Manacas es un pueblo que está la orilla de la Carretera Central de Cuba. Foto: Yariel Valdés.
Por Yariel Valdés González
Manacas no es lo que se diría un pueblecito encantador, de esos que uno pudiera robarle un recuerdo. Como casi todas las localidades campo adentro en la geografía cubana, la vida se torna más movida a ambas orillas de la Carretera Central, donde se concentran unos pocos comercios y se escuchan los cláxones de algunos vehículos que la atraviesan sin detenerse demasiado.
Es célebre por su marca de cerveza, que una fábrica allí mismo produce a cuenta gotas, y por Antolín El Pichón, un humorista hijo de esa tierra que se mofa de ella en la Televisión Nacional. A Manacas no le importa empolvarle los zapatos con tierra rojiza al caminar por sus calles, que tienen más cerca el campo que el asfalto.
Manacas es dueña de un pequeño, pero alargado espacio al oeste en el mapa de Villa Clara, en el centro del país, a más de 40 kilómetros de su capital provincial, Santa Clara. Pertenece al municipio de Santo Domingo y sus propios pobladores aseguran que no se pierde nada si no la ha visitado aún. Ni siquiera la conexión inalámbrica a la red de redes es una realidad aquí.
Le prometieron su conexión en 2017, pero hasta hoy, sigue en el listado de pendientes. La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A (ETECSA) ha anunciado que el primer trimestre de este año será el definitivo para que los habitantes de esta comunidad se ahorren un viaje de casi 10 kilómetros hasta la cabecera municipal, Santo Domingo. Sin embargo, desde diciembre de 2017, pinceladas tecnológicas rozan algunas viviendas de este poblado con el servicio Nauta Hogar.
ETECSA, la única empresa que brinda ese tipo de servicio en el país, ha comercializado la instalación de internet en las casas. Para Cuba, esto supone un gran avance en la democratización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), mientras medio mundo dio este paso décadas atrás y lleva tres pisadas de ventaja. Antes de la instalación del Nauta Hogar y las zonas Wi-Fi, el país vivía en una especie de apagón, donde solo un reducido número de profesionales estaban “alumbrados” por la era Internet.
Luego de un período de prueba en varias residencias de la Habana Vieja, en la capital cubana, la compañía comenzó en el último trimestre del pasado año, la instalación en algunos territorios del Internet en los hogares. Según la página oficial de ETECSA, el servicio “actualmente se comercializa en áreas específicas dentro de algunos Consejos Populares y se irá incorporando gradualmente a todas las provincias del país en las zonas donde estén creadas las condiciones técnicas”.
Cuando la compañía telefónica dice “condiciones técnicas creadas” significa que solo es posible el servicio en aquellos lugares donde existen centrales telefónicas digitales, y solo serán beneficiados con el Nauta Hogar, los clientes que residan en las áreas próximas a las mismas.
Además de vivir en el reducido radio de acción de las centrales, hay más requisitos para ser idóneos aspirantes: los usuarios deben contar con un teléfono fijo, una computadora (de mesa o laptop) y “un par telefónico con las condiciones técnicas que permitan establecer un enlace para la transmisión de datos y el uso del servicio”, aclara el sitio oficial de la empresa.
De los trece municipios de Villa Clara, solo nueve han sido privilegiados por ETECSA para iniciar la comercialización, precisa el semanario provincial Vanguardia. El Nauta Hogar se concentra en áreas aledañas a las Centrales Telefónicas en tres lugares de Santa Clara, mientras Caibarién, Camajuaní, Corralillo, Manicaragua, Placetas, Ranchuelo y Sagua La Grande, poseen solo una zona donde es posible la conexión. Santo Domingo, por otra parte, figura como el único, luego de la cabecera provincial, que cuenta con más de un espacio para el servicio: uno en el propio Santo Domingo y el otro en Manacas.
Según datos del Anuario Estadístico en su versión de 2016, en esta provincia existen un total de 54 centrales telefónicas, de ellas 38 poseen tecnología digital. Santo Domingo, el municipio al que pertenece Manacas, dispone de 5 centrales telefónicas, de las cuales son digitales tres. La cabecera municipal dispone de solo 2 820 teléfonos fijos, lo que confirma una sospecha: Nauta Hogar no será extenso.
La presencia de una Central Telefónica Digital hizo posible que en Manacas se instalara el Nauta Hogar, la única comunidad, después de su cabecera municipal, que dispone del servicio en Villa Clara. Foto: Yariel Vladés.
Dianitsy Barreto Martínez, especialista de comunicación en la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A en Villa Clara, explicó a la Agencia Cubana de Noticias que “la contratación del servicio se hace mediante un mecanismo implementado, que contacta directamente vía telefónica a los clientes potenciales y elabora la lista de usuarios que estén de acuerdo o no con realizar el convenio y nunca, salvo en el momento final de la firma del contrato, se debe acudir a las oficinas comerciales”.
La empresa ha caminado esta vez con cautela, rehuyendo de críticas que laceren aún más su debilitada imagen y ha puesto riendas a los contratos para evitar así los clásicos “cuellos de botella” que suelen producirse en Cuba cada vez que la compañía saca a la luz nuevas ofertas y servicios. Además, disfrutar del internet desde la comodidad del hogar tiene su precio y, tratándose de ETECSA, ya sabemos, no es barato.
Los precios siguen la regla de a mayor velocidad, mayor importe a pagar, siempre por 30 horas mensuales no acumulativas e intransferibles, y se mueven desde los 15 CUC hasta los 70. Además, los usuarios deben hacer un pago único de 10 CUC por la habilitación del servicio y otro desembolso extra de 19 CUC para otros equipos necesarios como el router, microfiltro y cables.
Router instalado por ETECSA en las casas de los clientes de «Nauta Hogar». Foto: Yariel Vladés.
La súper abuela de la tecnología
Mercedes Meneses asiste todos los viernes a un concierto televisivo que su prima concertista ofrece en España. Pasea por las calles de Miami, ve la nieve, y visita los súper mercados en Estados Unidos, todo desde el portal de su casa en Manacas. No dudó ni un minuto en dar el sí cuando le ofrecieron la posibilidad de conectarse al mundo mediante el Nauta Hogar desde esta comunidad.
“Estoy muy contenta –afirma Mercedes- muy agradecida, porque esto ha sido para mí una bendición. No puedo salir de la casa. Soy una impedida físico-motora de 70 años, y con esta opción puedo comunicarme con el mundo, porque el Internet es muy beneficioso para los que nos gusta tener conocimientos e incursionar en la literatura”.
Desde el portal de su casa en Manacas, Mercedes Meneses se comunica con medio mundo, gracias al Nauta Hogar. Foto: Yariel Vladés
Mercedes es lo que se diría una súper abuela de la tecnología. Luego de un período de entrenamiento con uno de sus nietos, ya es jugadora regular en las lides informáticas. Tiene una cuenta en Facebook, un correo Gmail, un correo Nauta, navega por diversas páginas webs y es una adicta a Wikipedia.
“Además de comunicarme con mis familiares, que casi todos están fuera del país, leo mucho sobre Medicina y de idiomas, que es uno de mis hobbies. También he utilizado Google para buscar información sobre algunos medicamentos, enfermedades, pero no tenemos tiempo para adentrarnos y espaciarnos en tantas maravillas que hay en el mundo, pero tengo la Wikipedia del 2017, que no necesita conexión, y por ahí sacio mis ganas de saber”, apunta la anciana.
Hace nueve años que Mercedes no cruzaba miradas con su hijo mayor, y más de uno con el otro hijo. Ambos viven 90 millas al norte junto a sus nietos y una bisnieta. Esta profesora de piano asegura que no tiene cómo agradecerle a la vida la oportunidad de comunicarse con sus seres más queridos.
Sobre las ocho de la noche todo está listo para esa virtual reunión familiar, que desde el 8 de diciembre realiza junto a su esposo, teléfono Samsung de por medio. Encienden la laptop, activan el router y comparten la conexión al celular para conversar vía IMO, mientras se mueven por toda la casa. “A veces mis dos hijos se reúnen y hablamos todos juntos y ahorramos más tiempo, y lo que quede de la hora diaria lo utilizo para hablar con una prima que tengo en España o con amigos en Ecuador”.
La conexión a Internet desde su casa, le ha devuelto la alegría a Mercedes, quien ahora puede ver crecer a sus nietos desde la distancia. Foto: Yariel Vladés.
Esta señora, muy comunicativa, abierta y de personalidad sanguínea, según se define ella misma, sabe que no puede dejarse llevar por la emoción, y gastar más de los 60 minutos por día que se auto-impuso como medida de ahorro. Y sabe también algunos “trucos” para robarle algunos minutos a ETECSA y tomar ventaja en esta carrera contrarreloj.
“Lo que hago es –revela con cierta picardía- que paso el Facebook rápido para que se cargue y cuando me desconecto, leo las cosas con más calma, y si veo algún artículo que me interese, de salud, o de cocina, lo descargo, y al otro día los consulto”.
Mercedes es consciente que esta opción resulta una utopía para la mayoría de sus vecinos, y de los cubanos en general, ni siquiera en su oferta más económica. De hecho, si sus hijos no le abonaran cada mes los 15 CUC (375 en moneda nacional) jamás hubiera podido acceder, pues el precio del Nauta Hogar sobrepasa sus ingresos personales cada mes. Aun así, insiste en verle el lado bueno al tema.
“Antes de esto, solo nos podíamos comunicar por el móvil. Poníamos la recarga, esa que pagas 22 CUC (la oferta es 20 dólares desde el exterior, pero desde dentro del país, varias personas recargan las cuentas por 2 CUC más) y te dan un bono con más tiempo, y lo que podíamos hablar era poquito y no los podíamos ver y había entonces que gastar dos y tres recargas en el mes. Si uno analiza, hemos economizado bastante. Lo que hago es que voy seleccionando, hoy llamo a uno, mañana a otro”.
Estas navidades Mercedes y su esposo se fueron de viaje por los Estados Unidos. Sus hijos emprendieron un periplo por Carolina del Norte y Tennessee, y ellos los acompañaron desde la pantalla del celular. “Guardamos todas las horas para ese viaje. Nos conectábamos a toda hora y veíamos la belleza de los arbolitos, la nieve, los pueblos todo iluminados. Los vimos a ellos esquiando a mi nieto revolcado en la nieve”.
Mercedes no es como el resto de las abuelas. Mientras la mayoría no simpatiza con los avances tecnológicos, ella maneja con habilidad laptops y teléfonos inteligentes. Foto: Yariel Vladés.
Los ojos de esta abuela se avivan mientras narra cómo ha llegado a ser partícipe digital de la vida de sus descendientes, pues nunca ha viajado a tierra estadounidense. “Mi hijo, sobre todo los viernes por la noche o los domingos, pone el teléfono en el parabrisas del carro y yo viendo todo: los puentes, las avenidas… Estoy viajado también muy emocionada”, rememora.
Todavía no lleva tres meses con el servicio, y ya no se imagina su vida sin Internet. Su sed de conocimientos, que antes saciaba con los libros, ahora la ha trasladado al universo digital. “Yo quisiera tener Internet todo el día. Con la Wikipedia me paso horas y horas. Cuando me da por ver puentes y ciudades del mundo, autores, libros, ¡ay hijo no me alcanza el tiempo para aprender! Es algo que la vida me regaló al final de mi vida. Es una ventana al mundo”.
Luces y sombras del Nauta Hogar
Otro recién estrenado en este servicio, Lesme Pérez Delgado, apunta que Nauta Hogar es “muy factible y cómodo de instalar”, aunque no deja de reconocer que existen algunas fallas. “Hay días en que por la tarde trabaja bien, a una velocidad bastante rápida y otras veces se congela la imagen, me ha pasado también en las madrugadas, no sé si será por la cantidad de usuarios conectados”, expresa.
Cuando ETECSA le hizo la llamada con la tentadora oferta, tuvo sus dudas, pues significaba un gasto extra de 15 CUC más en el mes. “Es difícil. Es un sacrificio que hago mayormente por mis hijos, que estudian en la universidad. Espero que algún día mejore, porque en otras partes del mundo tú contratas un paquete todo el mes, y aquí es por horas. Tienes que aguantarlas y a veces estás conectado bajando un trabajo y se demora, pero el tiempo sigue corriendo en tu contra”.
Lesme es pintor-rotulista, y además de comunicarse con sus familiares y amigos, el Internet le abre la posibilidad de buscar referencias para su trabajo, que antes obtenía por segundas o terceras personas. “Con esto me actualizo, converso con amistades mías que viven en otras partes del mundo y se vinculan a mi actividad. Reviso las páginas, aunque todavía no estoy muy ducho en eso, somos analfabetos en estas cuestiones, pero mis hijos me ayudan y me van explicando, porque tienen más nociones de computación”, cuenta.
La casa de Lesme Pérez Delgado se convierte en una zona Wi-Fi, una alternativa para que sus amigos puedan comunicarse, pues Manacas aún espera por su parque de conexión inalámbrica. Foto: Yariel Vladés.
En nuestra visita, la casa de Lesme era una pequeña zona Wi-Fi. Casi en la puerta, una mujer le sonríe a un Tablet, mientas acerca el micrófono del “manos libres” para que la voz llegue más precisa. Pregunta cuánto tiempo le queda y enseguida devuelve la atención al aparato.
Lesme abre su casa para que sus amigos puedan comunicarse. Aclara que ellos traen sus tarjetas y todos salen ganando. El Nauta Hogar brinda la posibilidad de acceder al servicio con tarjetas prepago, aunque últimamente lamenta la desaparición por varios días de estas tarjetas.
La antigua máquina de coser sirve ahora de escritorio improvisado para la laptop, que reparte la conexión por todo el hogar. El hijo de Lesme, Hensel Pérez, explica que el equipo le brinda la posibilidad de crear una red y así comparten el internet con otros dispositivos.
Algunos usuarios lamentan la lentitud del servicio, sobre todo a la hora de descargar archivos. Foto: Yariel Vladés.
El taller de móviles de Alejandro Herrera Martínez también clasifica en Manacas como uno de los espacios conectados. Su trabajo demanda una constante actualización y por eso decidió contratar sus 30 horas de Internet cada mes a la menor velocidad.
“En mi trabajo me beneficia –sostiene Alejandro- porque hay muchas cosas que necesito descargar: programas, planos de teléfonos, para decodificar los móviles. A mí sí me resuelve mucho, porque trabajo también con los softwares, todo lo que tiene que ver con los programas de las máquinas”.
Para Alejandro Herrera Martínez, la conexión a Internet en su negocio de reparación de móviles es primordial para brindar un mejor servicio a sus clientes. Foto: Yariel Vladés.
En cuestiones de negocios, siempre tiene que dar la cuenta, porque la economía en Cuba no permite pérdidas, y cada centavo debe ser empleado con inteligencia. Por eso, Alejandro hizo sus cálculos y, hasta ahora, el servicio le “da resultado”, aunque opina que pudieran mejorarlo. “A veces me demoro horas para bajar un programa de 2 GB. Descargarlo a una velocidad de mil y pico de kilobytes es muy lento y a veces gasto las 30 horas en nada”.
Que el taller de Alejandro esté conectado, se revierte positivamente en sus clientes, pues antes tenía que cerrar el día que viajaba a la cabecera municipal para descargar los archivos que necesitaba, y definitivamente agiliza los procesos de reparación, al punto que el cliente puede resolver sus problemas en una visita.
“Yo recomendaría a ETECSA –sugiere Alejandro- que el Nauta Hogar, en vez de por tiempo fuera por planes de datos, que te ofrezcan una cantidad de megas, porque como está gastas lo mismo en redes sociales, que no debería gastar casi nada, que si estas bajando un archivo”.
Joven Club a media marcha
Que la tecnología penetrara barrio adentro fue el propósito con en el cual nacieron los Joven Club de Computación y Electrónica allá por el año 1987. La nueva institución socialista pretendía ser “la computadora de la familia cubana” cuando en la isla el acceso a las TIC no era masivo. Hoy, treinta años después, el panorama ha variado.
Actualmente, muchos hogares cuentan con al menos una computadora, en la cual se concentran el entretenimiento, el estudio y hasta los florecientes negocios. Pese a esto, los Joven Club continúan abiertos, y el de Manacas tiene más de 10 años de historia.
Desde fuera, el Joven Club luce joven aún, pese a que son más de 10 años funcionando. Foto: Yariel Vladés.
Susana Núñez Pérez, instructora de ese centro en Manacas, refiere que hoy día tienen un solo laboratorio funcionando, con tres de las cuatro computadoras, pues una está inhabilitada. “Ofrecemos mayormente el servicio de tiempo de máquina, por 2 pesos en moneda nacional la hora. Los muchachos vienen aquí a jugar pues no podemos brindar el servicio de navegación nacional porque hace un tiempo tenemos el switch roto. Ya lo reportamos y estamos esperando respuesta desde hace tres meses”.
A raíz de esta problemática, los niveles de entrada al Joven Club se han deprimido. Solo los niños de las casas vecinas acceden con sus memorias a “tarequear” en unos equipos que no prometen las mejores condiciones técnicas.
“Las computadoras –añade Susana- sobre todo los monitores son muy viejos. Copextel los repara, pero ya tienen muchos años de explotación y el servicio no se brinda con la calidad requerida. Algunos juegos no tienen la visibilidad ni la velocidad que requieren. Han llegado algunas mejoras, por ejemplo, en la parte interna algunas PC tienen procesador Core i3, pero ahora mismo no tenemos la cantidad de máquinas que nosotros necesitamos para, por lo menos, el servicio de tiempo de máquina”.
La instructora del Joven Club de Manacas, Susana Núñez Pérez, declaró que las máquinas con las que cuentan no están en buenas condiciones técnicas, por lo que no pueden brindar un óptimo servicio a sus clientes. Foto: Yariel Vladés.
Tanto Susana como el resto de los técnicos se han visto en aprietos cuando se le acumulan esos infantes que prefieren la diversión digital a corretear por las calles del poblado. El Joven Club no satisface la demanda, trabaja a media marcha en una comunidad donde la tecnología es tan escasa como la propia cerveza local.
En la computadora de la entrada hay Facebook y recobro la esperanza de conectarme en este apartado paraje de la geografía villaclareña, pero en segundos la instructora destruye todo mi entusiasmo: “Tampoco disponemos del servicio de conexión Nauta, que otros Joven Club sí ya poseen”. Al parecer, Internet entra por otra vía y está disponible solo para los trabajadores. El círculo se cierra aún más.
El Anuario Estadístico de Cuba en su versión de 2016 contabiliza en Villa Clara 48 centros de este tipo con un parque de 643 computadoras, que atienden 265 profesores. Desde su creación en 1987, los Joven Club de Computación han graduado a 163 153 personas.
Otra de las actividades que realiza este Joven Club es la asesoría informática a personas en la realización de diferentes trabajos, un servicio que cobran a 10 pesos en moneda nacional la hora. “Ofertamos, además – agrega Susana Núñez Pérez- el servicio de instalación de computadoras a quienes lo necesiten, que cobramos 50 pesos moneda nacional cada una. Le ponemos el sistema operativo y los programas que el usuario requiera. También brindamos el antivirus de Segurmática (Antivirus Nacional) con su actualización semanal”.
Joven Club adentro, en el laboratorio, un usuario ocupa una computadora. Teclea con calma, quizás porque la pantalla le repite un listón oscuro cada cierto tiempo, robándole visibilidad. El recinto es casi un museo, esos sitios donde las personas pocas veces se asoman y los objetos recrean un tiempo pasado.
Con el switch roto y tres de las cuatro viejas computadoras funcionando, el Joven Club de Manacas no ofrece muchas opciones a sus pobladores. Foto: Yariel Vladés.
Manacas, con la tímida entrada de Internet a sus hogares, contabiliza en los más de 11 000 accesos del Nauta Hogar en el país, al decir del diario Granma. El servicio marcha aun en pañales, mayormente porque su infraestructura es incapaz de llegar a todos los que la desean, y no todos los que la desean pueden costearlo, una ironía tan absurda como cruel.
El poblado parece haber roto de una vez el cascarón analógico, aunque todavía es apenas un ínfimo punto en un mundo digital globalizado, del cual sus habitantes parecen no sentirse parte.
Me parece un excelente reportaje sobre esa,pequeña ciudad sus moradores y sus posibilidades de comunicación.
Me parece un buen reportaje. Sobre todo porque se ha entrevistado a personas reales del lugar, lo digo porque soy de ahí. Ademas no se habla nada que sea mentira, cosa que algunos suelen hacer por tal de ganarse el publico… Ojalá y algún dia todos estemos conectados porque a veces no quiero ni ir de visita a mi pueblo por la falta de internet.
Manacas no es una ciudad, es un barrio del municipio Santo Domingo, en ella nací y quisiera despedirme de este mundo con su tierra en los talones; aquí están los restos mortales de mis seres queridos que han partido. Es bello, fascinante… viajar. A quién no le gustaría ver de cerca las Cataratas del Niágara, la Estatua de la Libertad, el Misisipi, el Bravo, el Amazonas, los Andes, las pampas argentinas, la torre de Eiffel, la inclinada de Pisa, las góndolas de Venecia, la Puerta del Sol, el Vaticano, los Alpes, el Kilimanjaro, el Mar Rojo, el estrecho de Suez, el desierto de Sahara, las Pirámides de Egipto, la Muralla China…? Gracias a los libros que he leído he viajado, y mucho!, gracias a internet también! Antes de caminar y correr hay que «gatear»; algunos caminan antes del año, otros nunca. Manacas, nuestro Macondo, hace «pininos», «gatea», se para, da sus primeros pasos, se cae, se levanta, corre, se raspa las rodillas, aprende a caminar: Manacas anda. Manacas anda a pesar de estos antiguos titulares: “Titulares”
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12-1-10
Muchas Gracias a todos por comentar, y si, esperemos que pronto Manacas eleve su nivel de tecnología. Una buena noticia es que al poco tiempo de publicado este artículo, se instaló la zona Wi-Fi en el poblado, ubicada en el parque central.