Ilustración: Alejandro Cañer
Moscú.-A finales de enero Teresa Rodríguez, madre de tres presos políticos del 11J en Cuba, abordó un avión con destino a Moscú. Con ayuda de su hija mayor que vive en Estados Unidos, Teresa decidió salir de la isla debido a la situación de estrés, vigilancia policial e intimidación que estaba viviendo. Un mes después terminó inmersa indirectamente en otro conflicto exacerbado por la invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero.
Como Teresa, decenas de cubanos han quedado expuestos a la guerra por hallarse asentados o en procesos migratorios en territorios de Europa del Este. De ellos, varios se encuentran en situación de desplazamiento tras haber huido de sanciones ejemplarizantes por el 11J y del tratamiento que el régimen de La Habana da a sus opositores.
Así lo confirma el grupo de trabajo Justicia 11J, que documenta al menos 21 personas [entre manifestantes del 11 y 12 de julio en Cuba y sus familiares], afectadas tanto por la invasión como por las respuestas en forma de sanciones que han emitido diversos gobiernos.
Antes de que Teresa partiera a Moscú, estaban programados los juicios contra sus tres hijos presos: Emiyoslán (18), Mackyani (24) y Yosney (25) Román Rodríguez, sujetos a peticiones fiscales de 7, 20 y 25 años de privación de libertad respectivamente.
“Mi hija Gladisley, al ver el estrés tan grande que yo tenía por la situación de los otros tres que están presos desde julio, me sacó un pasaje para Rusia porque no requería visado. Ella se preocupó porque me salieron hasta granos en la cabeza y me pelé al rape”, relata Teresa.
La madre denuncia la persistencia de la Seguridad del Estado en ejercer una constante vigilancia en el entorno de su vivienda, así como en el sometimiento a interrogatorios. Esto, insiste, fue lo que le desencadenó el estrés y las lesiones herpéticas en la cabeza, que requirieron un corte completo del cabello.
“En la primera y la segunda entrevista que me hizo la Seguridad del Estado (SE) me hicieron amenazas de que tenía que estar tranquila porque, si no, perjudicaba a mis hijos. Me dijeron que ellos sabían todo lo que yo hacía, que ellos me tenían vigilada. Y en esos días yo siempre veía en las esquinas de mi casa policías con motos, y el día que dimos una entrevista en casa de Wilber Aguilar Bravo [padre de otro preso del 11J], entramos por delante y nos escurrimos por detrás. Pero esta gente (la SE) me dijo con lujo de detalles cómo había sido, me sacaron fotos. Me quedé loca. ¿Cómo esa gente supo todo eso?”, se pregunta Teresa una ciudad al sur de Moscú, donde el conflicto ruso-ucraniano la tomó por sorpresa.
Ante la incursión rusa en Ucrania —que comenzó el jueves 24 de febrero con ataques de artillería y misiles dirigidos a varias ciudades de Ucrania [entre ellas Kiev]—, y debido a que desea ver ya a sus hijos, Rodríguez no ha decidido si se queda más tiempo o regresa de inmediato a Cuba.
“Yo estoy aquí en casa de unas amistades en una ciudad que está más lejos de Ucrania. Mi hija Gladisley no quiere que me vaya para Cuba, pero yo me quiero ir por mis hijos; ellos ya son mayores de edad pero los quiero ver, yo adoro a mis hijos, ellos son mi vida. No es fácil. Y ahora con esta candela no sé ni para dónde voy a coger”.
En situación similar se encuentra el joven disidente cubano Adrián Rubio, uno de los acuartelados de San Isidro. “Estoy en Moscú en desesperación total. El presidente Vladimir Putin dice que está renuente a retirar las tropas rusas de Ucrania. No se sabe qué pueda pasar y ya el dólar está acá a unos 120 pesos (rublos) en dependencia de la zona. Y en el campo hasta 123 según me han dicho”, contó a Yucabyte.
“Salí de Cuba al ver la represión que siguió al 11 de julio. Ese día no salí a las calles porque tenía vigilancia reforzada en el Cotorro, donde yo vivía. Allí hubo revueltas y me pusieron vigilancia. Yo me mantuve conectado a través de una línea ajena. Y a través de esa línea estuve al tanto de todo, di información y actualizamos cuando se estaban llevando a alguien y estuve informado. A mi línea en cambio le cortaron la comunicación e incluso me bloquearon el teléfono, un Redmi 9A”.
“Después de recibir toda esta represión, con más de 101 detenciones en menos de un año (en Internet están las pruebas de eso, y también de que me negué a empuñar armas en el Servicio Militar); ya no aguanté más, mi salud empezó a verse desmejorada y tuve que salir por Varadero el día 4 de agosto de 2021 en un vuelo para acá para Moscú”, detalla. Rubio compró el pasaje a finales de julio (23 o 24) y el día 4 aterrizó en la capital rusa, donde como un personaje de Dostoievski se ha visto, dice, en situaciones difíciles.
La vida de los cubanos en Rusia
Desde hace varios años, a partir de la implementación del libre visado para cubanos que viajan a Rusia, muchos se trasladan a ese país con diversos fines, entre ellos el de realizar inversiones en productos que escasean en la isla, con lo que dinamizan el mercado informal en la isla. Otra parte de los viajeros llegan a territorio ruso y emplean este corredor migratorio para continuar rutas hacia Europa Occidental.
Tanto unos como otros tienen en común la sobrecarga de vivir en una Cuba totalitaria, donde predominan la escasez, la supresión de la libre expresión y la inhibición de la iniciativa privada. Cifras de las autoridades migratorias rusas calculan que unos 25 mil cubanos por año, como promedio, transitan por esta nación euroasiática. La prensa internacional ha visibilizado historias como la de Yeni, una cubana que falleció en Moscú durante la pandemia y ni siquiera se realizó una repatriación inmediata.
Me he visto sin comida, tirado en una cama con el azúcar en 2 porque a mí me baja mucho. Además, hace un tiempo el metro (transporte) valía 42 rublos; ahora vale 46. Y a veces me he visto sin los 42 rublos para ir a casa de unos amigos a comer. Me he visto contando el menudito.
No hay trabajo estable, estoy en todos los grupos de trabajo que hay aquí en Moscú y el trabajo es ilegal, por eso por 12 horas te pueden pagar 1100 rublos, que son unos 11 dólares diarios. Muchas veces trabajas y no te pagan. A mí me estafaron trabajando como ayudante de construcción, botando basura y escombros. Me estafaron el trabajo de 8 días. Se suponía que el pago era diario, al principio era así pero luego lo pusieron semanal y trabajé una semana y un día y no me pagaron
No obstante, Rubio matiza: “he recibido ayuda de parte del exilio, de parte de personas que se han solidarizado con mi causa y han aportado ayudas, no lo puedo negar. También he recibido críticas, hay quien dice que tenía que haberme quedado en el país, pero no podía. De yo haberme quedado en Cuba, hubiera muerto. Yo soy diabético hipertenso y cuando me veo con mucho estrés, puedo caer en un coma diabético”.
“Yo tuve que vender mi teléfono en una casa de empeño. Y ahora estoy con un Motorola E4 que tiene la pantalla partida. Por lo tanto no me funcionan muchas cosas; apenas puedo escribir y no tengo ni Facebook ni Messenger. Cuando logro acceder es por otro teléfono que me presten un momentico. Mira mis audífonos, tuve que ponerle papel plateado para poder oír… yo no tengo chancletas. Tengo para andar un par de salticos de cama y ya están en coma, están rotos. Te hablo ante Dios y por la religión que más me rijo —que aquí está prohibida— es la de los Testigos de Jehová, aunque respeto todas las creencias.
“Ahora me rebajaron la renta a 7000 rublos (70 dólares) y es algo que también me choca porque aquí por el trabajo diario el pago suele ser de 1100 y entonces cuando vienes a ver ya debes 500 rublos, le debo a la vecina 600 rublos porque me recargó el teléfono. Esta vez yo tuve que pedirle a alguien de Estados Unidos que me recargara el internet porque me pasé 3 días conectándome en un centro comercial por Wi-Fi. Y le pedí a una buena amistad que me ayudara y me recargó el internet hasta el 30 de marzo”.
Plan migratorio
Adrián Rubio explica que en ningún momento salió de Cuba pensando quedarse definitivamente en Rusia. “Lo vi como la válvula de escape, compré un pasaje en 18 mil pesos cubanos; vendí el teléfono que tenía en Cuba, vendí unas bocinas, el microwave de mi casa, la plancha de pan y vine para este país con 200 dólares en el bolsillo. Aquí me esperaba una amistad que apoyaba la causa por la liberación de Cuba y ese matrimonio se fue de Rusia. Ellos me cobraban 10 mil rublos de renta pero no me cobraron el taxi del aeropuerto a la casa; me compraron comida y zapatos”.
“Cambié la carta migratoria y eso me da legalidad en territorio ruso hasta el día 25 de marzo. Hacer este trámite para extender nuevamente el plazo está en 12 mil rublos. Yo tengo un documento que en Cuba me hicieron llegar a través de un represor de la Seguridad del Estado en el cual tenía que firmar que venía para Rusia para de aquí reunirme con mi hermano en Alemania. Mi hermano es ciudadano alemán”.
“Pensé en irme a Serbia y hacer la travesía hacia España; pensé que podía ir por Bielorrusia, atravesar Polonia y llegar a Alemania porque hablo alemán. Pensé en un montón de posibilidades porque cuando estás allá [en Cuba] crees que es llegar a Rusia y tener todas las puertas abiertas y trabajo pero yo llegué aquí en verano y en ese momento empecé a ganar 1500 rublos y yo sacaba la cuenta y pensé que en tres meses aquí reúno y salgo… pero una vez aquí te enfrentas a la realidad y te decepcionas mucho.
Teresa pensó también en opciones de este tipo: “Vine porque mi hija me sacó el pasaje para que desconectara un poco de todos los problemas pero aquí ahora está toda la situación. Ella me había dicho que viniera para ver cómo era que de aquí los cubanos se iban a Nicaragua y seguir para Estados Unidos y ella me dijo bueno, vamos a ver, pero ahora no se puede. Eso se tronchó. Ahora de aquí no se puede salir a ningún lado, a no ser irte para tu país”, señala.
Invasión y perspectivas ante la guerra
Pocas horas después del inicio de la invasión, al tiempo que se contabilizaban decenas de muertos, los ecos de esta guerra en Europa del Este se extendían de un lado del mundo a otro. Aunque la postura más generalizada fue la del repudio a la acción del presidente ruso, algunos gobiernos tantearon respuestas y, en el caso de Cuba, estas evadieron un posicionamiento abiertamente crítico respecto de la invasión. Por lo contrario, la Cancillería cubana emitió una declaración ambigua alineada al invasor.
Aun así, al margen de los pronunciamientos diplomáticos y las decisiones políticas, quedaba un asunto pendiente: ¿qué haría Cuba a través de sus consulados y representaciones diplomáticas en Europa del Este para sacar del conflicto a sus nacionales?
Ante el cese de operaciones de aerolíneas rusas debido a sanciones internacionales, varios cubanos quedaron varados allá en circunstancias de precariedad, enrolados involuntariamente al interior de un conflicto bélico.
Un grupo de ellos, que tenía previsto volar el lunes 28 de febrero de regreso a Cuba, aseguran haber sido notificados por Aeroflot de que el vuelo se había cancelado con posibilidad de ser reanudado el 29 de marzo. “¿Te imaginas un mes sin dinero sin techo porque todo se agotó y no podemos trabajar porque tenemos visa de turismo?”, dijo a Yucabyte una de ellos.
“La embajada publicó un comunicado anunciando la cancelación de los vuelos y que fuéramos a Aeroflot a reajustar el regreso pero mañana vamos para allá para saber qué postura van a tomar con respecto a nosotros, ciudadanos cubanos varados en un país extranjero en contra de nuestra voluntad y sin posibilidades económicas de sustentarnos aquí”, precisó.
Varios días después, la misma fuente dijo que fue complicado, pero ya están de regreso en Cuba. “Al final no fuimos a la embajada, era una pérdida de tiempo, las personas que fueron no resolvieron nada y nos enfocamos en resolver el regreso en los vuelos que iban a recoger a los turistas en Varadero”, explicó.
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“Aquí Vladimir Putin llevaba cierto tiempo anunciando que no quería que Ucrania se uniera a la OTAN e hizo varias advertencias al respecto. Así que eso no tomó por sorpresa a los rusos; los rusos estaban preparados”, dice Rubio. “Por lo que he visto, los rusos no están a favor de la invasión. Ahora se me fue la palabra pero acá está prohibido decir ‘invasión’. Puedes ser sometido a prisión y todo por decir esa palabra. Hay mucha represión con los rusos, con todo ciudadano que esté aquí porque hay muchas manifestaciones. En la Plaza Roja eso ha sido catastrófico en estos días. Son grupos y grupos cívicos saliendo y grupos de policías dando golpes y arrestando”.
Por su parte, Teresa, basada en la experiencia que ha tenido en Rusia, considera que los rusos están “arraigados a su presidente». “¡Cómo defienden a Putin!”, exclama. Esto de verdad es comunismo. Estoy trabajando y en este edificio tenemos amistades rusas y nos dicen que confían en Putin. Esto es Cuba pero un poquito más adelantada y con frío. Lo único que aquí uno no pasa hambre pero por todo lo demás, es igualito que en Cuba. Aquí hay de todo, lo único que el frío es insoportable y el idioma es muy difícil”, reconoce.
Teresa reconoce que hay fisuras en el discurso oficialista en Rusia: “Fíjate cómo es esto aquí que tienen a los testigos de Jehová como contrarrevolucionarios, mal vistos. Aquí los rusos me lo han comentado y sobre Ucrania los mismos rusos te dicen que no va a pasar nada. Putin habló por el noticiero y dijo que los rusos no tenían por qué preocuparse, que él lo que tiene puesta esa Fuerza Armada allí para evitar que el conflicto se extienda para acá. Pero la política es tan sucia que una cosa dicen ahora y otra después. De momento aquí se está haciendo una vida normal, pero con restricciones [por las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea]. Fíjate si aquí hay restricciones que solo se pueden hacer dos envíos por WU de EEUU para acá. Al tercer envío te retienen el dinero. Mi hija me dijo que ya EEUU había puesto restricciones a Rusia debido a la invasión a Ucrania”.
“Regresar a Cuba es renunciar a mi vida”
Mientras Teresa está valorando regresar a Cuba para estar más cerca de sus tres hijos presos y en espera de sentencia escrita, Adrián Rubio es reacio al regreso.
“Sí me lo he planteado, te lo digo de corazón porque es una desesperación y yo hablo con personas cercanas y les digo que prefiero morir al lado de mi familia que en las situaciones que estoy, pidiéndole fuerzas a todo lo que exista porque aquí en Rusia estoy pasando situaciones más difíciles [económicamente sobre todo, de vivienda, trabajo] que en Cuba. Y estoy pasando más hambre que en Cuba… ¡Y en Cuba hay hambre!
“Un amigo que está en México me dijo que están saliendo vuelos humanitarios pero salir para Cuba es renunciar a mi vida por todas partes. Porque puedo padecer represión. Además sería llegar con la muda de ropa que traigo puesta. Tampoco tengo 2000 o 3000 pesos para llegar a Cuba e invertir, metiéndome en una cola y comprando para vender luego; no tengo una muda de ropa decente. La ropa que he conseguido, me han regalado y hasta de la basura he recogido, es de frío”, detalla.
“Me avisaron de unas personas que salieron para Polonia desde aquí desde Moscú pero estuve averiguando y aún no se sabe de ellos. Otros salieron para Finlandia y están presos allá. Por otra parte, averigüé y te pueden retener aquí en inmigración si te cogen haciendo algo ilegal; te pueden retener hasta dos años y un día sin que Cuba te reclame.
“He escrito a varios organismos internacionales, le escribí a un representante del Parlamento Europeo pidiéndole ayuda. No estoy en eso de que España o Francia, Italia… Yo estoy dispuesto a salir de aquí aunque sea para Angola, yo estoy dispuesto a salir para Egipto. Pero si llego a Egipto sin representación, allí que no hay cubanos, qué voy a hacer. Estoy dispuesto a irme para cualquier lugar, sin distinción. Estoy dispuesto a hacer una vida, a poder trabajar, estudiar, tener la oportunidad que en Cuba no tuve (repetí 8vo grado tres veces porque no iba debido a la situación económica que tenía mi mamá conmigo y mi hermanita)”, revela Rubio.
Epílogo: Cubanos a la deriva en Europa del Este
Ideisy Galano salió de Rusia el pasado 26 de febrero, dos días después de que estallara el conflicto. Tuvo que marcharse a Serbia con su hija pequeña y dejar atrás a su esposo y a su madre. Desde allí cuenta su viaje precipitado y lo que para ella es peor, la travesía que ahora están realizando sus dos familiares, quienes lograron llegar a Bielorrusia e intentan cruzar hacia Polonia, pero ese país no les ha permitido la entrada.
La embajada de Cuba en Varsovia declaró que se mantiene en contacto con la Policía de Frontera Polaca para la identificación de los 35 ciudadanos cubanos que se encuentran en la frontera entre Polonia y Belarús, como también se conoce Bielorrusia.
Al cierre de esta nota, Yucabyte conversó con Ricardo Hernández, uno de estos cubanos varados de camino a Polonia, quien aseguró que hay alrededor de 50 cubanos en la ciudad de Brest atravesando estas rutas migratorias irregulares y sin apoyo consular. En Bielorrusia se encuentra ahora Teresa Rodríguez. “Mi mamá está en un refugio ahí, esperando para cruzar”, confirmó a Yucabyte la hija mayor de Teresa.