Ilustración: Julio Llópiz-Casal
Sacramento Jose Acebo ha obrado metódicamente, sin estridencias ni falsas expectativas. La demanda ciudadana que impuso en una mesa del Consejo Electoral de la Circunscripción No. 16, de la ciudad de Las Tunas, el pasado 25 de septiembre, durante el referendo en torno al Código de Familia, es guiada por su conciencia individual.
La demanda de Sacramento, escritor, profesor y artista visual, increpa al Consejo Electoral Nacional (CEN), la Asamblea Nacional del Poder Popular y al Consejo de Estado, y pide anular los resultados del referendo, así como una nueva convocación en donde se garanticen condiciones «imparciales y no discriminatorias».
«Establezco una reclamación en cuanto a la imparcialidad del proceso», explicó. «Y cuestiono el carácter democrático del proceso electoral que se ha llevado a efecto; considerando que no ha sido representada la totalidad del pueblo cubano en los medios de difusión, la comisión redactora, y el Parlamento».
“Es decir, aquellos que votaban por el No o por la abstención. A estos, directamente, el Estado cubano los acusó de seguir directrices desde el exterior de la isla, y solo hubo una feroz campaña propagandística… a favor del Sí”, indicó.
“De modo que cualquier resultado emanado de un proceso con esas características carece de legitimidad. Tácitamente, se entiende como una discriminación a parte de esa población a la que se deben, y que los financia con su trabajo; por lo que demando la interrupción y aplazamiento del mismo hasta que se garanticen las condiciones justas, democráticas, imparciales y no discriminatorias que, a mi juicio, se han mantenido», explicó.
Captura de pantalla de publicación en Facebook.
¿Por qué este paso?
El asunto es que el CEN es el responsable, tanto por Constitución como por la ley Electoral, de garantizar y velar por (entre otras cosas) la imparcialidad de todo el proceso de principio a fin; incluyendo la relación con los diferentes públicos y la información manejada por los medios de comunicación; además de ser un órgano (según la Constitución también) independiente de todos lo demás órganos en el país. El CEN tiene el deber de, a través del presidente de la mesa del colegio electoral, dar curso a las reclamaciones, del mas insignificante ciudadano, sobre cualquier irregularidad en el debido proceso. Lo hago, entendiendo que nuestra patria es un lugar de todos; y que ninguna ley que afecte a la familia cubana debe ni puede ser legislada en menoscabo de los derechos de pensamiento, conciencia y expresión. Esto, con independencia a mi posición personal y mi voto. Por eso en estos momentos se lleva a cabo esta iniciativa, sobre todo con la ayuda de líderes comunitarios, de la sociedad civil, para a través de una brecha legal exigir que se revise la parcialidad del proceso, como ya solicité, y se anule el resultado del referendo, convocando a otro como igualdad de oportunidad. A la vez, no renunciamos a utilizar la posibilidad de usar 50 mil firmas ciudadanas (otro chance previsto en la ley), para cambiar la ley.
¿Cuánto de ingenuidad hay en tu propuesta?
Mira, si hay un punto claro e irrebatible (más allá de si hubo o no fraude) son todos los asuntos que han tenido que ver con la falta de imparcialidad a todos los niveles. No es ingenuidad. Tenemos todas las posibilidades humanas de perder. Aunque también tenemos todas las posibilidades «davicísticas» de darle una pedrada en la cabeza al Goliat que nos ha estado importunando durante tanto tiempo.Si perdiéramos esta batalla, ganaríamos muchas cosas: ganaríamos en aprender cómo unirnos y exigir socialmente nuestros derechos. Ganaríamos en el crecimiento cívico de la ciudadanía, al ver cómo nos atrevemos a vivir como creemos, a defender nuestros principios, nuestros derechos y los de sus hijos también. Como en la Roma de los primeros siglos, sólo se convertirán en centuriones que vean testimonios de autenticidad y coraje.Ganaríamos también una base legal para cuando comience la cacería de brujas que amenaza contra padres, profesores y hombres y mujeres de fe. Desde la base legal de esa reclamación estaríamos alertando a instrumentos internacionales del derecho religioso y los derechos humanos.
Eres cristiano, y precisamente a esa comunidad se le deben las acciones cívicas más importantes contra la imposición del Código de Familia, y el canal para que muchas personas no creyentes pudieran expresar abiertamente sus preocupaciones.
Esta iniciativa va, legalmente, por el canal de la ciudadanía. No es un asunto religioso, aunque como ha sucedido y sucede actualmente en otras naciones y épocas, en el punto organizativo muchas iglesias facilitan pasos. También sería incorrecto ver esta acción como un proyecto de alguien en particular. Si bien la demanda la hice yo, detrás de ella hay el sentir de grupos importantes como la comunidad cristiana y demás miembros no creyentes que integran la sociedad civil, y que encuentran dañino el debilitamiento de la autoridad de los padres sobre los hijos o la deshumanización de la mujer y el niño por nacer con la «gestación subrogada», por ejemplo.
¿Qué otros reclamos consideras importantes?
La fundación de escuelas no administradas por el Estado. Aunque abrir unas pocas no puede ser una simple y desventajosa negociación con el Estado, porque caeríamos en la trampa de que, poco a poco, se irían sumando leyes que funcionarían como una camisa de fuerza total. También que si damos, equivocadamente, al César lo que le corresponde a Dios, le estaremos quitando a Dios lo que Él instituyó, y sobre lo que responsabilizó a cada individuo y no al Estado: la familia. Pero ahora empezamos paso a paso. ¿No se dice que la peor batalla es la que no se emprende?
¿Esperanzas?
Si sumamos a las personas que votaron No, los que anularon sus boletas y a aquellos que no votaron, tenemos una mayoría respecto al Sí: representan un 53 por ciento del padrón electoral, de acuerdo a las cifras oficiales. Entre las personas que votaron No y aquellas que anularon sus boletas hay más de dos millones de ciudadanos. Esas personas esperan un liderazgo moral coherente que muestre qué hacer ahora. El día después. Tal vez esta es sólo una oportunidad disfrazada de problema.
Estoy en total acuerdo que se eliminen todo lo que va contra la moral y la Espiritualidad de una nación.
Dios les bendiga a todos. Agradezco por esta iniciativa ya soy un padre que teme por el futuro de su hija, además un padre que dijo No. Estaremos orando por todos aquellos que emprenden está batalla.
Mi voto es un NO redondo !
Y va respaldado, a todos los que aman la justicia y la verdad !
Mi voto fue, es y será no este código no aboga por la familia cubana, al contrario destruye la familia. MI CÓDIGO ES EL DE CRISTO #yodigonoalnuevocódigodelasfamilias