Terminar un anuncio con esas dos palabras podría parecer descabellado, ingenuo y hasta bizarro, pero tenían sentido el 23 de septiembre de 2008. Ese día, desde California se liberaba la primera versión comercial de Android, el sistema operativo construido a partir de Linux y que en apenas una década llegaría a ocupar el 80% del mercado telefónico mundial, muy por encima de rivales como iOS y el ahora descontinuado Windows Phone. Sin embargo, esa expectación, si se vivió en Cuba, fue mínima, por no decir nula.