se había negado en ocasiones anteriores. 

Urtiaga sigue viviendo en Cuba, desde donde colabora regularmente con medios de comunicación de izquierda. Sin embargo, en los últimos años varios de sus compañeros sí han regresado al País Vasco debido a la prescripción de las acusaciones contra ellos.  

En 2019, fue el turno de José Miguel Arrugaeta e Iñaki Etxarte. Ambos llegaron a Cuba en 1984 y 1985, respectivamente. En 2010, la Audiencia Nacional (AN) española los acusó, junto a otros etarras refugiados en Cuba y Venezuela, de impartir cursos a guerrilleros de las FARC. En octubre de 2018, tras la aprobación de la Ley de Amnistía en Colombia, la AN sobreseyó provisionalmente la causa, lo que les permitió regresar legalmente a España.  

En 2021, regresó el también escritor Joseba Sarrionandia, quien llegó a La Habana entre 1985 y 1986, luego de fugarse de la cárcel vasca donde cumplía condena por pertenencia a ETA y depósito de armas. Según el Colectivo de Víctimas del Terrorismo, una organización vasca, Sarrionandia también estuvo vinculado al secuestro de un empresario y a varios atentados con explosivos. 

Finalmente, en septiembre pasado fue el turno de Iñaki Rodríguez Muñoa, luego de que prescribieran las acusaciones que lo relacionaban con el secuestro y asesinato del militar Alberto Martín Barrios, en 1983. Rodríguez estaba refugiado desde 1987 en Cuba, donde años más tarde se vinculó a Ainair S.L. 

Mientras tanto, Yosu Abrisketa se mantiene activo desde Cuba en la promoción de la independencia y la cultura del País Vasco, según un informe de este año. También ha vuelto a integrarse a la vida política vasca, aunque esta vez desde lo civil y desde la distancia. Prueba de ello es que en 2013 fue uno de los integrantes del “colectivo de exiliados” que reclamaron ser partícipes del proceso de paz, cuya consecución, aseguraron, también pasa por la solución de sus exilios. 

En 2020, preguntado por la posibilidad de regresar a su tierra natal, aseguró que volverá “cuando se den las condiciones”. También pareció retractarse de haber abogado por la lucha armada. “Siempre que se pueda evitar, hay que evitarla”, dijo. “Deseo que Euskal Herria jamás vuelva a eso”. 

De momento, Abrisketa se mantiene dirigiendo UGAO, la empresa que fundó tres años después de llegar a Cuba como refugiado de ETA y que a finales de los 90 apareció en investigaciones judiciales españolas por canalizar fondos para los etarras exiliados en la Isla. 

Vinculada a varios nombres de ETA y del entorno castrista, UGAO se ha abierto camino dentro del sector industrial cubano, donde destaca por la producción de calderas de vapor. No obstante, en los últimos años ha ampliado sus negocios con otras compañías vascas ―incluidas aquellas afincadas en Cuba―, lo que le ha permitido consolidarse como empresario y mantenerse como uno de los últimos etarras refugiados en el país.  

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