Foto: Ariel Cecilio Lemus.
La dolarización de la economía cubana avanza y ya comienza a extenderse al sector agropecuario, a pesar de que en 2020 el Gobierno prometiera que solo se venderían en Moneda Libremente Convertible equipos eléctricos y productos de “gama alta” en tiendas muy específicas. En Cienfuegos, por ejemplo, se lleva a cabo un experimento de dolarización en la venta de productos vegetales y cárnicos, facilitado por una plataforma digital de comercio.
El semanario oficialista 5 de septiembre dio cuenta de cómo la Empresa Provincial de Acopio de Cienfuegos ha sido pionera en la “captación de divisas”, el eufemismo usado por el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, para referirse a la dolarización. Las estadísticas, según este medio, corroboran lo acertado de implementar el comercio electrónico de productos agropecuarios en MLC. Solo en febrero de 2021, esta empresa estatal cienfueguera logró reportar ganancias superiores a los 100.000 dólares.
Según declaró a 5 de septiembre Jacinto Millán Enríquez, jefe de Comercialización del Ministerio de Agricultura en esa provincia, la plataforma digital de pago de Acopio (Mercostal) trabaja para que, pagando desde “cualquier parte del mundo, se amplíen las opciones de los cienfuegueros para recibir envíos de productos en sus casas”.
La entidad provincial, sin embargo, advierte que de momento sigue brindando servicios en plazas y mercados físicos, donde se venden solo aquellos productos que “no tuvieron como destino la comercialización en divisa”. Es decir, que los cienfuegueros sin acceso a MLC no solo carecerán de la oportunidad de realizar compras online, sino que deberán conformarse con adquirir productos de baja calidad.
De continuar satisfactoriamente este experimento, anunciado como una implementación de la Tarea Ordenamiento, no es difícil vaticinar que en algún momento los cubanos de la Isla dependan por completo de quienes residen en el exterior para adquirir alimentos básicos.
Un reportaje del telecentro cienfueguero Perlavisión, realizado en febrero de 2021, declara que la comercialización de productos agropecuarios en MLC resultará en “una simbiosis entre el mercado nacional e internacional que se revierte en beneficios tanto para los factores implicados como para el pueblo”.
Lo que pudieran ser beneficios “para el pueblo”, incluyendo a aquellos cubanos sin posibilidades de acceso a MLC, es solo una promesa que pretende materializarse a muy largo plazo. Cuando fueron anunciadas las primeras tiendas de “productos de gama alta” en MLC, en julio de 2020, Miguel Díaz-Canel declaró públicamente que esta medida permitiría recaudar suficientes divisas para reabastecer estas tiendas y, además, impulsar la industria nacional. Ocho meses después, el Gobierno parece haber entendido que las divisas captadas por esta vía no son suficientes para su segundo propósito. Los beneficios para el pueblo prometidos tendrán, de momento, que esperar mucho más.
Junto con la dolarización, el Gobierno de la Isla emprende lo que gusta llamar “informatización de la sociedad”. Ambos procesos, en las aspiraciones gubernamentales, parecen ir de la mano. Incluso, pudiera decirse que el segundo queda en gran medida supeditado al primero.
En el espacio televisivo oficial Mesa Redonda del pasado 3 de marzo, el ministro de Comunicaciones, Jorge Luis Perdomo, advirtió que el país avanzaría en materia de informática y telecomunicaciones durante el 2021 a un ritmo superior al de años anteriores. Si bien mencionó como actores necesarios en este proceso a los cuentapropistas, el ministro ponderó a la empresa estatal por sobre otras formas de gestión.
La visión utilitarista de la informatización de la sociedad de Perdomo fue revelada cuando declaró que, sin más, era “una vía para la sustitución de importaciones”, es decir, una manera de desarrollar la industria nacional. Esto último, según Díaz-Canel y Alejandro Gil, solo puede lograrse mediante la “captación de divisas”.
Lo que comenzó con la importación y venta en MLC de medios de transporte y electrodomésticos exclusivamente, a gran velocidad va expandiéndose a todas las ramas del comercio en Cuba.
