ConoceCuba, pionera en el mundo de las aplicaciones móviles en Cuba, fue todo un reto para sus creadores. En el contexto offline cubano de 2013, sin el otorgamiento de personalidad jurídica y luchando contra la inevitables resistencias al desarrollo, la aplicación se impuso en el panorama tecnológico de la Isla y alcanzó todo el éxito que se podía lograr bajo semejantes condiciones. Eso, en buena medida, se debe a Pablo Rodríguez Yordi, un camagüeyano de 30 años que tuvo muy claro desde el principio las dos grandes aptitudes que debe poseer todo emprendedor: intuición y capacidad de superación.
De cómo surgió ConoceCuba, de cuáles son los retos que enfrentan los emprendedores de la Isla desde que se permitiera el trabajo por cuenta propia y de cómo su propia vida cambió de una charla casual entre estudiantes en La Habana a la creación de una empresa no reconocida -y de allí a abandonarlo todo e irse a Estados Unidos-, conversa YucaByte con Pablo Rodríguez.
¿Cuándo decidiste involucrarte en un emprendimiento?
–Yo me mudé a La Habana cuando terminé el Servicio Militar Obligatorio para empezar a estudiar Ingeniería Automática en la CUJAE. Terminando el tercer año de la carrera una amistad mía tuvo un problema de salud y me pidió que le ayudara en un taller de mantenimiento de carros que llevaba. Fue ahí que aprendí algo de lo que significa tener tu propio negocio. Me gustó esa idea de ser dueño de mi propio tiempo, de mi propia vida. Tal vez era algo que siempre estuvo latente en mí. Y bueno, para el futuro la carrera me dio un background buenísimo en todo lo que es tecnología, electrónica, computación, conocimientos que me sirvieron de base para avanzar.
Y poco después inicia ConoceCuba. ¿Cómo surgió la idea?
–Estábamos Eliecer Cabrera (el otro fundador de ConoceCuba) y yo conversando, y él me comenta una idea que se le había ocurrido en la Universidad sobre hacer un directorio de lugares, para tener todo junto en un mismo lugar. Y yo pensé entonces que con la nueva liberación –bueno, liberación no, permiso para abrir negocios por cuenta propia- era bueno hacer un emprendimiento como ese. Le dije: “Oye, hagamos esto. Vamos a hacer un directorio, llamamos a los negocios y les cobramos por ponerlos ahí, pero hacemos la distribución gratis”. Fue algo instantáneo. Esa conversación duró cinco minutos, y así empezó todo.
Dos días después salí para la calle con unos papeles que imprimí con una impresora de cinta que tenía en la casa. Eran como 50 papeles que describían el concepto de ConoceCuba, y los repartí por todo Vedado. Me impactó que a varias personas les gustaba aquella idea de tener un directorio que tuviera todos los negocios.
Ahora, después de haber aprendido y crecido, he descubierto que hice varias cosas que se deben hacer cuando abres un negocio. Me refiero al estudio de mercado y esas cosas de las que no conocía, pero las hice por intuición. Es que lo había visualizado: aquella era una necesidad que no estaba cubierta.
¿Y cómo materializaron el proyecto?
–Solo nos pusimos a trabajar. Yo, en verdad, no tenía mucha idea de informática en materia de celulares, pero Eliecer había hecho algunos trabajos en Android. Y yo le dije: “Tú haces Android y yo lo hago en iOS”. Y le metimos así mismo. Mi misión principal realmente era la parte visual del producto y el mercado. Me encantaba estar en la calle, contactando a la gente, conectando negocios. Empezamos con ConoceHabana, y solo con los negocios de Vedado. Después crecimos a Playa visitando negocio por negocio, tocando puertas. ConoceHabana creció y pronto hicimos ConoceCamagüey, después ConoceTrinidad, después ConoceSantiago. Allí empezó a complicarse el manejo de las bases de datos y decidimos hacer ConoceCuba, con todas las provincias.
Traíamos un concepto nuevo para entonces: contratos, métodos de cobro, nos expandimos usando los talleres de reparación de celulares. Recuerdo que la gente me decía que pusiera en la aplicación a los talleres de celulares de forma gratis. Pero yo dije que no, porque después no se concentraban en lo que tenían que hacer. Yo los ponía a un precio muy muy bajito, y ellos a cambio debían distribuir ConoceCuba a todos sus clientes. Crecimos así… y con el Paquete Semanal. El primer día que salimos en el Paquete fue algo grande, porque la aplicación se distribuyó por todo el país y empezó a conocerse mucho más.
¿Cómo fue ese proceso de desarrollar un emprendimiento tecnológico en 2013, cuando apenas había acceso a internet en Cuba?
–Muy difícil. Casi nadie tenía acceso a internet. Incluso, a nosotros eso nos dificultó muchísimo a la hora de buscar información sobre desarrollo de software. Por ejemplo, yo hice la versión para iOS, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Entonces conseguí descargarme un libro sobre desarrollo de aplicaciones para Iphone y con eso ¡un libro!, el conocimiento básico de la Universidad y probando y fallando con la herramienta de programación hice esa primera versión. Por ese tiempo yo no tenía más acceso a internet que el poco que te dan en la Universidad, pero ya después sí pude tener un poco más.
Para una Cuba offline hicieron una aplicación offline, y se les reconoce haber logrado algunos cambios en las maneras en que se concebían las tecnologías en el país.
–Sí, y esa fue una de las mejores cosas buenas que trajo la aplicación, porque la gente dejó de usar sus teléfonos móviles solo para jugar y tirar fotos. De hecho, yo recuerdo que uno de los eslóganes tentativos que pensamos al principio decía algo así como: “un teléfono en Cuba es ya para algo más que jugar y tirar fotos”.
Pablo, en una entrevista concedida a la revista PanamericanWorld dijiste sobre los inicios de ConoceCuba: “Al principio había cierto miedo a la tecnología, o más bien reticencias”. ¿En qué consistían esas reticencias?
–Si bien mucha gente aceptó el producto, también hubo quien dudaba y me decía: “¿tú crees?”. Convencer a la gente fue de las cosas más difíciles. Por ejemplo, algo desafiante –y que casi siempre me tocaba- era convencer a los dueños de casas de renta. Esas eran las personas a las que más me costó venderles la aplicación. En Cuba los dueños de casas muchas veces son personas mayores que en aquel momento pensaban que las tecnologías no servían para eso y se mostraban muy incrédulos. Pensaban que no les serviría de nada. Sin embargo, con los talleres de celulares me fue bien, y con los restaurantes muy bien. La aceptación creció mucho ya cuando sacamos la versión en la que no solo te mostraba el mapa con los lugares, sino también tu ubicación. Un cambio pequeñito, pero que ayudó a crecer.
Ya ahora, con internet, creo que los dueños de casas de renta aceptan más la tecnología. Se han puesto en AirB&B, han ido perdiendo ese miedo. El que sigue teniendo miedo de las tecnologías, específicamente de Internet, es el Gobierno. Siento que eso sí no ha cambiado.
¿Por qué eso no ha cambiado?
–Una anécdota. Hubo una vez en que nos invitaron a ETECSA a presentar el proyecto. Yo hablé, pero como si hubiese estado hablando de cualquier cosa distinta, porque ellos no estaban para eso, ni prestaron atención. Yo sentía esa resistencia del Estado a la tecnología y eso se mantiene. Quienes gobiernan Cuba le temen a estas cosas porque el alcance de tecnologías como internet es incalculable, y el poder de ellos no llega hasta allí. En aquel momento ya tenían ese miedo, y eso que no había internet. Ese temor estuvo y está, porque donde hay personas mayores suele ser así.
Aun así fueron reconocidos de alguna manera. ConoceCuba aparece en Ecured referenciada como “una de las herramientas más reconocidas entre aquellas iniciativas cubanas que tienden una trampa a la desconectividad”.
–Que la referenciaran de esa forma estuvo muy bien, pero no siempre fue así. Yo recuerdo que cuando en la CUJAE la prohibieron. Cuando se enteraron de que los fundadores de ConoceCuba estaban en la Universidad y eran estudiantes, la rectora nos dijo que eso no podía estar en ningún sitio de transferencia de archivos de los servidores de la escuela. O sea, no siempre existió ese orgullo por nuestro trabajo. También recuerdo que una vez nos escribieron del Ministerio de Comercio Exterior. En ese momento nos alegramos, porque habíamos llegado a oídos importantes, pero al final eso no llegó a nada. ETECSA sí nos invitó a aquella exposición en el Trade Center de Miramar, pero tampoco llegó a nada. Y nosotros siempre tuvimos la intención de trabajar con el Estado, por si este quería tener su participación y aumentar el alcance de sus negocios. Yo sabía que si llegaba a incluir los negocios del Estado nosotros también tendríamos un alcance gigantesco, pero no pudo ser. Ellos siempre estuvieron reacios a eso y no hubo manera de convencerlos.
Repito, quienes gobiernan todavía tienen mucho miedo al avance tecnológico, porque les quita protagonismo. Avances como internet permite a las personas conocer de todo y eso a ellos no les gusta. A quienes gobiernan Cuba nunca les ha gustado que las personas sean dueñas de sus propias vidas y decidan lo que quieren consumir y lo que quieren ver. Tampoco les agrada esa socialización de la información que permite internet. Supongo que están nerviosos. Con internet la gente puede organizarse, pueden oírse otras voces, porque el internet le da voz al que no tiene voz.
Al final, ConoceCuba fue reconocida y bien aceptada porque “hacía el trabajo”, o sea, lograba lo que se proponía. Uno podía ir allí y encontrar un lugar para comer o donde dormir. Y bueno, es cuestión de lógica de mercado que si eres el primero, pues tienes mucha más ventaja a la hora de adquirir clientes. Se trataba de una aplicación que funcionaba sin problemas, rápido, offline y con mucha información. Yo presioné muchísimo a los restaurantes para que entendieran que mientras más información pusiera, mejor. Trabajé muchísimo con ellos en la segmentación de las cartas y los productos, para que comprendieran que la transparencia en la información los iba ayudar a ellos y a nosotros.
Por supuesto, enfrentamos algunos problemas con la aplicación y los clientes. Recuerdo una vez, cuando estaban los negocios esos que ponían películas en casas particulares, hubo un explote en Guanabo y, no recuerdo bien, pero tuvimos que quitar todos los negocios a la misma vez. Y eso era una preocupación, pero bueno, la aplicación funcionaba y era rápida para arreglar esos asuntos.
En base a esto último ¿qué retos tecnológicos o maneras de evolucionar desde los tecnológico enfrentaron con la aplicación?
–Tecnológicamente tuvimos que evolucionar varias veces. Por ejemplo, al ser offline el producto teníamos el reto de cómo hacer para actualizarlo. Pero estaba el Paquete. Por eso nos pusimos allí, y así nuestras actualizaciones salían todas las semanas. Para eso también usamos los talleres de reparación de celulares.
El otro reto fue crear una base de datos encriptada, que no era algo muy común en la Cuba de entonces. Incluso, recuerdo aquella aplicación donde podías ver los números telefónicos de cualquiera, que al final se había hecho porque la base de datos de ETECSA no estaba encriptada. Y ahí nos pusimos a trabajar durísimo en un sistema de encriptación simple, pero seguro.
Cuando nos estábamos marchando de Cuba no había datos móviles, pero los talleres celulares tenían Wi-Fi. Entonces empezamos a trabajar en un sistema de actualización automática que al final no llegamos a hacer porque ya internet era inminente. En fin, que nosotros nos vimos obligados a hacer las cosas al revés: fuimos de offline a online, mientras en el mundo las aplicaciones comenzaron online.
Esos fueron los retos tecnológicos, ¿y los no tecnológicos?
–Eran más bien obstáculos, y el más grande que tuvimos fue la falta de personalidad jurídica. A efectos nuestros, éramos una empresa. A efectos legales, solo un grupo de personas trabajando. Para la contratación era súpercomplicado, porque teníamos que estar jugando en todas las ilegalidades posibles, buscando esos territorios donde algo no es legal ni ilegal. Era difícil la cuestión de los pagos, que tenían que ser todos en efectivo. Había que moverse por todo el país para eso, con mucha gente trabajando solo para eso. Una vez llegué a contar 160 personas trabajando para ConoceCuba entre contratos, subcontratos, gente que recaudaba el dinero por todo el país. No teníamos pérdidas como tal, pero sí era difícil y costoso mantener aquello.
Creo que no ser una persona jurídica ni siquiera es un obstáculo ¡es un muro de concreto que no hay quien lo brinque! Cuando uno se enfrenta a esto lo demás deja de preocuparte, porque te tienes que concentrar en lidiar con esto. Y yo lo que tenía era una licencia de trabajador por cuenta propia, igual que los demás. Recuerdo que cuando fuimos a rentar una oficina en el edificio Bacardí, en La Habana, fue todo un lío porque para la ley éramos cuentapropistas, no una empresa. Cuando se reconoce la empresa todo es mucho más fácil. Se puede crecer, buscar inversionistas fuera del país. Una vez, por ejemplo, estuvimos trabajando en un proyecto para crecer en Cancún y nunca pudimos completarlo por no ser una empresa.
El Gobierno de Cuba no les da facilidades a los emprendedores. Lo único bueno que tiene ser emprendedor en Cuba es que, como nunca se ha hecho nada, lo que hagas tiene que darte negocio, siempre que ofrezcas un servicio que realmente hace falta. Tampoco tienes competencia, lo cual es bueno en un inicio, pero no tanto al final. Yo en un momento llegué a agradecer que después le surgiera competencia a ConoceCuba, porque entre todos podíamos mostrar una idea de lo que queríamos, desarrollar el servicio, y hay un momento en que a uno solo le es demasiado complicado.
¿Ahora que vives en Estados Unidos, sigues dedicándote a este mundo de las aplicaciones?
–Desde que llegué a Estados Unidos, hace como cuatro años, me desvinculé por completo de la aplicación por cuestiones políticas. Mi forma de pensar no estaba en consonancia con la política gubernamental de Cuba, y si no jugaba con sus reglas ConoceCuba no avanzaría. Sé que la aplicación web está activa, pero no está creciendo como negocio. El coronavirus y la falta de turismo le hicieron mucho daño. Yo seguí en el emprendimiento, pero enfocado hacia las startups de finanzas. Aunque ahora estoy en un proyecto para crear una aplicación muy similar a ConoceCuba, no tanto en cuestiones de modelo de negocio, sino a tecnológicas. Estoy trabajando con otros emprendedores estadounidenses que conocí cuando vivía en Cuba para crear algo similar en Estados Unidos. Después de cuatro años es que retomo ese tipo de experiencias. Ahora estoy en la parte de pensar el proyecto y, sobre todo, de encargarme de las cuestiones legales. Esto último nunca pude hacerlo en Cuba.
Doy fe cómo participante de ese increíble proyecto, me compartieron esté artículo y me emocionó la historia, después de varios años. Tanto me inspiraron, Conoce Cuba, Pablo, Eliecer, que 4 años después me hice desarrollador…