Manuel de la Cruz es un joven versátil, capaz de desempeñarse como estudiante, profesor, poeta, activista político y hasta payaso, si es necesario. Es un artista en toda la regla, algo que la Seguridad del Estado se ha tomado el trabajo de reconocer sutilmente durante las detenciones y los interrogatorios a los que ha sometido a Manuel.
En las últimas semanas, varios medios informaron sobre su detención en la barriada de San Isidro, mientras ejecutaba magistralmente la interpretación de Desparpajo, un payaso que repartiría caramelos y libros a los niños de una zona marginada de La Habana, y terminó por dar una lección de entereza a los órganos represivos del régimen. Se supo también de otros arrestos a los que fue sometido, de la multa que le impusieron y de cómo lo expulsaron por cuestiones políticas del centro preuniversitario donde impartía clases.
Sin embargo, poco se ha hablado de su inclinación hacia la poesía, ámbito en el que se desempeña desde hace algún tiempo. Sobre su libro “20 poemas a la dictadura cubana”, conversó con YucaByte.
¿Alguna vez la Seguridad del Estado ha hecho alguna alusión a ti como poeta?
–No muy directamente. Solo tildaron todo el trabajo poético que estaba haciendo como propaganda subversiva. En otra ocasión, en una entrevista con la teniente coronel Kenia Morales (la famosa Kenia Morales, quien atiende a los artistas), ante mi insistencia en mantener silencio durante el interrogatorio, me dijo que por qué yo callaba, que dónde estaba mi valor… Y yo le respondí que mi valor estaba en la poesía. Los demás oficiales de la Seguridad del Estado que ahí estaban se rieron, y ella los secundó.
Hablemos de tu libro “20 poemas a la dictadura cubana”. ¿Cómo surgió la idea de escribir un libro, y precisamente de poemas con carácter político?
–“20 poemas a la dictadura cubana” es un material urgente. Lo sentí como un proyecto urgente y desesperado en el sentido de que quería tener una plataforma que me sirviera para el ejercicio de la crítica hacia el régimen. Por eso es que se trata de un poemario tan pequeño. Los poemas nacieron de la crítica, de un deseo de narrar la Cuba actual. Por eso, teniendo otras cosas que publicar, me lancé con esto. Yo quería tener un espacio desde donde lanzar una crítica al Gobierno.
¿Qué hechos específicos te inspiraron?
–Puedo decir que todo lo que sucedió alrededor de lo sucedido el 27 de noviembre de 2020, la huelga en San Isidro… esas cosas fueron encendiendo en mí cierta pasión. O sea, me fui interesando por esta situación revolucionaria que se está dando en Cuba, y todo eso lo vertí en la escritura.
Hay muchos poemas del libro que son muy circunstanciales. Está, por ejemplo, el poema del 8 de marzo. Hay ciertas noticias que me llevan a escribir poemas que son, digamos, crónicas, narraciones de lo que sucede tal día. Ese 8 de marzo estuvieron detenidas varias activistas como Luz Escobar y Carolina Barrero. Entonces hice un poema dedicado a ellas, mientras el presidente estaba tuiteando que muchas felicidades a todas las mujeres cubanas. ¡Él decía eso y ellas estaban detenidas! Eso me inspiró de alguna forma. También hay otro poema dedicado a Maykel Osorbo, que relata una de las veces en que la Policía le detuvo y le golpeó. En fin, que son como crónicas en verso de cosas que suceden a diario en Cuba. Hay, por supuesto, otros que son más reflexivos, más inclinados a pensar sobre la realidad que vivimos y las ideas que hay detrás de todo cuanto pasa en la Isla.
¿Y cómo fue el proceso de escritura y publicación?
–Yo escribo poesía desde hace muchos años, pero nunca me había planteado la posibilidad de una publicación. Ahora, después de este libro, pienso en la posibilidad de publicar con alguna editorial. Yo sabía que “20 poemas a la dictadura cubana” no iba a ser aceptado en ninguna editorial del país. Por eso decidí optar por la autopublicación, para lo cual me ayudó Alberto Del Vado, que es un editor español que hizo la maquetación del libro. Actualmente puede encontrarse en Amazon.
Ahora, después de publicado, cómo te sientes respecto al libro.
–Ahora puedo reconocer cierto carácter profético en esos versos. Digo esto porque los escribí antes de estar en la palestra pública, antes de la Seguridad del Estado supiera de mí y mi obra. En algunos poemas hablo de lo que padeceré, de cómo van a querer silenciarme por mi manera de pensar. Yo hablo en los poemas de esa realidad como si estuviese sucediendo mientras escribo, porque sabía que una vez saliera el libro padecería esa persecución. Entonces, ahora mismo puedo tomar esos poemas como si los hubiera escrito hoy.
¿Antes del libro escribías por placer o tuviste algún tipo de formación literaria?
–La verdad es que yo no tengo formación literaria en sí y tampoco estudios universitarios terminados. Pero la poesía es más que eso. Asumo la poesía porque es revolucionaria y crítica, porque es un espacio de libertad. La buena poesía está comprometida con la verdad y con la realidad del poeta. Y me da placer que mi primera obra sea precisamente esta, porque, como dije, es un material urgente. Quizás no de urgente lectura para otros, pero para mí sí lo era. Necesitaba que la primera vez que mi voz se pudiera escuchar en público fuera diciendo estas cosas.
¿Cómo te gustaría que se recordase este primer poemario?
–Yo solo aspiro a una cosa, y es a que se tenga en cuenta el libro como la voz de un defensor de sus derechos que eligió la poesía como medio de expresión. Quisiera que este libro se recuerde como la voz de un cronista más de su realidad. Solo eso.
Para terminar ¿pudieras leernos uno de los poemas del libro?
–Por supuesto. Leeré este, que se llama “Letrilla resuelta”. Este poema es algo especial para mí, pues es de esas cosas que me vinieron a la mente mientras estuve encarcelado. Dice así:
