Es temprano en la mañana del viernes 15 de mayo. En la revista televisiva Buenos Días, el periodista Lázaro Manuel Alonso comenta la posibilidad de que se atrase la presentación del anteproyecto del Código de Familia, inicialmente prevista para marzo de 2021. La previsión del periodista se basa en los retrasos del actual cronograma legislativo, provocados por la pandemia de coronavirus.
El anuncio supone más tiempo de espera para que las parejas LGBT+ cubanas puedan casarse en su propio país. Un derecho por el cual la comunidad reclama desde hace más de 10 años, y que fue postergado por el Parlamento cubano cuando, en 2018, en vez de garantizarlo directamente, cedió la decisión a la ciudadanía mediante un referendo programado para el 2021.
La agenda de los activismos LGTB+ en Cuba contiene reclamos ignorados, aplazados o respondidos a medias. Reclamos que han ganado visibilidad en la última década, a través de redes sociales, blogs e, incluso, del correo electrónico.
Antes de que emergiera una agenda con varias demandas se conformaron grupos de activistas LGBT+, dentro y fuera del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex). Según Yasmín Portales Machado, escritora y activista queer, esa institución estatal no representa los intereses de toda la ciudadanía LGBT+ del país. “Ni siquiera lo pretende, solo dice defender los intereses de quienes apoyan al Gobierno cubano explícitamente”, afirma.
De acuerdo con Portales, grupos como Oremi, Trans Cuba y Hombres por la Diversidad (HxD) contaban con el apoyo institucional. Otros como la Fundación Cubana LGBT Reinaldo Arenas in Memoriam y el Observatorio Cubano de los Derechos de la Comunidad LGBT mantenían una posición expresamente opuesta al Gobierno. Y otros más compartían las críticas al sistema, pero estaban comprometidos con objetivos de izquierda (los anticapitalistas Red de Masculinidades, Afrocubanas Colectivas, Proyecto Arcoíris y Cubanos Heterosexuales Enemigos de la Homofobia).
De ellos surgieron iniciativas para difundir noticias y otras informaciones sobre comunidades LGBT+ en Cuba y el mundo, como los boletines NotiG (desde diciembre de 2008 hasta marzo de 2011) y Ahí te va (desde septiembre de 2012 hasta septiembre de 2014).
Más adelante, el boom de la blogosfera cubana inyectó nuevas energías al activismo LGBT+ cubano. Los blogs abrieron la posibilidad ―ausente en la prensa oficial― de publicar opiniones y experiencias propias sin mediaciones. Aunque para administrar sus bitácoras, los autores debían conectarse a Internet mediante la conexión de su centro de trabajo o valiéndose de algún amigo o familiar conectado a la red de redes por la misma vía. Se trataba de un privilegio solo reservado a algunos sectores profesionales del país (culturales, académicos, científicos, deportivos o periodísticos).
Entre los blogueros que se dedicaron a la temática LGBT+ algunos eran periodistas como Maykel González Vivero (El Nictálope, 2008) y Francisco Rodríguez Cruz (Paquito el de Cuba, 2009). Otros provenían de las Ciencias Sociales, la Cultura o incluso el sector de la Salud, como Sandra AbdAllah-Alvarez Ramírez (Negra Cubana tenía que ser, 2006), Yasmín Portales (Bubusopía, 2006, y En 2310 y 8225, 2007), y Alberto Roque (HOMOsapiens@CUBA, 2009).
Otros blogs, como Observatorio Crítico, daban tratamiento al tema dentro de de una agenda más general enfocada en los derechos humanos.
De aquella época, Yasmín recuerda que los blogs eran vistos y escuchados “más desde fuera que desde dentro. Pero también por la visibilidad internacional de los blogs, al Gobierno le preocupaba el fenómeno de la participación online, con intenciones políticas o no”, asegura.
Uno de los eventos notables de activismo LGBT+ en la blogosfera ocurrió entre noviembre y diciembre de 2010. En la Tercera Comisión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), varios países africanos promovían eliminar una mención explícita a la orientación sexual como causa reprobable en la resolución “Ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias”. Cuba, aliada al Grupo Africano, había votado a favor de dicha eliminación
“En realidad no reaccioné hasta que salieron las declaraciones del Cenesex y Socumes (Sociedad Cubana Multidisciplinaria de Estudio de la Sexualidad), señal de que algo GORDO estaba pasando”, reveló Yasmín a YucaByte.
La declaración conjunta, firmada por Mariela Castro, decía que aunque el Gobierno cubano expresaba su posición de condenar razones discriminatorias de cualquier tipo, “en la práctica se suma al voto del grupo de países que contemplan a la homosexualidad como un delito dentro de sus legislaciones”. Rara vez una institución estatal destacaba la incoherencia del discurso político del Gobierno cubano y su accionar.
En desacuerdo con el voto de la delegación cubana, los blogueros se sumaron al debate. El canciller Bruno Rodríguez Parrilla convocó a una reunión en el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) a dos de los activistas: Francisco Rodríguez Cruz y Alberto Roque. Rodríguez Cruz no aceptó la solicitud de entrevista para este reportaje, pero la respuesta del canciller puede leerse en uno de los posts publicados por el reportero en aquel momento. Rodríguez Parrilla aseguró que no habían cambios en la política del país y justificó el voto como resultado de “una circunstancia imprevista y coyuntural”.
El 21 de diciembre se repitió la votación. Esta vez Cuba se ausentó, lo que resultó una estrategia cuestionable. La ausencia pudo interpretarse como la doble intención de aplacar los reclamos de los blogueros LGBT+ sin poner en riesgo las relaciones con los países africanos que votaban a favor de la enmienda.
Isbel Díaz Torres, ambientalista y activista LGBT+, cuenta en una entrevista por correo electrónico para YucaByte que el cambio de voto “no se tradujo ni en mayor empoderamiento de lxs activistas ni en algún tipo de beneficio directo para nuestra comunidad. Pero sirvió como elemento de formación para muchxs, así como para ir rompiendo esa máscara progresista del Gobierno cubano, que ya finalmente ha caído”.
Activismo LGBT+ en redes
Dos años más tarde, los blogueros alertaron sobre la discriminación y censura en el censo nacional que efectuó el Gobierno en 2012. Primeramente, Francisco Rodríguez denunció el hecho de que no se registrara la unión consensual de parejas homosexuales.
Luego, Maykel González Vivero, periodista y director de Tremenda Nota, evidenció en su blog El Nictálope que en el manual de instrucciones para aplicar el formulario del censo, se había tachado con tinta azul la siguiente línea: “En este caso se admiten parejas del mismo sexo, siempre que sean convivientes del mismo hogar censal”. Otro manual de precisiones metodológicas y fe de erratas precisaba que las parejas declaradas debían ser de sexo diferente.
A pesar de estas denuncias y sus réplicas por parte de medios internacionales, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) no censó a las parejas homosexuales ni a las personas trans.
Instrucciones del Censo y Población y Vivienda de 2012. Tomado del blog El Nictálope
Luego en 2013, Rodríguez Cruz protagonizó otra de las demandas de la comunidad al Gobierno a través de su blog. La Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) había sometido a consulta el anteproyecto del Código de Trabajo. Rodríguez instó a los trabajadores LGBT+ a que propusieran en sus sindicatos modificar el inciso b del artículo 2, para que ni la identidad de género ni el estatus serológico fueran motivos de discriminación en los centros laborales.
El Código de Trabajo que presentó la Asamblea en diciembre de ese año incluía la modificación propuesta. Sin embargo, el que se aprobó finalmente en junio de 2014 como Ley número 116, no. El artículo 2 prohíbe la discriminación por orientación sexual, pero excluye la causante identidad de género.
En uno de sus posts Rodríguez Cruz afirmó que la propuesta “fue desconocida por la comisión que tuvo a su cargo la redacción final de la ley”. Una explicación de la que el autor no refiere fuentes. Él mismo reconoció luego que, si bien resultaba preocupante esta omisión final, más grave era la violación de los procedimientos de la Asamblea.
Ante la falta de una argumentación precisa, algunos miembros del Proyecto Arcoíris presentaron una carta dirigida a Esteban Lazo, presidente de la ANPP, que fue entregada por el propio Rodríguez Cruz en la sede de la institución. La carta solicitaba una explicación pública sobre los criterios de la comisión parlamentaria para excluir la propuesta.
Isbel, Yasmín y Maykel, tres de los firmantes, aseguran que nunca recibieron respuesta de Lazo ni de ningún otro funcionario de la Asamblea.
Más adelante, la emergencia de medios independientes mermó la actividad de la blogosfera. Algunos, como Tremenda Nota (febrero de 2017) y Q de Cuir (abril de 2019) se especializaron en temáticas de diversidad sexual y derechos de “minorías”.
Los límites entre el ejercicio del periodismo y el activismo muchas veces se encuentran difusos. Especialmente cuando cuestionan un mismo sistema o mecanismo de Estado. Pero González Vivero aclara que la diferencia está en la forma de expresión: “hay problemas que el periodismo puede ayudar a entender mejor que cualquier otro lenguaje”.
El Cenesex en función de la agenda LGBT+
Desde su fundación en diciembre de 1988, el Cenesex se ha dedicado a la investigación científica y al desarrollo de proyectos comunitarios sobre educación sexual y temas de género, pues la institución se había desarrollado en vínculo con la Federación de Mujeres Cubanas liderada por Vilma Espín.
No fue hasta 2008 que el centro, en un reajuste de su estrategia institucional, incluyó los temas relacionados con la diversidad sexual y la integración de las personas LGBT+ en la sociedad cubana. Asimismo, comenzó a celebrar en mayo de cada año la Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia.
Ese mismo año se legalizaron las operaciones de cambio de sexo en el país, mediante la Resolución 126 del Ministerio de Salud Pública (Minsap). Dos décadas atrás se había realizado la primera y única intervención de este tipo en la Isla. Según una nota publicada en 2010 en el sitio oficial Cubadebate, las operaciones de reasignación sexual se suspendieron debido a la crisis económica conocida como Período Especial. Pero más adelante Mariela Castro, directora del Cenesex, reconoció que tras la divulgación en la prensa del caso de la primera mujer transexual operada, el Minsap recibió mensajes de desaprobación por parte de la población. “Por esa razón se interrumpió este procedimiento de salud”, afirmó.
Hasta ahora, en materia legal la única función del Cenesex ha sido brindar asesoría jurídica a algunas personas que han sido discriminadas o cuyos derechos sexuales han sido vulnerados.
Con respecto al matrimonio igualitario, el centro mantuvo su posición acorde con la Asamblea, aun cuando esta modificó el artículo del Proyecto de Constitución que abría las puertas al matrimonio igualitario y decidió someterlo a un nuevo referéndum popular. La ANPP intentó justificarse en un tuit (con errores de cálculo que aún no han sido corregidos) alegando que el cambio del artículo 68 por el 82 era una forma “de respetar todas las opiniones”.
Pero en diciembre de 2018, cuando el Parlamento concluyó la redacción de la Carta Magna, Internet no era la herramienta de unos pocos activistas privilegiados con acceso a la red de redes. Justo ese mes el Gobierno implementó la modalidad de Internet por datos móviles (IxDM), y se registraron 1 millón 374 mil 781 ventas de paquetes de datos.
Durante los dos meses que transcurrieron desde la presentación de la versión final de la Constitución hasta su ratificación, los activistas LGBT+ visibilizaron su campaña por el #YoVotoNo en redes sociales, como forma de protesta por la modificación del artículo 68. Por su parte, el Estado respondió con una contracampaña por el #YoVotoSí, valiéndose de medios de prensa oficiales y pancartas en espacios públicos.
Cartel con la etiqueta #YoVotoSi en una tienda de La Habana. Foto: YucaByte
Al día de hoy, el Gobierno cubano solo protege legalmente a las personas LGBT+ de la discriminación por orientación sexual en espacios laborales (artículo 42 de la Constitución y artículo 2, inciso b, del Código de Trabajo).
En 2019 Cuba ocupó el puesto número 70, de un total de 150, en el listado de destinos turísticos con mayores y menores riesgos para la comunidad LGBT+, pues el país no cumple con algunos de los requisitos de la medición: legalización del matrimonio igualitario, regulaciones contra la discriminación, criminalización de la violencia y derecho a la adopción. Además, el puntaje final contempla los resultados de la encuesta Gallup, en la que solo entre el 0 y el 25% de los encuestados refirieron que Cuba era un buen país de residencia para las personas LGBT+.
Si bien el hecho de ser una persona LGBT+ puede provocar violencia y discriminación ―aún mayor contra las personas trans― por la falta de garantías o el irrespeto a los derechos, ejercer el activismo es todavía un reto mayor. “Sobre todo el independiente ―dice el activista Jancel Moreno―, tienes que luchar contra los prejuicios sociales y la política de los grupos de poder afines al oficialismo”.
“La Cuba construida a partir de la Revolución optó por desconocer cualquier iniciativa civil que cuestionara la gestión del poder ―dice González Vivero―. Nada que sea autónomo parece legítimo. Esa es la suerte del activismo, que lo ignoren, fingir que no existe, excepto si procede de instituciones controladas por el Gobierno como el Centro Nacional de Educación Sexual”.
Ahora mismo, el tema urgente de la agenda LGBT+ cubana es el matrimonio igualitario. De las 70 normas jurídicas que se actualizarán a partir de la nueva Constitución, el Código de Familia es la única que se someterá a consulta y referendo populares. En los forodebates celebrados por el primer aniversario de la marcha del 11M, la activista y abogada Lidia Romero comentó que, según las leyes internacionales, llevar a referéndum los derechos humanos es de por sí una acción antiderecho.
Queda por ver si el matrimonio igualitario ―que abriría paso hacia otros derechos como la reproducción asistida y la adopción, entre otros― se concreta finalmente en un documento legal. De ser así, los activistas LGBT+ cubanos habrán logrado la más notable de sus demandas.