Sistema de riego de pivote central . Foto: Claudia González Corrales.
Por Claudia González Corrales
Si le pidieran por un momento que imaginara a un campesino, probablemente la primera representación sería la del típico señor octogenario, protegido por una camisa de mangas largas y sombrero de yarey, en medio de hectáreas de tabaco, conduciendo un arado de bueyes, mientras masca una hierba, bajo el sol de las 10 de la mañana.
En cambio, si le pidieran la imagen de ese mismo campesino cubano, haciendo uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), es decir, drones para el control de plagas, sistemas de riego automatizados, softwares para la simulación del crecimiento de las plantas, o laptops conectadas a la red de redes para la actualización en temas de agricultura, seguramente pensará que se trata de alguna ironía, o de la última producción cinematográfica difundida en El Paquete.
A todas estas, por inverosímil que parezca, la idea de que un trabajador de la tierra marque su presencia en el ciberespacio, en Cuba, a las alturas del 2019, no parece descabellada.
EICMA, entre la digitalización de procesos y el gobierno electrónico
José Antonio Milanés lleva dos años en La Habana. En un contexto en que muchos vienen de Oriente a la ciudad capital en busca de oportunidades y progreso, él lo hizo para dirigir la Empresa de Informática y Comunicaciones del Ministerio de Agricultura (EICMA). De alguna forma, Milanés tiene bajo su responsabilidad todo cuanto se haga en la Mayor de las Antillas, en materia de TIC, para el desarrollo de la agricultura, y no es poca cosa.
José Antonio Milanés lleva dos años dirigiendo la Empresa de Informática y Comunicaciones del Ministerio de Agricultura (EICMA). Foto: Claudia González Corrales
Si bien desde los años 2000 existe dentro del Ministerio de Agricultura (MINAG) una división encargada de atender lo concerniente a renovación tecnológica, hace una década fue que quedó instituida la EICMA, para gestionar sistemas y servicios que facilitan el desarrollo en el sector a partir de las bondades de las TIC.
Según declaró Milanés a YucaByte, la misión de la empresa es digitalizar los procesos agrícolas, además de la venta de hardware. Para ello, desarrolla distintas líneas de negocio, como la implementación de aplicaciones informáticas, el mantenimiento de equipos, la navegación nacional e internacional, y el diseño y actualización de portales web, entre ellos el del Ministerio de la Agricultura.
Especificó que todas las aplicaciones que desarrollan son destinadas a la web, debido a que cuentan con una red privada de datos. El usuario lo que hace es conectarse y gestionar sus procesos online.
De manera práctica, EICMA ha emprendido proyectos para la gestión integral de la producción agropecuaria, el perfeccionamiento de los recursos e insumos agrícolas, sistemas integrados para el control de las infocomunicaciones del Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura (GELMA), informatización de las funciones del MINAG y de los centros de capacitación y superación.
Milanés comenta que han realizado una aplicación que da reportes sobre la ejecución del presupuesto y la consolidación de los estados financieros en la entidad, y que tienen un proyecto para la conexión a través de la Virtual Private Network (Red Privada Virtual, o VPN, por sus siglas en inglés). Hay otras iniciativas para la digitalización de archivos de gestión, aplicaciones sobre control interno y para procesar planes de trabajo.
También se trabaja en un portal de atención a la población, el cual formará parte de la Red Cuba para el gobierno electrónico y que permitirá al pueblo, a través de un sitio web, comunicar sus quejas y denuncias. Asimismo, EICMA tiene a su cargo 10 registros públicos asignados por el Ministerio de Justicia en el contexto del gobierno electrónico. Ahí se rendirá cuenta, por ejemplo, sobre la propiedad de la tierra, el inventario de tractores, cosechadoras autopropulsadas, fertilizantes, semillas, genética ganadera y variedades comerciales. Al respecto, precisa, ya se ha captado toda la información, están desarrolladas las aplicaciones, y se han realizado las pruebas pilotos.
De acuerdo con el director general de la EICMA, la empresa tiene unidades en cada provincia y el Municipio Especial Isla de la Juventud, desde donde se han impulsado aplicaciones destinadas a los procesos agrícolas, entre ellas las que tienen que ver con el desarrollo, producción y comercialización de cultivos como el tabaco, arroz y café.
Otro ejemplo de aplicación es la desarrollada para el control, mantenimiento y calibración de los instrumentos de medición, la cual está disponible en todas las empresas de la agricultura que requieran probetas, multímetros, osciloscopios, básculas, y otros instrumentos.
La app más reciente en la EICMA es el Visor de Inventarios de Almacenes (VINA), la cual va vinculada al Sistema de Gestión Contable VERSAT Sarasola y contribuye en la toma de decisiones. El software permite conocer los productos existentes en los almacenes del país y ayudará a los proveedores a realizar un pedido más fiable.
La aplicación más reciente en la EICMA es el Visor de Inventarios de Almacenes (VINA), la cual va vinculada al Sistema de Gestión Contable VERSAT Sarasola y contribuye en la toma de decisiones.
El VINA se encuentra disponible en los centros comerciales de suministros de la agricultura y se utiliza para gestionar los procesos contables, da reportes sobre las ventas, los inventarios ociosos y de lento movimiento, y puede captar la demanda para el año siguiente y la contratación, informó Milanés.
“El futuro del VINA será móvil, es decir, los campesinos, dentro de su radio de acción, van a poder solicitar algún implemento, por ejemplo, machete, y la app le dirá cuál es el centro comercial más próximo donde lo podrá encontrar”, aseguró el directivo.
Para esta investigación no se pudo llegar a los clientes, para tener constancia de si conocen las aplicaciones, si cuentan con la infraestructura -o las habilidades mínimas requeridas- para hacer uso de ellas, si las emplean en su cotidianidad, si sienten que estas satisfacen sus necesidades y contribuyen al desarrollo de la agricultura.
Un aspecto que sí se pudo constatar es que, a pesar de que la EICMA cuenta con un sitio web –lo cual quedó establecido en las prioridades de la empresa al momento de su fundación-, el portal solo es visible en una intranet a la que tienen acceso un número limitado de usuarios. No quedó claro si un productor de café, en Granma, desde su ordenador, pueda acceder a la información. Teniendo en cuenta que los profesores de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), quienes desde hace varios años investigan maneras de informatizar los procesos agrícolas en alianza con la EICMA, no tienen acceso a este, es muy probable que ese productor tampoco.
Universidad de Las Villas, en línea con las TICs en la agricultura
Unas 16 hectáreas de tierra, al noroeste de Santa Clara, y el sol de media tarde, serán testigos involuntarios del gran suceso. En cuestión de pocas semanas, la fertilidad de Conyedo, en el Valle del Yabú, será asunto de tecnologías, innovación y alianzas.
A ratos, Eduardo tiene que desprenderse de sus responsabilidades como vicedecano de Investigación y Posgrado de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Las Villas, y vuelve a la tierra. Atraviesa el campo que espera aún por las semillas de papa, y con agilidad se mueve entre las mangueras del equipo que será automatizado. ¿El destino? La pizarra de control de la máquina de riego de pivote central, que alberga conexiones y establece parámetros para el funcionamiento del artefacto.
“¿Para cuándo podemos hacer una pruebita sosteniendo el nano aunque sea con un palo?”, pregunta ansioso José Antonio Milanés, quien se encuentra de recorrido por este lugar perdido en la geografía santaclareña. Alguien de su equipo en Las Villas no tarda en responder: “La semana próxima. Se va a coger un día para eso. Venimos desde bien temprano, con merienda y todo, para hacer el montaje completo. Ese día vamos a hacer pruebas hasta con una vara. ¿Tú ves esa de ahí? Si es necesario, ahí mismo trepo el nano”.
El director General de la EICMA explica que la empresa tiene un convenio con la UCLV para el control de las máquinas de riego de pivote central por conexión inalámbrica. A través de un elemento de transmisión denominado NanoStation, se vinculará el dispositivo con una pantalla central y será posible desde ahí desplegar acciones, como si fuera un mando a distancia.
El Doctor en Ciencias Eduardo Izaguirre, vicedecano de la UCLV y miembro del Grupo de Automática, Robótica y Percepción (GARP) de esa casa de altos estudios, argumentó a YucaByte que las máquinas vienen con su sistema de control y se les incorpora un hardware que permita supervisar a distancia y controlar la operación de la máquina.
“Hemos hecho dos pruebas experimentales con diferentes variantes que han dado buenos resultados. Ahora lo vamos a implementar en el Yabú en una primera máquina, pero ello será extensible al resto de estos equipos. La operación permitirá, por ejemplo, saber para dónde está girando, qué tiempo permanece encendida, las horas de trabajo, la dosificación del agua, y hará posible mantener registros históricos de dichas variables”, apuntó el profesor.
La EICMA tiene un convenio con la UCLV para el control de las máquinas de riego de pivote central por conexión inalámbrica. Foto: Claudia González Corrales.
La máquina en sí no tiene nada del otro mundo. Izaguirre precisa que, desde el punto de vista de la automática, es un aparato sencillo, con un pivote central desde donde gira y toma el agua que viene bombeada de una estación. La tubería va por una estructura metálica que cada ciertos tramos tiene un par de ruedas con un motor eléctrico. El artilugio viene con una pizarra de control para el accionamiento de la máquina, tiene boquillas en la parte superior que dosifican el agua en cada sector, y es relativamente fácil de montar.
El Doctor en Ciencias aclara que el artefacto garantiza una eficiencia de riego muy alta, del 80 por ciento. Otras de sus potencialidades es que permite el fertirriego, atiende a diferentes tipos de cultivo, por su capacidad para dosificar, y admite sembradíos de alto porte.
Especificó que, aunque en Cuba se dan los primeros pasos, ya la solución de controlar el artefacto de forma inalámbrica existe en el mundo. “Las máquinas que se han comprado en el país vienen con una pizarra incorporada sin la solución inalámbrica. Nosotros le estamos dando respuesta a una necesidad, otorgando un valor agregado, que no cambia ni la funcionalidad, ni la operación, pero sí la forma en que se puede operar la maquinaria”.
Según las proyecciones, el equipo permitirá supervisar a distancia, y a través de teléfonos celulares, tablets o cualquier otro dispositivo inalámbrico, se podrá acceder a la información de la máquina y operarla.
“En versiones de software que podemos ir desarrollando, se le incorporará la capacidad de estimar el riego a partir de las condiciones agrometeorológicas, que pueden ser ingresadas manualmente a través de los displays que se diseñen, o tomadas directamente de estaciones meteorológicas digitales que brinden la información sobre el estado local del tiempo, lo cual contribuirá al ahorro de agua y de recursos energéticos”, enfatizó Izaguirre.
Más adelante, con unas variantes mejoradas, se pudiera pensar en, a través del portal que tiene la agricultura, visualizar las máquinas, aunque estas se encuentren distantes de la ubicación de los directivos, acotó el profesor universitario. Pero las proyecciones no quedan ahí.José Antonio Milanés adelanta que se van a introducir variables para el monitoreo y manejo de esa máquina, a través de sensores que medirán patrones de humedad y de temperatura. “De acuerdo a la naturaleza del cultivo, se determinarán los requerimientos de agua, y se le podrá ordenar a la máquina que riegue a la planta cuando esta lo necesite, todo ello para humanizar un poco más el trabajo y tener mejores cosechas”.
¿Drones para pilotar la agricultura?
¡Míralo, cómo vuela! – Exclama sorprendido Manuel, al ver en el cielo de Santa Clara un avión en miniatura. El asombro permanece constante en su rostro, y en el de otros tantos espectadores, que atestiguan uno de los viajes pilotos organizados por el GARP de la Universidad de Las Villas.La ruta de vuelo del vehículo aéreo no tripulado había sido preparada con antelación. El sol acompañaría la trayectoria, y haría más fácil la captura en tiempo real de imágenes cartográficas y topográficas para elaborar un sistema de mapas. Así, día tras día, se construía la primera experiencia de este tipo, en la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Desembarco del Granma, en Villa Clara.
¿El resultado? La identificación de espacios vacíos sin explotar, de la composición de los suelos, las deficiencias de nitrógeno e índices de vegetación, y la concreción de modelos de superficies de cultivos, a costos relativamente bajos.
Eduardo Izaguirre señaló que el GARP viene desde hace varios años realizando aplicaciones en diversas esferas del conocimiento y han encontrado soluciones para el sector agrícola que tienen que ver con el uso de los drones: cómo controlar el avión no tripulado, que logre volar a una altura determinada, y que mantenga una trayectoria predefinida. Indica que, en la agricultura, el uso de los aviones no tripulados se extendió a aplicaciones para el cálculo de los índices vegetativos, los niveles de humedad del terreno, el uso óptimo de fertilizantes, la identificación de plagas, enfermedades.
“No se trata de volar por volar, sino de procesar la información, que es donde radica el valor agregado y donde se necesitan realmente exigencias computacionales y de software, que ya tenemos desarrolladas”, sentenció el profesor de la casa de altos estudios.
Geolocalizando la Agricultura de Precisión en Cuba
Aun cuando la Agricultura de Precisión (AP) se viene aplicando en el mundo desde finales del siglo pasado, en Cuba se están dando los primeros pasos. El método empleado por grandes potencias agrícolas precisa de sensores, de Sistemas de Posicionamiento Global (GPS por sus siglas en inglés) y de Información Geográfica (SIG), de medios para recuperar datos en tiempo real, y de programas computacionales para el procesamiento de la información.
La AP consiste en el uso de las TIC para aplicar la cantidad correcta de insumos en el momento adecuado y en el lugar exacto. Con ella es posible tener conocimientos más precisos sobre el comportamiento de los suelos, las cosechas y la dosificación de los insumos, los cuales, puestos a disposición del agricultor, aumentan los rendimientos y minimizan los costes de producción y los impactos medioambientales.
El ciclo puede dividirse en tres fases fundamentales: la recolección de datos, la interpretación de la información, y la intervención directa en el sistema productivo. Infografia: David R. García Perurena.
Con respecto al uso de la AP en la Mayor de las Antillas, Eduardo Izaguirre señala que la información captada por los drones, se incorpora a un SIG que permite tener conocimiento sobre los tipos de suelos, el estado de los recursos hídricos… Eso se monta en una base de datos georreferenciada y permite tomar decisiones generales sobre cómo manejar de manera más eficaz el proceso de producción, desde qué semilla se siembra y en qué momento, hasta especificaciones sobre la manera en que se riega y se cosecha.
Pero los avances no quedan ahí. En el Trabajo de Diploma de Javier Molina (2015), se explica que desde el año 2008 se comenzaron a importar cosechadoras cañeras brasileñas CASE IH A8000 con un alto nivel de automatización, lo cual supuso profundas transformaciones en uno de los renglones más importantes del país: los turnos de trabajo pasaron de 8-12 horas de cosecha, a 24 horas; y la productividad se elevó de 8-12, a 40-50 toneladas por horas; por solo citar algunos ejemplos.
La ingeniera Lianet Avello, profesora de la UCLV y miembro del GARP, comenta a YucaByte que desde la casa de altos estudios se desarrollan Sistemas de Información Geográfica y a través de servicios web es posible visualizar a las cosechadoras que tienen un ordenador a bordo, avance que solo se muestra en el sector cañero. Toda la información puede ser vista desde un portal que te geoposiciona las máquinas con todos los datos.
El profesor Eduardo Izaguirre especifica que hay que saber configurar esas máquinas cosechadoras con computadoras a bordo para explotarlas de la manera adecuada. En ese sentido, “la Universidad también ha dado su aporte, a partir de identificar cómo operan esos dispositivos, cómo se extrae la información del computador a bordo y se utiliza en función de la eficiencia del proceso productivo, del cálculo de la productividad, del rendimiento del cultivo, del consumo de combustible y de otros parámetros, como la geolocalización de la máquina, cuánto cosecha cuando va en un sentido, y la incidencia del riego”.
“Todo tiene una relación: los resultados de la información georreferenciada que tenemos se pueden aplicar al riego; el supervisor de riego puede dar información sobre las coordenadas de la máquina -en qué cuadrantes se encuentra, cuántas horas ha regado durante el día, en qué horario, cuál es el nombre del operador, qué cultivo tiene…-, parámetros que se incorporan al geoportal en el SIG y aportan elementos muy interesantes para directivos, especialistas e investigadores”, explicó Izaguirre.
Según José Antonio Milanés la EICMA también ha incursionado en la AP. Desde el municipio Los Palacios, en Pinar del Río, se realizan pruebas para la nivelación del suelo y facilitar el cultivo del arroz, a partir de la información ofrecida por un GPS y de un software que no es de factura nacional. El objetivo se ha logrado, pues solamente con una capa de cinco centímetros de agua es posible cosechar el preciado grano. Según las proyecciones, la experiencia se aplicará en el sur de El Jíbaro –provincia de Sancti Spíritus- y luego se generalizará al resto del país.
El alto representante afirma tener conocimiento sobre los proyectos de AP en la caña, pero sostiene que no han logrado integrarse con los proyectos de Azcuba (grupo estatal que sustituye al Ministerio del Azúcar) y XETID (Empresa de Tecnologías de la Información para la Defensa). “Con ellos lo que hacemos es colaborar para la implementación de software contable (el VERSAT Sarasola, por ejemplo), y hay otros convenios firmados con la entidad CEDAI para la automatización de los procesos agrícolas”.
Hacia lo interno, se concretan colaboraciones con la Empresa de Proyectos e Ingeniería del Ministerio de la Agricultura (ENPA), fundamentalmente en el desarrollo de investigaciones para el levantamiento topográfico, estudios de nivelación de los suelos, trazado de caminos y avalúo de terrenos. Para ilustrar la relación, Milanés asegura que la infraestructura de datos espaciales realizada por la ENPA está alojada en el servidor de la EICMA, a pesar de que estos últimos cuentan con una infraestructura de datos propia.
En este sentido, llama la atención que dentro del mismo ministerio existan dos bases de datos –las cuales precisaron el despliegue de recursos materiales y humanos para su elaboración- que tributen a la misma información. A esto se suma que existen otras, como la infraestructura de mapas espaciales de la República de Cuba. ¿Acaso no sería más lógico que exista solo una, que se complete con los aportes de las distintas empresas?
El profesor de la UCLV que trabaja de conjunto con la EICMA en investigaciones que relacionan TIC y agricultura, Eduardo Izaguirre, aun cuando no tiene acceso a las bases de datos del MINAG, reconoce que estas tienen gran importancia para el desarrollo de las investigaciones, pues funcionan como una gran biblioteca de datos que permiten a los especialistas trabajar con la información debidamente almacenada para su posterior análisis y la toma de decisiones.
Sin embargo, considera que en el caso del MINAG, donde se maneja tanta información diferente relacionada con recursos hídricos, transporte, equipamiento agrícola, ganado, fuerza de trabajo, etc., no necesariamente se debe emplear una única base de datos. “La integración en una sola infraestructura de datos puede tener ventajas, pero también desventajas, por lo que decisiones de este tipo deben tomarse en cuenta considerando factores como la seguridad, acceso, conectividad, potencia de cálculo, fiabilidad, infraestructura de comunicaciones, permisos y claves, administración de los dispositivos conectados”, aseguró.
Más allá de La Habana, específicamente al sur, se concretan experiencias en cuanto al uso de los SIG. Osmel Rodríguez, especialista del departamento de Informática y Comunicaciones del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), cuenta a YucaByte que, de conjunto con el departamento de Manejo de Agroecosistemas Sostenibles, se está haciendo un levantamiento de los suelos de Jaruco y Campo Florido, en Mayabeque. Posteriormente se hará un análisis digital de la información para obtener mapas de degradación y deforestación de la zona, se actualizarán los mapas topográficos, y se trazarán estrategias para el trabajo fitosanitario y el manejo agronómico.
Desde la joven provincia también se incursiona en los modelos de simulación de los cultivos, los cuales constituyen un elemento importante para tomar decisiones en la agricultura, por su capacidad para cuantificar, interpretar y predecir las necesidades de las plantas y sus rendimientos.El Doctor en Ciencias René Florido, director de Desarrollo del INCA, comentó a YucaByte que especialistas de ese centro montaron experimentos con el maíz, el sorgo, el arroz y el trigo, en los cuales se midieron diferentes densidades de plantación y niveles de fertilización, al tiempo que se tuvieron en cuenta los datos del clima (por medio del Instituto de Meteorología), y las características de los suelos.
“Con esa información pudimos calibrar el modelo, es decir, ponerle diferentes condiciones de suelo y clima, y hacer simulaciones, para saber qué le pasaría al cultivo si le cambiamos el nivel de fertilizantes, la cantidad de riego, si en lugar de sembrarlo en un sitio, se hace en otro, cuál sería el rendimiento. A partir de ahí es más fácil determinar dónde debe ser sembrado el cultivo, y se cuenta con información para poder predecir el comportamiento y rendimiento de estos cereales”, argumentó.
En el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) se implementan modelos de simulación de los cultivos, los cuales constituyen un elemento importante para tomar decisiones en la agricultura. Foto: Claudia González Corrales.
Mientras tanto, los miembros del GARP informaron que en la Unidad Empresarial de Base Jesús Rabí hay en estos momentos máquinas asperjadoras o pulverizadoras y cosechadoras con capacidad para trabajar de manera autónoma a partir de información georreferenciada -obtenida de bases de datos disponibles en internet o en programas informáticos-que les dice dónde tienen que echar el fertilizante o el herbicida, pero dichos equipos no se utilizan por no contar con el personal capacitado para explotarlas.
También alertaron sobre investigaciones para el trabajo con las redes de sensores inalámbricos, sobre cómo administrarlas de manera que el gasto de energía del sistema sea mínimo, para que la red sea lo más estable posible, y se transmitan los datos de mejor forma. Posteriormente vendría el procesamiento de los nodos inalámbricos que envíen información sobre la humedad del terreno y el aire, temperatura, radiación solar, y “ahí contribuiríamos como expertos en la materia, para corroborar las decisiones tomadas en materia de agricultura. Todo pasa por tecnologías novedosas que hay que saber explotar, que hay saber ponerlas adecuadamente donde deben estar, para que todo el proceso sea eficaz, sostenible”, sentenció Izaguirre.
No obstante, reconoce que “en Cuba se están dando los primeros pasos de la AP, pues esta incluye muchas condicionantes a las que ahora mismo no tenemos acceso, como los sistemas sensoriales. Esta pequeña vitrina en el Yabú puede dar elementos para retroalimentarnos sobre cómo mejorar las aplicaciones y son puntos de partida en una nueva concepción de la relación entre la universidad y las empresas”.
¿Hacer ciencia solo para publicar?
De acuerdo con los entrevistados por YucaByte, es común que los resultados científicos de los centros de investigación y otras instituciones, solo sean conocidos por medio de publicaciones -muchas de ellas disponibles exclusivamente en formato digital, de circulación casi nula, y solo visitadas por personas con intereses particulares- o de eventos a puertas cerradas.
Así lo corrobora el especialista del INCA René Florido, quien confiesa que llevan unos 20 años haciendo modelos de simulación de varios cultivos, ya se tiene un norte sobre el rendimiento de los mismos, y pueden hacer recomendaciones a la agricultura sobre qué dosis de fertilizantes son más aconsejables. “Lo que pasa es que nosotros divulgamos los resultados fundamentalmente a través de eventos, artículos, pero a veces no llegan a los productores. Nos faltaría un mayor vínculo con la agricultura. Una opción podría ser la de publicar en el sitio web del INCA, pero: ¿Será visto por el MINAG? ¿Visitarán los productores nuestro portal?”.
La problemática también es confirmada por José Antonio Milanés. Según el director de la EICMA, la vía que tienen para socializar el conocimiento es el Encuentro Técnico de Informática, Automática y Comunicaciones. Se escuda en que ahí no solo participa la empresa auspiciadora, sino que también se cuenta con exposiciones de la entidad cubana especializada en electrónica (Copextel), la Empresa de Aplicaciones Informáticas (Desoft), cuentapropistas dedicados al desarrollo de software, Datazucar y XETID, pero ni Copextel, ni Desoft, ni Datazucar, ni XETID, trabajan la tierra.
Asegura que de los encuentros se derivan boletines y presentaciones, y que estas son generalizadas en las provincias hasta llegar a los agricultores. Sin embargo, al menos en la información localizable en Internet sobre el tema TIC y Agricultura, se denota una disgregación de contenidos, además de que lo publicado en el sitio de la EICMA es exclusivo para algunos usuarios de la web.
Para Florido, la pregunta clave es: “¿Cómo llevar los resultados a los productores?”. En tal sentido, plantea que una buena forma de difundir las buenas prácticas basadas en la ciencia a los cultivadores de la tierra es insistir en los talleres organizados por el Programa de Innovación Agrícola Local (PIAL), pues estos se realizan con frecuencia, cuentan con marcada asistencia y abarcan casi todo el país.
De cuando la tierra se conecta a la red
Mientras a nivel de país se implementan políticas para informatizar procesos, Raúl, en una cooperativa de Santiago de Cuba, hace sus cuentas a base de calculadora. Así, tiene conciencia de lo invertido en semillas, fertilizantes, agua. Controla los salarios, estimulaciones, y sabe cuánto debe recibir por sus granos de café.
Un poco más avanzado, Miguel, en Guantánamo, dispone de una PC, donde con una versión del año 2007 de Microsoft Excel lleva sus procesos contables. Las columnas, filas e indicadores a veces confunden a este agricultor que le saca varias décadas a un auténtico nativo digital, por lo que algunos retrasos y errores matizan el control.
El panorama de Ricardo, en Granma, muestra una nueva cara. El cultivador de frutabomba es uno de los 10 campesinos de la oriental provincia que disponen de internet desde sus fincas, y combina de manera exitosa las horas bajo el sol y el tiempo online.
De acuerdo con reportes de prensa, al ingeniero agrónomo le vendieron cuatro computadoras que fueron conectadas vía satélite. Desde su escritorio, revisa documentación en Internet, se mantiene actualizado, interactúa con centros de investigación, socializa resultados y ayuda a jóvenes universitarios a construir sus informes de diploma. También ha encontrado fórmulas para comercializar de mejor manera sus producciones y trabaja en el diseño de un sistema contable para La Victoria.La Victoria, perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) José Martí, fue una de las escogidas para la implementación del programa de informatización en busca de mejoras en la agricultura de la Isla. Las CCS Rodolfo Caraballoso, Jesús Menéndez, Ovidio Pantoja, José Martí, y Grito de Baire, en el Municipio Especial Isla de la Juventud; y Primero de Mayo, en Camagüey, corrieron igual suerte.
Milanés precisa que, en el caso de la Isla de la Juventud, se hizo la venta de computadoras a cinco bases productivas en el contexto del proyecto especial de informatización que se realiza en ese territorio.
Para el directivo de la EICMA, llevar a las bases productivas la conexión a internet ha tenido gran impacto, experiencia que espera generalizar en el 2019. Las máquinas son actualizadas, y facilitan, por ejemplo, realizar los procesos contables a través del Versat Sarasola, usar el VINA. Disponen de una aplicación denominada La suite de gestión empresarial, que permite el control interno, la realización de planes de trabajo, gestionar recursos humanos, comercializar producciones.
Informó que el MINAG paga unos 250 mil CUC mensuales a la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) por todas las conexiones. La red privada virtual del Ministerio es una de las cinco más grandes que existen en Cuba, y hay cerca de 700 clientes conectados a la misma.
“Nosotros vendimos en el 2011 alrededor de dos mil quinientas máquinas, pero con bajas prestaciones. Hoy esos equipos son de tecnología obsoleta, a tal punto que ni siquiera podemos instalar el Versat Sarasola, y no tenemos cómo modernizarlos. Si tuviéramos alguna forma de vender PCs a las bases productivas con las prestaciones requeridas para el funcionamiento de los distintos softwares, el campesino se sentiría muy bien, pues todo el tiempo recibimos solicitudes”, manifestó.
La idea es extender la conexión desde las cooperativas, dijo Milanés, pero durante el 2018 fue imposible. Existían problemas con el pago desde las bases productivas, pues estas solo generan moneda nacional (CUP), y el desembolso a Etecsa es en pesos convertibles (CUC). A partir del 2019, los productores pagarán los servicios en CUP, y a través del grupo empresarial del MINAG, se adquirirá el CUC necesario para costear el servicio.
Otra razón por la cual el proyecto se vio paralizado fue porque “en el 2018 no contamos con equipos de cómputo para vender, por situaciones que ha presentado el país en cuanto al financiamiento y que Copextel, que es el proveedor de hardware, no nos ha podido suministrar nada. Para este año tenemos esperanza de seguir incrementando la disponibilidad de PCs y satisfacer las necesidades de las bases productivas”, acotó.
Añadió la previsión de que, solamente en la Isla de la Juventud, otras 10 cooperativas entrarán al proyecto de conexión a Internet, y que ya se empezó a hacer un levantamiento para saber qué Unidades Empresariales de Base pueden incrementar sus conexiones ADSL e informatizarse.
Sin embargo, la realidad que el país muestra hoy la reconoce el propio Milanés: “Tenemos cerca de cinco mil 500 cooperativas, y de ellas, quizás solo el 15 por ciento tenga acceso a equipos de cómputo. Es decir, que únicamente podemos llegar con soluciones informáticas, digitalizaciones, software, a ese ínfimo número, lo que atenta contra el desarrollo”.
Por suerte, la conexión “cooperativa” no es la única que acerca a los productores a la red de redes. Un contexto matizado por la implementación de políticas específicas para la informatización del país –proceso supervisado directamente por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de Cuba-, el desarrollo de servicios en línea que unen a las instituciones con los ciudadanos, la potenciación del uso de las TICs en cada sector de la economía, sobre todo en estratégicos como la agricultura, y la creación de infraestructura tecnológica, ha condicionado el surgimiento de iniciativas como el Nauta Hogar en Zonas Rurales.
En octubre del 2018 nació la propuesta que pone al alcance de los pobladores de los territorios más intrincados, las prestaciones de Internet, teniendo en cuenta las condiciones económicas y sociales de esos sitios y las capacidades reales de la red.
Nauta Hogar en Zonas Rurales. Infografía: David R. García Perurena.
Unos 28 poblados pertenecientes a municipios de Pinar del Río, Matanzas, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Las Tunas, Granma y Guantánamo se vieron beneficiados con la oferta especial que, por el momento, no tiene fecha de caducidad.
Para esta investigación no se pudo acceder a las estadísticas sobre la cantidad de personas que han solicitado el servicio, pero para hacernos la idea del impacto, se toma como punto de referencia que, entre el 22 de octubre y el 12 de noviembre de 2018, en Guantánamo –junto a Granma, la provincia donde más municipios fueron seleccionados-, alrededor de 200 clientes se habían suscrito.
Otro titular que acompaña la noticia es que la compañía rusa Opticenergo planteó la creación de una infraestructura que permita a las zonas rurales de la Isla contar con Wi-Fi, al tender un cable que garantice el suministro de electricidad y una conexión de alta velocidad para los clientes.
Un aspecto que llama la atención con respecto al Nauta Hogar en Zonas Rurales es que dentro del proyecto no tiene ningún tipo de participación el Ministerio de Agricultura, y mucho menos la dependencia encargada de “asegurar” la llegada de las TIC al sector: la EICMA.
También sale a la luz, por ejemplo, que, en centros de investigación ubicados en zonas campestres, en los cuales hay una estrecha relación entre científicos y agricultores, como el INCA, si bien los campesinos se muestran receptivos con respecto al uso de las TIC para la producción agrícola, no se potencia que estos vayan a la institución para acceder a Internet.
René Florido reconoce que desde su centro de trabajo no se fomenta una cultura en los productores que demuestre que con el uso de las TIC se puede tener una mejor agricultura, a pesar de que la mayoría dispone de computadoras gracias a distintos proyectos emprendidos por el INCA.
Si bien las computadoras han llegado al surco, ellas no cambian la realidad imperante: aún resulta insuficiente la cantidad, calidad y variedad de alimentos producidos para satisfacer la demanda nacional; la canasta de alimentos básicos que se oferta a la población procede en un 80 por ciento de la importación, en lo que se invierte más de mil millones de dólares; hay dificultades con las cadenas productivas y los mecanismos de comercialización y distribución; no hay coherencia entre los modelos agrícolas diversificados, descentralizados y autosuficientes; y aunque se han puesto en práctica numerosas alternativas sostenibles, estas aún no han contribuido de manera apreciable al desarrollo del sector (Funes, 2013).
No obstante, la Mayor de las Antillas cuenta con suficiente tierra para satisfacer las necesidades alimentarias de sus once millones de habitantes. Cerca de seis millones de hectáreas de tierra en áreas llanas y otro millón en áreas con pendientes ligeras, están aptas para el cultivo, pero hay que saberlas aprovechar (Funes, 2013).
El Estado, poseedor de más de la mitad de los suelos, es el que menos aprovechamiento de estos hace, en comparación con las asociaciones cooperativas y los privados. Infografía: David R. García Perurena.
A esto se añade que los recursos humanos en el sector no son precisamente abundantes. El número de personas en ambientes rurales es poco más de 2,7 millones, y de ellas, solo 980 mil se ocupan en la agricultura y labores afines, cifra que decrece anualmente debido a la migración a las ciudades, el arribo a edad avanzada y la vinculación a otras actividades (Funes, 2013).
Las computadoras no dan ni yuca, ni boniato, pero…
Teniendo en cuenta los disímiles desafíos que frenan a la agricultura cubana hoy, ¿podría decirse que las TIC presentan el camino correcto? ¿Cuán acertado es afirmar que ello podría incidir en la obtención de alimentos?
Ni en la UCLV, ni en la EICMA, ni en ninguna otra institución a la que se tuvo acceso, existen estudios que intenten dar respuesta al cuestionamiento, más allá de conjeturas o de experiencias concretas vividas en contextos que solo comparten con Cuba la condición de latinoamericanos.
La declaración más acertada al respecto proviene del directivo de la EICMA, José Antonio Milanés, quien asegura que “las computadoras no dan ni boniato, ni yuca, pero dan control de esa yuca y ese boniato, y los procesos se pueden gestionar desde ahí. Ayudan a mejorar la calidad, eficiencia, de lo que se produce en el campo”.
A criterio de los entrevistados, en cuanto les hablan a los agricultores sobre las prestaciones de la informática, responden con un “¿Dónde está la computadora?”. En EICMA se han visitado cientos de bases productivas, y no se ha encontrado a un solo campesino que haga rechazo a los softwares o a los equipos de cómputo.
De ahí se estima que el uso de novedosas tecnologías, lejos de constituirse en excentricidad, es una forma de poner la ciencia y los resultados investigativos en las manos de los que labran la tierra, y debe ser más explotada, aun cuando persistan brechas tecnológicas, rezagos burocráticos y poca cultura de utilización de las TIC en los cimientos del proceso productivo.
Otras barreras que limitan o dificultan una adecuada gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación en función de la producción de alimentos y el desarrollo agrario sostenible, son el envejecimiento del potencial científico, poca incorporación de fuerza técnica calificada a los centros de investigación y el sector productivo; la obsolescencia tecnológica; y problemas a la hora de adquirir el Certificado de Liquidez que hace posible la compra de tecnologías, insumos y piezas de repuesto en el mercado internacional.
En un mundo dominado por el concepto de Internet de las cosas, el uso de las TIC, como un instrumento más, al nivel de las semillas, o el fertilizante, o las herramientas para labrar, puede ser un buen camino para lograr esa agricultura sostenible que tanto necesita el país. En ese contexto, entonces, nadie se asombraría ante un señor octogenario registrando datos en una computadora, manipulando un drone, o anunciando la venta de su más reciente producción en Facebook.
este trabajo es como las tesis, el marco teórico puede un poco difícil de asimilar, pero lo bueno está a partir de «hacer ciencia solo para publicar», a mi me parece que es una buena idea esa de tocar el tema de la agricultura, pues ella necesita toda la atención posible.
Es un articulo interesante, aun realmente seria justo nombrar otros protagonistas reales como Redney que tanto ha impulsado la automática en la EICMA y en la Agricultura, no veo reconocido su trabajo en este articulo, sin embargo se le da protagonismo a otros que no lo tienen fuera de este articulo. Agradecer al profesor Eduardo Izaguirre por su contribución al desarrollo en MINAG y en el MINAZ y a sus discípulo.