La presencia de Fede genera, en esta ocasión, más alertas que satisfacciones. La representación que recorre un sendero ya conocido exige desprendernos de esos resortes comerciales y efectistas, para adentrarnos en una realidad más profunda, para no estereotipar a sujetos sociales y, a fin de cuentas, reflexionar sobre esa realidad que también puede ser cambiada